“Marcar goles es como hacer el amor, todo el mundo sabe cómo se hace, pero ninguno lo hace como yo.”
Alfredo Di Stéfano.
El delantero centro, también llamado ariete o simplemente “el 9”, es el jugador cuya posición táctica le sitúa como elemento más adelantado del dibujo, el más cercano al área del rival, por lo que será el receptor de la mayoría de pases con intención de gol de un equipo. Sin duda, la característica de un delantero centro es su capacidad para rematar, así que independientemente de otras cualidades como velocidad, potencia o habilidad, la gran virtud de los grandes arietes es la definición.
El delantero centro no ha sido inmune a la evolución del fútbol y sus tácticas. Esa trasformación del juego nos llevó de arietes altos y fuertes, con gran remate de cabeza, a otro tipo de futbolistas más versátiles, con más conocimiento del tiempo y del espacio, lo que hizo que se abriera el abanico. No es igual el perfil de ariete para un equipo contragolpeador que para uno dominador, tampoco es igual el de un equipo que juega con extremos abiertos, que el que lo hace con mediapunta y segundo delantero. Tan grande ha sido la evolución y con ella los distintos tipos de arietes, que solo hace falta analizar a los tres grandes de la Liga española y nos encontraremos con Benzema, Luis Suárez y Morata, tres delanteros absolutamente diferentes. Es más, tanto ha evolucionado la posición, que en el Barça, durante años, el delantero centro fue el espacio, no un jugador determinado; era una zona limpia de futbolistas a la que se llegaba desde el mediocampo o las bandas. Eso es jugar con falso 9.
Posiblemente la figura del delantero centro sea una de las más icónicas del fútbol: el gol es lo más fotografiado, lo más perseguido, lo más caro y lo mejor pagado. Todo el mundo recuerda al autor del gol de la victoria.
Hacer un listado de arietes es complicadísimo. Pongamos un ejemplo. Si pensamos en el Real Madrid, sólo desde los años 70 aparecen Grosso, Santillana, Hugo Sánchez, Zamorano, Suker, Mijatovic, Morientes, Ronaldo Nazario, Owen, Baptista y Van Nisterooy, sin contar a Higuaín, Benzema y Cristiano Ronaldo que siguen en activo.
Primero hablaré de los cinco que yo entiendo o recuerdo como los más grandes, luego haré memoria por países hablando de alguno y al resto solo los mencionaré, intentando olvidarme de los menos posibles.
Los cinco grandes
Pelé: Con 17 años ya se le apodó La Perla Negra. Era un crío sin un gran físico que deslumbraba por una impresionante habilidad técnica, su remate con ambas piernas y, sobre todo, por su capacidad para anticiparse a los defensas dentro del área. En el Mundial de Suecia 58 un gol suyo frente a País de Gales clasificó a Brasil para las semifinales. Francia fue goleada (5-2) con hat-trick de Pelé. En la final ante los suecos se repitió marcador (5-2), con doblete de Pelé. Lo demás es historia, Mundiales, Ligas, Intercontinentales, más de mil goles, once pichichis del campeonato paulista, el apelativo de O Rei. Y una curiosidad. Panenka le puso nombre a una forma de tirar los penaltis y Pelé a dos jugadas de gol que él no convirtió: un disparo desde su campo y un regate inverosímil en el que dejaba pasar la pelota con una finta del cuerpo.
Eusebio: La Pantera Negra. Eusebio fue siete veces pichichi de la liga portuguesa (1963/64, 64/65, 65/66, 66/67, 67/68, 69/70 y 72/73), dos veces Bota de Oro europeo (1967/68 y 72/73) y una vez Balón de Oro (1965). Jugador de gran técnica, fuerte, rápido y con instinto asesino. Para saber quién fue Eusebio lo mejor es una frase de Di Stefano: “Los hubo muy buenos, Pelé, Cruyff, Maradona, pero en mi equipo siempre dos, Pancho (Puskas) y el negro (Eusebio)”.
Torpedo Müller: Fue un delantero más bien bajito (1’76) para ser alemán, pero tremendamente fuerte. Físicamente se parecía al Kun Agüero, pero con un estilo de juego absolutamente diferente. Müller fue un cazagoles, un jugador de área que tocaba todo balón que pasaba por allí. Muller fue el goleador de los goles feos y los hizo por docenas sin apenas intervenir en el juego. Rummenigge o Rudi Völler fueron mejores jugadores, ofrecieron más repertorio y campo de acción. Pero nadie tuvo más gol que Müller y esto del fútbol va de meter goles.
