Me temo que el robot se ha hecho con los mandos de la nave. Es fácil que el VAR haya decidido un campeonato al imponerse al sentido común. La jugada que quizá valga un título reúne todas las trágicas carambolas que eran probables, aunque siempre nos parecieron excesivamente crueles. Del penalti a favor del Madrid se pasó al penalti a favor del Sevilla porque el balón había impactado antes en un brazo de Militao, poco importa si el defensa estaba de espaldas, poco importa la involuntariedad, poco importa lo que siempre importó. Ya no importa el fútbol, importan las huellas dactilares. Es más relevante lo que dice que el VAR que lo que dice el juego. Lo ocurrido no hace más que insistir en la atrocidad que es penalizar a los futbolistas por tener brazos. Ya sé que se han pitado penaltis parecidos, pero todos eran disparates, favorecidos porque siempre hay alguien que se beneficia y besa el reglamento como si fuera la biblia. Es una pena que no nos hayamos dado cuenta de que la jurisprudencia no es vinculante, es lamentable. No se pueden pitar manos por mala suerte. La mala suerte no debería influir en esto, sino la voluntariedad, o la temeridad, o el intento de sacar ventaja. La posibilidad (altísima) de que un campeonato se decida por algo así, tan de letra pequeña, empequeñece la competición, aunque asumo que los beneficiados seguirán blandiendo la biblia, digo el reglamento.
El Real Madrid hubiera merecido más por la sencilla razón de que saltó más obstáculos. Se sobrepuso a un fuera de juego milimétrico de Odriozola que provocó la anulación de un gol fundamental, porque en este partido era vital ponerse por delante. Se sobrepuso luego al gol del Sevilla y se sobrepuso al fin al penalti boomerang, aunque ya no le diera más que para empatar. Poco premio para el Madrid y justo castigo para el Sevilla, al que le faltó la ambición necesaria cuando el viento dejó de soplarle a favor.
Quisiera fijarme en otros detalles, pero todo me lleva a la jugada de marras, a un error que no se circunscribe a lo sucedido en el Real Madrid-Sevilla, sino que viene de lejos sin que hayamos sido capaces de imponer el sentido común. Hemos dejado que la máquina se imponga, hasta el punto de convertirla en el protagonista del juego. Ella ganará la Liga. Y los que hoy ríen mañana llorarán y así nos pasaremos la vida, más pendientes de joder al otro que de salvar el juego.
No, Juanma, la máquina ni piensa, ni decide. Piensa y decide la persona que utiliza la máquina. La tecnología es buena, lo que es pésimo es su uso discrecional. Es como las pistolas o los cuchillos. Estas armas por sí solas no mantan a nadie, mata quién las emplea para ello.