Con un césped al límite del reglamento xaviano y una convocatoria rozando la alineación indebida —por exceso de bisoñez— se presentaba el Barça en Mallorca tratando de aprovechar los numerosos pinchazos de sus rivales por los puestos Champions. Una alineación tan de circunstancias que más de un aficionado culé suspiraba viendo a Etoo hacer el saque de honor y preguntándose si no sería posible incorporarlo en el mercado de invierno ante la avalancha de innombrables candidatos para la delantera azulgrana.
Los 7 canteranos respondieron desde el principio a su entrenador con un partido bastante notable. El dominio visitante era claro y sin concesiones atrás, con los Araujo, Nico, Jutglá, Eric García… confirmando que tienen carácter para exportar. Justo lo que le falta a DecepJong. Desde el Jueves Negro del 29 no se ha visto un bajón similar. Matías Prats diría de él que “está Frenkiemente mal”. Incluso Riqui Puig, prácticamente sin minutos esta temporada, le mejoró en prestaciones. Lo más destacado del holandés en el partido fue el balonazo que recibió en sus partes nobles y su consecuente expresión de dolor: confirmó que hay algo en dicha zona. Porque sus detractores hace tiempo que lo acusan de tener ahí un gran vacío.
Por el contrario, su compatriota y tocayo de apellido quiso reivindicarse ante su posible salida del club. Además, la proximidad del partido en Cádiz lo amenazaba con hacerse digno de una chirigota. La falta de creatividad azulgrana y los centros de Mingueza no ayudaban a Luuk pero él porfiaba por cada balón en medio de la maraña bermellona. Su primer remate al palo le dio un chute de confianza: tanta que se atrevió con una chilena que lo habría mutado en Tronk Basten de no ser por el larguero. Luuk, definitivamente, se merecía el gol. Y bastante más respeto que ese que lleva casi un lustro riéndose del club y, sorprendentemente, al que quieren renovar.
La insistencia tuvo su premio. Nuevo centro con nieve de Mingueza, homenaje del portero mallorquín a las uvas de la reciente Nochevieja y el Gigante de Aigle que se eleva para dar la razón a su principal valedor. Ronald tenía razón, el chico sí que sabe rematar de cabeza. Y no, no es el peor delantero que ha vestido la camiseta del Barça. Si con su gol al Levante había dejado atrás en el ranking a la leyenda Christophe Dugarry (0 goles de azulgrana), hoy supera definitivamente a Korneiev (medio gol) y a Escaich (1 tanto). Si abandona el club en este mercado de invierno, lo hará al nivel del siempre recordado Maxi “Gashina” López. Vaya dupla.
Y no fue el suyo un gol cualquiera. Sino un gol que finalmente valdría tres puntos. Gracias, en primer lugar, al oficio que mostraron los chavales en la segunda parte. Nico sigue acumulando minutos y kilómetros que aún no parece saber administrar y que propiciaron el debut de Alvaro Sanz. Illias también debió dejar su lugar a Estanislau Pedrola Fortuny. Tal vez su nombre nos haga pensar en un director del Palau de la Música. Pero su acné no deja lugar a dudas: ha llegado directamente del cadete B.
Sin embargo, el oficio no bastaba para crear ocasiones que apuntalaran el partido. Se empezó a jugar con fuego, especialmente cuando el cansancio acumulado hizo que Piqué comenzase a fernandohierrear. Defensa aculada que facilitaba el previsible ataque mallorquín: balones a la olla. La superioridad aérea de los azulgrana era evidente pero nunca exenta de algún error. Que llegó cuando Jaume Costa aprovechó para fusilar la portería azulgrana. El Ter Stegen de 2021 hubiera visto el balón pasando junto a su cabeza. Pero en este recién comenzado 2022 apareció un flash de quien en su día fue el mejor portero del mundo con un brazo a lo Mazinger Z para salvar los puntos. Continúa la línea ascendente pero con una segunda parte muy mejorable, casi digna de un equipo de juvenil… ¡oh wait!