Ronaldo Nazario: El Fenómeno. Dijo Valdano: “Cuando ataca Ronaldo, tengo la sensación de que ataca una manada”. Con 17 años y en la selección sub-17 de Brasil hizo 59 goles en 57 partidos. Lo que venía estaba claro. Futbolista de clase, calidad, regate y una potencia desmesurada, a todo eso le sumaba una frialdad en la definición insultante. Una lesión brutal —rotura del tendón rotuliano de la rodilla— casi le retira el fútbol. A partir de entonces fue un jugador en eterno estado de convalecencia, con problemas físicos y de sobrepeso que no le impidieron, no solo seguir siendo diferencial, sino convertirse, tras Pelé, en el mejor delantero centro de la historia. Sin esa lesión estaríamos hablando de uno de los cuatro grandes jugadores de siempre.
Van Basten: El holandés volvió a cambiar la forma de entender al delantero centro. Alto, de gran técnica, dominador de todas las facetas del remate: anticipación, inteligencia, buen golpeo con ambas piernas y gran juego de cabeza. A eso, todo superlativo, Marco le sumó una notable inteligencia para moverse en la mediapunta e incluso activarse desde posiciones algo más retrasadas. Ganador de tres Balones de Oro, dos Copas de Europa con el Milán, una Eurocopa con Holanda y multitud de títulos nacionales con el equipo milanés y el Ajax. Con 28 años, sus lesiones de tobillo nos impidieron disfrutar cinco años más de este jugador fantástico.
Por países
Gran Bretaña
El fútbol británico (Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda), nos presenta un gran número de arietes grandes, fuertes, cabeceadores, futbolistas como Dalglish en su última etapa, Archibald, Alan Shearer (para mí el más completo de todos), Cole, Joe Jordan (el mítico cabeceador), Robbie Fowler, Carroll o Mark Hughes. De entre todos esos destacaron dos:
Lineker: Fundamentalmente un rematador de área, pero más por anticipación que por potencia. Listo y rápido de movimientos. En su paso por el Barça, Cruyff le hizo jugar en banda derecha, zona en la que se le veían todas sus carencias.
Ian Rush: Un 9 absolutamente británico. Rápido, fuerte y gran cabeceador. Su paso por la Juve fue un fracaso. Aparte de por sus goles, es famoso por una de las más absurdas frases de la historia del fútbol. Al volver de su año en Turín dijo que su estancia en Italia “había sido como estar en un país extranjero”.
Holanda
Holanda nos regaló un perfil de delantero más ágil, posiblemente por la escuela del Ajax.
Kluivert: El gran ariete sin gol. Un futbolista que lo tenía todo, técnica, fuerza, velocidad, visión de juego… entendía de maravilla al fútbol. Pero no tenía gol. En toda su carrera, en ningún torneo liguero llegó a los 20 goles y en el cómputo global en ningún año pasó de 25. Solo en tres de sus catorce años como profesional alcanzó esa cifra.
Van Nisterooy: Pocos podían imaginar que aquel volante llegador del Den Bosch, donde anotó 20 goles en 71 partidos en cuatro temporadas, se convertiría en el gran goleador de su década. En el PSV hizo 73 goles en dos campañas y solo una lesión de rodilla frenó su carrera. Con 26 años llegó al United y de él dijo Fergusson que era “el definidor más despiadado que jamás había visto”. Fuerte, rápido y muy intuitivo, con más de treinta años aun dejó un par de buenos años en el Madrid.
Van Persie: Un tremendo goleador de la escuela holandesa, o sea con muchísimo fútbol. Heredero del estilo de Van Basten, fue un jugador de técnica depurada y grandes fundamentos para el juego ofensivo.
Argentina
Argentina fue cuna de goleadores, muchos de ellos capaces de jugar tanto de arietes como en banda, puntas como Luque, Valdano, Gareca, Bertoni, Crespo, Esnáider o Palermo han sido también grandes nueves/delanteros argentinos.
Bianchi: Grandísimo goleador en Argentina, tuvo una destacada carrera en el fútbol francés. Jugó en Stade Reims, PSG y Racing de Estrasburgo, marcando 179 goles, lo que le coloca entre los diez máximos artilleros en la historia de la Ligue 1. Fue un futbolista fundamentalmente de área, con lo que eso significa en el fútbol de los 70 y 80.
