El cese de Ole Gunnar Solskjaer se veía venir y la abultada derrota ante el Watford (4-1) del fin de semana hizo que lo inevitable se convirtiera en realidad. En los últimos días, algunos de los ex compañeros del entrenador noruego habían sugerido que quizá debiera dejar el club a final de temporada (Gary Neville) o que sería mejor para él dimitir y dejar que los jugadores tomaran la responsabilidad de su bajo rendimiento (Roy Keane).
Solskjaer llegó al club en un momento complicado. El periodo de Mourinho había cumplido todas las etapas habituales: enfrentamiento público con al menos un jugador de la plantilla, pérdida de identidad de los valores del club, ruedas de prensa malhumoradas… ya saben ustedes. La llegada de Solskjaer trajo aire fresco al club, al tiempo que recuperó un discurso tradicional, en la línea de sus años como jugador bajo las órdenes de Alex Ferguson. Por el simple hecho de que el noruego no era el portugués, los jugadores parecieron quitarse un peso de encima y el United mejoró sus resultados.
Quizá entonces, una vez terminada la temporada y aprovechando esa inercia positiva, el club debió cambiar de entrenador. Dejó pasar opciones como Pochettino, Tuchel y en ultima instancia Conte, que decidió ya no esperar más y aceptó la oferta del Tottenham hace solo unas semanas. Solskjaer podría haber permanecido en el cuerpo técnico del club con el agradecimiento de todos y siempre a mano para volver a abrir las ventanas del vestuario si el aire se volvía a viciar.
Desde un principio estaba claro que Solskjaer, con experiencia en el Molde noruego y un descenso con el Cardiff City, no tenía las suficientes tablas para ser el entrenador de uno de los clubes más grandes del mundo, especialmente en un momento delicado. No ser Mourinho no es suficiente tarjeta de presentación cuando tus rivales de toda la vida, City y Liverpool, son claramente superiores temporada tras temporada. Solskjaer, más o menos, era capaz de montar un equipo bien tapado en defensa para salir a la contra; así frustró en varias ocasiones al City. Pero esa virtud no era trasladable a partidos contra equipos que le proponían la misma táctica al United. Entonces, no era capaz de tener un sistema de juego que abriese defensas cerradas. Aunque por calidad sus jugadores encontraban a veces la llaves del cerrojo, el United era vulnerable ante casi cualquiera. Mas allá de las exhibiciones del Liverpool y el City en Old Trafford, cabe recordar que el United ha perdido recientemente contra Young Boys, Aston Villa, Watford, Sheffield United o Basakeshir. Lejos de acercarse a la lucha por el título, el equipo se encuentra con que West Ham o Leicester tienen la misma credibilidad que ellos (tal vez más) para entrar en la próxima Champions League.
Claro que no todos los problemas son culpa de Solskjaer y su destitución no va a resolver la totalidad de los males. El club ha ido haciendo fichajes de cara a la galería en lugar de reforzar los puntos frágiles del equipo. No cabe duda de la capacidad goleadora de Ronaldo, aunque sí hay más dudas sobre lo que aporta al juego del equipo en los 90 minutos o sobre lo que afecta al diseño del 11. Si hay algo que ilustra cómo se ha desenvuelto el United en el mercado de fichajes es la contratación de Jadon Sancho: tras dos años de intentos y 73 millones de libras después, la llegada de Ronaldo ha postergado al jugador a un papel residual.
Que el United no tiene las ideas claras ni los planes definidos ha quedado expuesto una vez más tras el cese de Solskjaer. Pese a que la destitución del entrenador se veía venir, parece que la noticia solo ha sorprendido al propio Manchester United: el club no tenía iniciadas las conversaciones con ningún posible sustituto. Inicialmente se hará cargo del equipo Michael Carrick y después, según el club, nombrarán un entrenador interino hasta final de temporada. Entretanto, aparecen en la prensa nombres como Pochettino, Zidane, Rodgers o Ten Hag. Pero lo cierto es que el propio club no sabe a quién quiere. Viviendo en esta indefinición es muy difícil que el Manchester United salga bien parado de esta crisis.