Hace dos años dejamos en suspenso el veredicto al juicio contra Greta Van Fleet, ya que su obra aun era demasiado escueta. Por un lado la unión de los dos EP’s con los que deslumbraron y por otro el primer disco como tal que nos dejó un poco en suspenso.
The Battle At Garden’s Gate viene a ser la piedra de toque, la confirmación de algo, para bien o para mal. Y lamento tener que decir que, muy a mi pesar, creo que más para mal que para bien.
La calidad de los cuatro miembros de la banda está fuera de toda duda, la capacidad de sonar a banda grande también pero el disco, a no ser que el tiempo demuestre lo contrario —que ya lo dudo—, es un peñazo desesperante. Una obra que peca de excesiva pretenciosidad, de una suerte de paisajística sonora que mueve más al aburrimiento que a ningún otro lado. La sobreproducción y la dispersión alejan a este disco de lo que en una banda de rock joven y emergente debería ser primordial, la sencillez y el camino directo.
Seguro que muchos de los que pensamos en su momento que estos cuatro chavales habían llegado para poner patas arriba el mundo del rock clásico, tras este lanzamiento, nos hemos quedado con la sensación de un fracaso anticipado. Si el anterior disco dejaba algunas dudas, este no solo las diluye, sino que las ratifica: el camino tomado es un viaje hacia el tostón.
No había escuchado el disco entero, solo alguna cosa suelta a través de listas, y estoy totalmente de acuerdo, pero es más que una bajona.
Sobreproducción toda, aunque ese es un mal ya muy extendido y pese a ello se puede sobrevivir (por ejemplo, Israel Nash: con una cantidad de sonidos, efectos, capas por segundo que cabrea mucho a veces, porque hasta distrae de lo fundamental. Pero el resultado es bueno)
Aquí eso es casi lo de menos. La cantidad de plagios o «inspiraciones» en lo ajeno es brutal. Está muy bien admirar a Led zeppelin, seguramente porque la voz de Josh Kiszka es de la estirpe, una pasada. Pero eso no justifica que se dediquen al saqueo. Baste como ejemplo «Broken Bells»,que sería como Adele cantando «stairway to heaven». Pero es que la siguiente canción es nada menos que un híbrido de «black dog»(Sobre todo «Black Dog, es el que predomina) con «Rock and roll». Un morro impresionante.
El riff de My way , soon es un corta-pega de unos cuantos riffs clásicos, y así sucesivamente.
Para no construir ni un solo estribillo que te haga saltar o silbar por la escalera.
Un poco de honestidad, colegas. O entrad al estudio con las cosas más claras. También podéis cambiar de productor. O un poco de todo.
Totalmente de acuerdo. Lo que comentas en el último párrafo es el resumen perfecto.