Lo que me incomoda del populismo es que te aleja del espíritu crítico, te “animaliza”, te lleva a ser parte del rebaño. Te masifica las ideas y te convierte en una fábrica de pensamientos enlatados y frases hechas.
Si a esto le agregamos un fanatismo irracional, el resultado es un velatorio multitudinario en plena pandemia mundial decidido por el déspota de turno, luego de 10 meses de un encierro obligado e impuesto por el mismo déspota. Esto no está bien, me hace ruido, no me gusta ni un poco.
Estos que venden igualdad que le expliquen esta decisión a los que no pudieron enterrar a sus muertos o, lo que es peor, que le expliquen a las familias de los futuros muertos que traerá esta decisión en un par de semanas.
No era la manera de decirte adiós Diego, no hay evolución como sociedad, no dejaste un país mejor del que te encontraste, apenas con un Mundial más pero mucho más decadente. De ahí que me resulte exagerada tu condición heroico-patriótica, las cosas no están mejor, lo tuyo es meramente deportivo, como debe ser, por otra parte. Porque eso sí, reinventaste el fútbol y lo llevaste a la categoría de arte. El resto es un insulto a la inteligencia y es de pusilánimes no rebelarse.
A mí siempre me gustó jugar con la camiseta por fuera y las medias caídas porque lo aprendí de vos. Por eso me rebelo en esta despedida.
Por algo será que decidí irme hace 18 años…
Yo comprendo perfectamente la muerte de Maradona y lo que significa, no soy apasionado del cricket ni del ajedrez justamente. Al contrario, mi devoción por el fútbol es poco frecuente con lo cual puedo hablar con cierta autoridad.
¡Claro que me dio pena la muerte de Diego!, muchísima pena, porque tocó mis resortes emocionales ligados con mi infancia, como les sucedió a muchos.
Por él elegí el fútbol, y ese verano de México entendí el significado de la gloria y desde aquel día cada cosa que hago en mi vida es en busca de esa sensación. Este Pibe produjo en mí una huella mnémica que fue la base de mi memoria dinámica y que me inspira cada día en la búsqueda de lo transcendental, haga lo que haga, por eso nunca comprendí a los futbolistas que juegan solo por plata, o los mortales en general que viven sin vocación. Y menos entiendo a los que NO buscan ser protagonistas de su partido, de su vida y resuelven sus frustraciones desde los éxitos ajenos y así construyen al ídolo. Es verdad que no todos tuvieron la fortuna de tener semejante inspiración y en eso me siento un privilegiado.
Como ven, fue muy importante para mí Maradona, pero de ahí a creerlo Dios está muy lejos. Es ficticio, es irreal…. él no hubiera llorado por mí, ¿porque voy a llorar por él si no nos conocemos?
Si me cayera una lágrima sería de nostalgia a una época, porque al final es eso los que nos pasa, estamos diciendo adiós a una era que se acaba… pero llorar yo sólo lloro por mi familia y mis amigos.
Una vez un napolitano le gritó desde afuera de la ventanilla de su auto: “¡Ti amo più dei miei figli!”. Eso es exactamente ser un pusilánime (por si aún alguno se sigue preguntando lo que significa la palabra). Y de las almas pequeñas se alimentan los déspotas.
Vivo en Madrid desde hace 18 años, también quiero mucho a esta ciudad y a este país. Cómo no hacerlo si mi hijo es español y “per me non c’è niente di più importante di mio figlio”. Muchísimos españoles me dieron el pésame por vos, Diego, como si de un familiar mío se tratara y en general había una noble intención y un honesto pesar, aunque no faltó alguno que me dijo: “Como jugador, el mejor, pero como persona…” (frase hecha y enlatada si las hay). Eso es tan borrego y pusilánime como los peregrinos de un velatorio absurdo. Y cada vez que me lo dicen les contesto: ¿Es que acaso lo conocías? ¿Acaso se juzga a Mozart por su vida? ¿Y por qué a Maradona sí? Déjalo en paz al pobre Pibe… Ni Dios ni el diablo.
Creo que debemos aprender a humanizar a los ídolos, a ponerlos en su lugar y a respetar al ser humano que hay detrás. Creo que no hay que tener ídolos, sólo mentores. Creo que hay que querer más a nuestros afectos y ahí debe estar puesta nuestra devoción. Creo que hay que quererse más a uno mismo y buscar la gloria, en lugar de vivir a través de los demás. No pongamos nuestra vida en manos de un penal mal cobrado, sino que los invito a que seamos protagonistas de nuestros Mundiales. Las despedidas son difíciles… sí, pero puede ser el comienzo de algo grande.
Quiero cerrar con una historia:
Un 19 de mayo de 1978, un mes antes del Mundial que se llevó a cabo en Argentina, el entrenador César Luis Menotti determinó dejar afuera a tres jugadores para así cerrar la lista de 22 futbolistas que iban a estar en la Copa del Mundo, la primera que se ganó en la historia del fútbol argentino. ¿Quiénes fueron? Humberto Bravo, Víctor Bottaniz y Diego Maradona. Víctor Bottaniz decidió quedarse en la concentración con sus compañeros todo el Mundial. Maradona jamás entendió que su compañero se quedara, “no era su película”, decía , no lo entiendo, no tenemos nada que hacer acá, le reclamaba. Hay que saber cerrar, saber irse, para pensar en ser protagonista del próximo Mundial.
Hoy toca despedir a un gran mentor de mi niñez, sigo buscando mi Mundial gracias a vos, sigo buscando la gloria gracias a vos, sigo creyendo que el gran partido está por jugarse gracias a vos, sigo creyendo que quiero estar en la cancha y no en la tribuna gracias a vos, pero no quiero vivir a través de vos, ni de la nostalgia de lo que vos supiste conseguir, porque esa es tu vida y no la mía, y creo que para honrar tu obra toca seguir intentando jugar mi propio partido… y quería empezar con despedirme bien, ya que como dicen por ahí:
Saber decir adiós ….es crecer.
Hasta siempre Diego,
Martín
- Dedicado a todos los ídolos de la infancia que hoy son mentores de nuestra vida, empezando por mi padre.