Batistuta: Batigol es el futbolista que no quería ser futbolista y, para no querer, no le fue mal. Jugó 633 partidos sumando todos sus equipos y la selección, marcó 356 goles y dio 107 asistencias. Batistuta fue un poderosísimo atacante, fuerte, rápido y de un tremendo disparo. Su última época estuvo lastrado por las lesiones.
Uruguay
Si Argentina ha sido cuna de goleadores, su vecina Uruguay nos dejó al menos tres reseñables, el gran Fernando Morena, Fonseca (ariete de Cagliari, Nápoles, Roma y Juve) y sobre todo a Forlán, El Cachavacha. Futbolista rápido, hábil, ágil, trabajador, que la pegaba con las dos piernas, valiente y buen cabeceador. Uno de los grandes nueves de los últimos 20 años.
Austria
Krankl: Otro típico delantero de área, que se movía bien en espacios pequeños, remataba todo lo que le llegaba e iba muy bien de cabeza. Dotado de una gran potencia física, aunque no era un jugador muy grande, destacaba por su velocidad y anticipación. El juego aéreo era otro de sus puntos fuertes. Pese a su buena temporada en el Barça (29 goles en 30 partidos) solo estuvo dos años vestido de culé con una cesión entre las dos temporadas.
Polster: Apodado Doppelpack, que es algo así como doble goleador. Ariete de físico impresionante, poderosa zurda, gran lanzador de faltas. Durante un par de años en el Sevilla parecía destinado a ser el 9 de un grande.
Chile
Zamorano: Apodado Bam Bam. Para la IFFHS, Zamorano ha anotado 223 goles en 461 partidos oficiales de Primera División, lo cual son palabras mayores si pensamos que jugó en Sevilla, Real Madrid e Inter de Milán. Rápido, trabajador, con un gran despliegue físico, buen golpeo de balón y un notable salto de cabeza. Fue uno de los grandes delanteros de los 90.
Italia
Del país de los defensas, Italia, nos llegaron muchos y buenos “nueves”. Recordamos la finura de Altobelli, la elegancia de Bettega, los goles de Inzaghi y, cómo no, al sorprendente Toto Schillaci.
Riva: Il Filósofo ha sido, para muchos, el mejor delantero centro nacido en Italia. Consumado goleador, su carrera estuvo marcada por los goles y las lesiones (se rompió la tibia en las dos piernas, una jugando ante Portugal y otra jugando ante el Milán). También sufrió una rotura del tendón de Aquiles que le retiró del fútbol. En el Cagliari marcó 164 goles en 315 partidos.
Rossi: Personalmente creo que fue un delantero con más gol que fútbol, y gol no tuvo tanto, pero los que hizo fueron muy sonados, sobre todo en el Mundial 82. La realidad es que fue un jugador de gran fama pero poco talento. En sus últimas seis temporadas apenas hizo treinta goles.
Vialli: En el país de los defensas, Vialli no solo fue un gran rematador, sino que también fue un notable futbolista, algo que demostró con su rendimiento posterior en el Chelsea. El Mundial de Italia 90 iba a ser su gran momento. Vialli era el delantero centro titular de la selección anfitriona y estaba en su mejor momento, pero apareció un desconocido, el Toto Schillaci, y con sus goles se convirtió en el máximo goleador del campeonato y en el héroe de Italia.
España
Una de las grandes asignaturas pendientes del fútbol español es el delantero centro. Hemos tenido a Satrústegui, a Quini, a Santillana (el mejor cabeceador de la historia), el talento intermitente de Diego Tristán…
Torres: El Niño era todo potencia, fuerza y velocidad, pero, como a muchos delanteros, le fallaba la definición. Cuanto más tiempo tenía para definir, peor. Buenos años en el Atleti y Liverpool, y una notable cuesta abajo el Chelsea y de nuevo Atleti.
Villa: El asturiano no era realmente un nueve, sino más bien un delantero adaptable. Un futbolista rápido, hábil, inteligente y disciplinado. Sus mejores años fueron como jugador del Valencia. Esa capacidad de adaptación es la que le valió para jugar mucho en La Roja campeona de todo.
