En 2018, el mismo verano que Cristiano Ronaldo se fue a la Juventus por 117 millones de euros, el Real Madrid fichó por valor de 162,75 millones con el siguiente desglose: Vinicius (45), Courtois (35), Odriozola (30), Mariano (21,5), Brahim (17), Lunin (8,5), Mascarell (4) y Lucas Torró (1,75).
En el verano de 2019, y después de una temporada sin títulos, el club se gastó 351 millones en Hazard (115), Jovic (63), Militao (50), Mendy (48), Rodrygo (45) y Reinier (30). En total, 513 millones en fichajes en dos años (no ha habido gasto en 2020) que han sido compensados en cierta medida con las ventas de los tres últimos ejercicios: 362 millones.
Podríamos debatir si se ha pagado mucho o poco por determinados futbolistas, pero estaremos más cerca de resolver la cuestión (qué le pasa al Madrid) si nos fijamos en la aportación deportiva de los jugadores fichados y antes de continuar le pongo un asterisco exculpatorio a Hazard. Comencemos por lo más concreto. Entre todos los refuerzos desde 2018 no suman treinta goles en todas las competiciones, y cito a los delanteros: Hazard (6), Mariano (6), Jovic (2), Vinicius (5) y Rodrygo (8). Si tenemos en cuenta que Cristiano marcó 44 goles en su última temporada de blanco, se hace muy fácil calcular, a simple vista, el tamaño del cráter que dejó su traspaso. Inmenso. Por si alguien se lo pregunta: Cristiano cerró sus dos primeras temporadas en la Juve con 28 y 37 goles. En este curso suma diez en ocho partidos.
Los goles son, por tanto, el primer y fundamental argumento. No hubo un plan para minimizar la ausencia de Cristiano. Lo achacaríamos a la falta de previsión del director deportivo pero no sabemos quién es ni si existe. El hecho es que ese verano no se contrató más delantero centro que Mariano, al que se ha concedido desde siempre el papel de actor muy secundario.
Al año siguiente, mientras el Real Madrid elegía a Jovic, el Dortmund apostaba por Haaland, 20 millones entonces. Tal vez el apunte pueda resultar ventajista, pero el reproche a la secretaría técnica (si existe) parece oportuno. Los ojeadores de un club tan grande como el Real Madrid no sólo deberían mirar a Brasil en busca del próximo Neymar. No paso por alto que la opinión general es que Jovic fue una petición de Zidane, al igual que Mendy. De ser cierto, resulta incongruente que un club que en los últimos años ha tenido como filosofía no hipotecarse con las peticiones de los entrenadores, cediera esta vez a los deseos del técnico. Y más para cubrir un puesto tan relevante como el de delantero centro. Salvo que alguien pensara que el Madrid ya tenía delantero centro…. Pero no conviene atascarse en este punto.
El caso es que los 513 millones gastados en tres años sólo se traducen en tres titulares indiscutibles: Courtois, Mendy (si acaso) y Hazard (cuando se puede). El asunto es todavía más grave si pensamos que el equipo ya tenía un portero competente (Navas) y un lateral zurdo prometedor (Reguilón). Es decir, los fichajes post-Cristiano no han servido ni para aliviar el problema de los goles ni para dar relevos en la sala de máquinas a Modric (35 años), Kroos (30) o Casemiro (28), tres jugadores esenciales con muchos kilómetros encima. Y no me olvido de Ceballos: con él queda la duda de si no sirve o de si sólo no le sirve a Zidane. Tampoco de Fabián, fichado por el Nápoles en 2018 por 30 millones.
Todo lo anterior no impidió que el Real Madrid ganara el pasado campeonato de Liga con un arreón ejemplar en los partidos de postconfinamiento, algo que no demuestra la competencia de la plantilla, como algunos creen o creyeron, sino de ciertos jugadores (Ramos, Benzema…) en condiciones adecuadas de humedad y temperatura… y frente a rivales de la liga española…
El Madrid no sufre un problema circunstancial, ni repentino. Diría incluso que es un problema viejo que afloraba en la Liga y que quedaba oculto por los goles de Cristiano y las victorias en la Champions. Un problema que no es de juego, sino de estructura de club en materia deportiva. Falta un plan a medio plazo. Con Ronaldo no se notaban ni la improvisación ni los cambios de filosofía (Mourinho, Ancelotti, Benítez, Zidane, Lopetegui), pero sin él todo resulta más crudo y, sobre todo, y más frágil.
Lo más inquietante es que la solución no pasa sólo por fichar a Mbappé o Haaland, excelentes ambos. La renovación debería ser extensiva y renovarse no es fichar chavales por si suena la flauta. Es acertar con los descartes y con los relevos, a partir de criterios deportivos en los que debería encajar el entrenador de turno. De eso debería encargarse la secretaría técnica, si es que alguien la ha visto.
Habrían acabado antes, y gastando mucho menos, si hubieran fichado, en primer lugar ,a las secretarías técnicas del Salzburgo o/y del Dortmund. Y ya puestos, con las redes de ojeadores incluidas.
No sé si lo que he escrito es en serio o una boutade; Lo triste es que habría funcionado mucho mejor que lo que han hecho.
(Y bueno, ya sabemos cómo va esto: mañana Jovic mete tres a pase de Vinicius)