El pasado 8 de marzo, ALACONTRA.ES se transformó en una plataforma de contenido a la que se accede a través de una suscripción. Asumo que la palabra “suscripción” provoca no pocos recelos y espero vencerlos en los párrafos siguientes.
La primera y fundamental razón del cambio es que A la Contra no es sostenible en términos económicos. Aunque no sirve de consuelo, el problema no es exclusivo de A la Contra. Para que un medio sea rentable es imprescindible que tenga elefantiásicas cotas de tráfico. Y el tráfico está íntimamente ligado al dinero que seas capaz de invertir para conseguir… tráfico. Ignoro si el círculo es vicioso o virtuoso, pero así está planteado el juego. Los anunciantes exigen tráfico y sin tráfico cualquier propuesta se zanja con una frase que no pierde vigencia desde el cuento de Larra: “Vuelva usted mañana”.
Poco antes de la pandemia (algún día deberíamos hablar sobre nuestro sentido de la oportunidad), decidimos cambiar de modelo. Entendimos entonces que a falta de dinero disponíamos de algo muy valioso: comunidad. Vosotros sois la mejor prueba.
Con una comunidad comprometida y dispuesta a pagar una cantidad razonable, el tráfico deja de ser el referente principal. De este modo, y sin la esclavitud de audiencias gigantes, es posible crear medios independientes y sostenibles.
Es obvio que no inventamos la rueda. Antes de que el periodismo escrito decidiera regalar sus contenidos en internet, los medios dependían de los lectores que estaban dispuestos a comprar periódicos o revistas sin que pagar generara el mínimo recelo.
El nuevo ALACONTRA.ES aportará un elemento diferencial con respecto a la suscripción clásica. La mitad de cada suscripción (5,99 euros al mes) irá a parar al generador de contenido que el suscriptor decida: dos euros se le asignarán como una comisión directa y mensual, el resto como forma de remuneración escalada. Es decir, cada suscripción da derecho a acceder a todos los contenidos de la plataforma, pero apoya a un determinado autor.
El plan es ambicioso, como deben serlo los sueños. Pretendemos atraer a todo el talento disperso en la red (blogs, canales de vídeo y podcast) que cuenta con comunidades significativas pero que no monetiza su trabajo, o no en la medida que sería deseable. Sí, como el viejo A la Contra, del que ahora queda como testigo ALACONTRA.ORG.
¿Que por qué os cuento todo esto? Porque os necesitamos. Necesitamos suscriptores que nos den aire en el momento de arrancar el nuevo proyecto y que nos permitan tomar impulso. Sé que la prudencia aconseja dejar de leer en este instante y desear suerte a los que nos embarcamos con rumbo desconocido. Pero también sé que la prudencia está sobrevalorada. Hay un placer poco reconocido y muy reconocible: pertenecer a algo. Eso ofrecemos a los que os suméis desde el inicio. Formaréis parte de un consejo de redacción al que informaremos y pediremos opinión, y con el que mantendremos reuniones periódicas. Seréis los primeros en participar de los encuentros previstos con los generadores de contenido (algunos ilustres, aviso). En definitiva, estaréis en primera fila.
Y esto es todo. Quien desee saber más y cruzar la línea sólo tiene que suscribirse. Cada día hacemos recuento de la tripulación disponible, cargamos alimentos y desplegamos las velas.
Ven y verás…
📌¿De quién estará hablando @ADaimiel?
— A LA CONTRA (@alacontra_es) March 12, 2022
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