Una de las sorpresas cinematográficas de este extraño 2021 ha sido el cortometraje Imposible decirte adiós, tanto su por su calidad cinematográfica como por el calado social de su mensaje. Apoyado por la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid desde su programa Madrid en Corto, este cortometraje ha logrado numerosos galardones tanto en festivales españoles como muestras en el extranjero, postulándose como uno de los cortometrajes favoritos para el Goya del 2021. Su directora, Yolanda Centeno, ha sido elegida por la revista americana Variety como una de las más prometedoras directoras de cine españolas.
—Imaginemos… Si no fueras directora de cine, ¿qué te gustaría ser?
—Pues sinceramente, no recuerdo haberme querido nunca dedicar a otra cosa que no fuese contar historias. Y eso que con 6 años mi primo me dijo: “pero si tú no sabes ni lo que es ser directora”.
—Actualmente tienes en cartel el cortometraje Imposible decirte adiós, que ha sido elegido para el programa Madrid en Corto por la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid, y está triunfando en multitud de festivales, tanto nacionales como extranjeros, ¿esperabas que tuviera esa repercusión?
—Me llena de orgullo la buena acogida que ha tenido en festivales nacionales, pero tengo que reconocer que sí que me ha sorprendido que muchos festivales internacionales hayan puesto su punto de mira en el corto. Y es que más allá de ser una historia universal, obviamente algunos de ellos son culturalmente muy diferentes, como el Shanghai International Film Festival, el Tirana International Film Festival o el Teherán International Film festival. Y de entre todos, me ha hecho especial ilusión la selección en Los Angeles Short International Film Festival, ciudad en la que realicé parte de mis estudios del MFA en Filmmaking. En cualquier caso, más allá de premios y selecciones, con lo que más disfruto es cuando asisto a las proyecciones de los festivales y siempre alguien se acerca para decirme que la historia le toca de manera personal por alguna experiencia propia.
—¿Cómo surge la idea de Imposible decirte adiós?
—La idea surgió de una pregunta que me hizo el hijo de mi actual pareja, Jesús Luque, que es mi coguionista. Me preguntó qué pasaría si su padre y yo un día nos separábamos. Si nosotros (el niño y yo) podríamos seguir viéndonos. Él ya ha visto una separación y me lo dijo con preocupación. Me hubiese gustado contestarle que yo siempre estaría a su lado, pero para ser honesta con él, la situación legal es de total desamparado en el caso de la protección a este tipo de vínculo. Yo para él legalmente soy, con suerte, una allegada. Por ello el cortometraje tiene un mensaje social muy importante… Y es que creo que por encima de todo hay que poner el interés del menor y, en ocasiones, eso pasa por no tomar la salida menos comprometida. Y pasa por empezar a ver modelos de familias que están ahí fuera y que no son peores que las familias convencionales de padre, madre e hijos comunes. Ser una familia reconstituida no es ser una familia enferma o anormal o no ser una familia “de verdad”. Y pasa porque la RAE cambie incluso su definición de madrastra y padrastro, al reconocerlos en alguna acepción como madre que trata mal a sus hijos o mal padre. Todo un delirio. Pero bueno, son significados heredados y que han legitimado los cuentos de Disney.
—Se podría decir que se ha rodado durante la pandemia, ¿fue muy complicado?
—La productora Harry, con producción ejecutiva de Tay Sánchez, se enfrentó a un muchos retos logísticos de producción, pero de todos ellos el más complicado creo que fue no poder acercarnos al niño protagonista, Darío Ibarra. Nos vimos obligados a contar la historia manteniendo una distancia de separación con él en todo momento, teniendo que sentarnos y modificar el guión. No quería que nadie se preguntase por qué no había contacto físico en una historia con tanta “piel”. Pero sentí que era también un arma poderosa para mostrar cómo los niños muchas veces llevan los conflictos por dentro y cómo lidian emocionalmente con todo. También fue interesante para Alexandra Jimenez en el papel que interpreta, en el que no puede hacer lo que le pide el corazón. Tiene que ir de puntillas en la relación porque camina en un territorio indefinido tanto desde el punto de vista legal como social, en un escenario donde ya existe una madre y su rol es confuso. Su posición no está legitimada, y mucho menos cuando se separa de su pareja y pasa a no ser nada para ese niño que siente como un hijo.
—Habéis contado con un reparto de lujo, con Alexandra Jiménez, Fele Martinez, Ruth Gabriel… ¿fue difícil de conseguir?
—Tuvimos una suerte inmensa de contar con ellos porque son una maravilla como actores y como personas. Conectaron con la historia desde el primer momento, entendieron el calado social y se interesaron mucho por conocer hasta el último detalle de la complejidad de las familias reconstituidas. Se volcaron en los ensayos y la química entre ellos fue buenísima. Lo más difícil fue encontrar a Darío Ibarra, que interpreta a Dani, el niño de nuestra historia. Fue su primera experiencia frente a las cámaras y todo un descubrimiento para nosotros. Hicimos mucho casting hasta dar con él, gracias a la directora de casting Andrea Isasi. Darío entendía en toda su profundidad la posición en la que se encontraba y entregó un acting tan genuino… Su profesionalidad estuvo al nivel en todo momento y es muy de elogiar siendo su primera vez, rodeado de actores tan consolidados y teniendo tanto peso narrativo.
—Por qué debemos ver Imposible decirte adiós…
—Creo que es importante que veamos reflejados personajes que no habían tenido hasta ahora visibilidad en la gran pantalla. En muchos de ellos identificaremos familiares o conocidos y quizás se normalice una realidad que, siendo cotidiana, parece que sea anormal o que no se deba hablar de ella. Con todo, quizás un día cuando al hijo de mi pareja le pregunten quién soy, no se encuentre sin palabras para definirme, sabiendo que una madrastra me “dibuja” mal, que la novia de su padre parece que no tiene nada que ver con él y que si dice que soy su otra madre lo juzgarán mal. Y, del otro lado, para mí y para muchos hombres y mujeres será lo mismo. Naturalizar el vínculo orgánico que se genera cuando formas parte de la vida de niños que son tu familia aunque no compartas ADN.
—¿Te ves ganado el Goya al mejor cortometraje con imposible decirte adiós?
—Nos encantaría estar obviamente entre los nominados, por su trascendencia y porque la gente tenga más curiosidad por ver la historia que hay detrás, que estará disponible desde octubre en Movistar.
—¿Tienes en perspectiva rodar tu primer largometraje?
—Llevamos bastante tiempo trabajando en mi primer largo, Tras el Verano. De hecho, el guión ya existía cuando rodamos el cortometraje. Fue seleccionado entre más de 400 historias por CIMA IMPULSA en su primera edición y es una coproducción de Harry y Áralan Films, además de haber sido apoyado en su desarrollo por la Comunidad de Madrid. Después de las proyecciones del corto en los festivales mucha gente se me ha acercado a preguntarme detalles que solo se pueden explorar y contar en condiciones en un formato de largometraje con más tiempo para poder entender bien cosas que, si no las estás viviendo, son más complejas de lo que parecen. Que te digan que se les ha hecho corto el corto, valga la redundancia, es ideal para tomar más impulso con el largo.