El primer club que lució una senyera en su camiseta no fue el Fútbol Club Barcelona, sino el Valencia. Lo hizo en la final de la Copa de 1934 (Copa del presidente de la República), con el Madrid como adversario (2-1 victoria madridista) y con el presidente de la Generalitat, Lluís Companys, en el palco de Montjuïc. La entonces camiseta granate del Valencia se adornó para ocasión tan especial con una banda escapulada con los colores de la senyera. No viene mal recordar que las senyeras valenciana, catalana y mallorquina tienen como origen la bandera de la Corona de Aragón, una amalgama de territorios que nació de la unión dinástica entre el Reino de Aragón y el condado de Barcelona, y que fue ampliando horizontes por el este (Valencia, Mallorca, Sicilia, Nápoles, Atenas…) hasta que se les agotó el horizonte y la corona se encamó por vía real con Castilla. Pero ese es otro cantar.
El tema que nos ocupa tiene que ver con la aparición de banderas nacionales o autonómicas en las camisetas de los clubes, cuestión de actualidad una vez que se ha confirmado que el Fútbol Club Barcelona jugará el Clásico del 11 de abril en el Bernabéu con una camiseta que funde sus franjas granates con la senyera catalana: “Bajo el concepto de Jugamos como somos, la quinta equipación de la temporada 2020-21 quiere enfatizar el sentimiento de pertenencia al club, los valores que nos unen y todo aquello que nos hace ser quienes somos. Por tanto, se trata de una camiseta que muestra la conjunción del orgullo de ser del Barça y de nuestras raíces”.
Curiosamente (o no), el Barça no dio protagonismo a la senyera en su uniforme hasta la temporada 2013-14, cuando bajo la presidencia de Sandro Rosell se estrenó una segunda camiseta cuatribarrada. Antes, en 2009, el presidente Laporta había visto con buenos ojos la propuesta de Pro Seleccions Esportives Catalanes para que el Barça luciera las rayas rojas y amarillas de la senyera en su camiseta. La idea no se concretó al temer que no tuviera una buena acogida fuera de Cataluña, un miedo infundado tal y como se comprobó en 2013: aunque Nike no ofreció cifras oficiales, se considera que es la camiseta más vendida de la historia del club. La pasada campaña, la cuarta camiseta volvió a incluir las cuatro barras rojas, aunque esta vez a modo de arañazo sobre fondo amarillo.
No obstante, la idea de convertir la senyera en camiseta fue, de nuevo, del Valencia, que la incluyó como segunda equipación en 1977. Así lo cuenta Vicent Chilet en el Levante: “Hasta ese momento su presencia había sido testimonial. Se recordaba sobre todo por haber sido usada en junio de 1956, en el amistoso disputado en Mestalla contra el Glasgow Rangers (4-1), en el que el Valencia jugó reforzado por Ladislao Kubaka. Esta vez, el uso de la senyera tuvo una clara vinculación con las tensiones políticas. Con esa camiseta, el Valencia se impuso al Real Madrid en 1979 en la final de Copa, con dos goles de Kempes”.
El primer futbolista del Barcelona que mostró una senyera en el terreno de juego fue Johan Cruyff. El holandés había sido nombrado capitán en la temporada 74-75, pero por entonces el brazalete era ignominiosamente blanco. Fue el 1 de febrero de 1976, dos meses después de la muerte de Franco, cuando Cruyff saltó al campo con un brazalete con la bandera de Cataluña. En esa misma temporada, Iríbar comenzó a lucir un brazalete con los colores de la ikurriña (verde, blanco y rojo) y el 4 de septiembre de 1977 el capitán de la Real Sociedad, Gorriti, hizo lo propio en visita al Camp Nou. No olvidemos que el 5 de diciembre de 1976, Kortabarria e Iríbar, capitanes de la Real y el Athletic, salieron al campo de Anoeta portando una ikurriña, entonces una bandera ilegal por ser considerada “separatista”.
Hay quien asegura que la moda de las banderas comenzó en 2005 cuando el Barça de Laporta incluyó un ribete con la senyera en la camiseta. Y podría ser cierto. En 2006, el Sevilla añadió una banderita de España para jugar la final de la UEFA ante el Middlesbrough. En 2007, en la final de Copa contra el Getafe, los sevillistas jugaron con una bandera de Andalucía. Del Nido lo explicó así: “El Sevilla es el equipo de Sevilla en Andalucía, de Andalucía en España y de España en Europa”. Los béticos del mundo todavía se estremecen al recordarlo.
Bajo la presidencia de Ramón Calderón, el Real Madrid jugó las Champions 2008-09 y 2009-10 con una bandera de España en el pecho. Aunque la camiseta fue un éxito de ventas, Florentino Pérez retiró la bandera porque no casaba con la universalidad del club (o tal vez entendió que era Calderón quien no casaba). El Atlético incorporó la bandera española en 2008, otros optaron por la autonómica (Valencia, Zaragoza, Osasuna…) y algunos por ambas (Málaga, Almería…), hasta el punto de que es una rareza encontrar una camiseta de la Liga sin colores nacionales o autonómicos.
Habría que preguntarse si esta fiebre identitaria no implica una politización del fútbol y de sus símbolos. La bandera de un club es su camiseta y no representa a un país, sino a una institución deportiva y a sus aficionados con independencia de su origen. Se puede entender que los diseños, en la obligación permanente de innovar (y vender), tomen como inspiración lo divino y lo terrenal. La que usó el Athletic en la temporada 2011-12 con los colores de la ikurriña era realmente bonita, a diferencia de la infame prenda que tiempo atrás se inspiró en la catarsis del tomatazo (2004). En esta temporada, el Huesca igual exhibe la Cruz de San Jorge que rinde homenaje al Aneto con un mapa topográfico del relieve altoaragonés. Todo muy respetable, siempre y cuando no caigamos en el frentismo al que somos tan proclives.
Para ello, se recomienda no perder la perspectiva. El Barça fue fundado por un suizo que eligió para el nuevo club los colores del Basilea, donde había jugado. El dato es oportuno cada vez que se invocan los orígenes identitarios. El Betis, por cierto, no viste de verdiblanco en homenaje a la bandera de Andalucía, sino en honor del Celtic de Glasgow, cuya indumentaria impresionó a Antonio Ramos Asensio, uno de los fundadores. No hay fronteras en el fútbol y no se me ocurre mayor equivocación que trazarlas ahora.
Tenia un amigo futbolero como yo que decia que la camiseta del Valencia debia ser la de la foto de Kempes: Es identica al escudo; incluso la cabeza del jugador podria ser el murcielago.
por ahi entiendo los colores de los clubes. El escudo del Atletico tiene los colores que viste el equipo (o la bandera de EE.UU.), como el Barcelona tiene el azulgrana, la senyera o al cruz de San Jorge. El Inter vistio una segunda equipacion tal cual, blanca con una cruz roja.
Por ahi entenderia que el segundo uniforme del Madrid fuera azul (o morado en su original) por la franja del escudo, visto que el resto es ya blanco. Sin emabrgo ya sabemos que segundas equipaciones y mas aun las terceras tiene mucgo que ver con los objetvos de ventas.
Poner banderas fisicas en las camisetas, aunque sean del tamano de una etiqueta con la talla de la prenda, me parece un poco innecesario. El escudo y los colores del equipo suelen tener suficiente vinculacion con la identidad del club, incluso la local: veasen los escudos del Atletico, Athletic, Malaga o Salamanca, por ejemplo.