Francia
En la Francia de Platini y su fútbol Champagne jugaron Lacombe y Rocheteau de arietes, poco pollo para tanto arroz. Más tarde brillaron Papin, Trezeguet o Dugarry, que han sido arietes de muy buen nivel, pero no tan buenos como los que siguen:
Henry: En el Mónaco y con 18 años, Wenger le utilizaba como extremo izquierdo. En la Juve y con apenas 21 le colocaron como interior, posición a la que no se supo adaptar. Wenger lo recuperó para su Arsenal y le reubicó como delantero centro junto a Bergkamp, pero jugando ambos con muchísima libertad. Ocho temporadas en Londres le convirtieron en uno de los delanteros más importantes de Europa. Tres años en el Barça con dos a gran nivel dieron casi el cierre a su carrera. Hernry era rápido, hábil, intuitivo, con gran manejo y muy inteligente. Pocos han entendido como él la libertad posicional.
México
Hugo Sánchez: El madridista fue un terrible goleador de un solo toque, un jugador de área capaz de rematar en cualquier posición, le llegase el balón como le llegase. Futbolista de equipo grande y de partido grande.
Brasil
Tras la retirada de Pelé, Brasil quedó huérfano de lo más importante en fútbol, el gol. Durante varios Mundiales, los brasileños no dispusieron de un goleador, ese que te gana los partidos que se tuercen, algo que hizo daño a los ojos en el Brasil de 1982 con Serginho.
Brasil manejó futbolistas, algunos bastante buenos, que lideraron ese ataque, jugadores como Roberto Dinamita, Careca, posteriormente Sonny Anderson o Elber, hasta que apareció Romario. O Baixinho fue un talento superior, un futbolista capaz de jugar al fútbol sala en un campo de 100 x 76. Sin un físico dominante y solo con talento, inteligencia y habilidad se convirtió en uno de los arietes más grandes de la historia. Y junto a él brilló Bebeto, llamado así por su cara de niño. Era fundamentalmente listo. Desde luego tenía clase, era rápido y remataba con calidad. De él tenemos el recuerdo de su celebración de un gol balanceando los brazos como quien mece a un bebe y de cómo se escondió para no tirar el penalti más importante de la historia del Depor.
Rusia
Rusia nos dejo dos goleadores mundialistas. Salenko y Belanov. El primero fue el delantero de los cinco goles a Camerún en el 94 y el segundo fue un sorprendente Balón de Oro en 1986.
Alemania
De Alemania y su Bundesliga han salido grandes goleadores, desde el tremendo Hrubesch, pasando por Bierhoff, Klose y Völler: Rudi fue un jugador, fuerte, potente, hábil con el balón y, como buen alemán, tremendamente disciplinado, lo que le permitió triunfar en Alemania, Italia y Francia.
La antigua Yugoslavia
Yugoslavia inicialmente y las repúblicas que nacieron tras su división (Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Montenegro, Macedonia del Norte y Serbia) nos regalaron al gran Bosik y a Kovacevic, pero especialmente a dos futbolistas como Suker y Mijatovic. Suker fue un ariete de poderío, rápido, fuerte, de gran calidad técnica, visión de la jugada, buen remate de cabeza y una zurda privilegiada. Mijatovic fue el Héroe de la Séptima. Se inició como un volante ofensivo, pero su relación con el gol le fue poco a poco adelantando la posición. Rápido, intuitivo y muy inteligente sobre el campo. Realmente su cifra de goles es más baja que la importancia que tenía su fútbol.
África
Del futbol africano también llegaron importantes delanteros. De Mali Salif Keita y Kanuté, de Nigeria Yekini, de Costa de Marfil, Drogba. El marfileño fue un poderoso atacante. Futbolista de físico espectacular pero también dotado de una notable técnica. Imparable en carrera y en el juego aéreo. Hablamos de uno de los mejores de los últimos veinte años.
Camerún vio nacer a Roger Milla y a Etoo, al que el Real Madrid fichó para sus categorías inferiores. Fue uno de los grandes errores de la secretaría técnica blanca fue dejar escapar al camerunés. Nombrado Mejor jugador de África los años 2003, 2004, 2005, 2010. Etoo destacaba por su juego eléctrico, su movilidad y sus continuos desmarques .
De Liberia llegó Weah, un delantero de un potencial único, con cualidades para compararse con el mejor. Jugó en el Mónaco de Wenger, en el PSG y en el Milán. Poseedor del Balón de Oro, Weah era un fútbolista de una potencia y una calidad “casi” comparable a la de Ronaldo Nazario.