Leo en la prensa deportiva que Marcelo ha puesto todas sus esperanzas en recuperar la titularidad perdida como consecuencia de su escaso rendimiento físico con entrenamientos personalizados. El objetivo de estas prácticas extra es complementar los entrenamientos diarios con el equipo. Esta tendencia se ha incrementado últimamente. Marcos Llorente fue uno de los promotores y es posible que el poderío físico que exhibe en cada partido haya arrastrado a muchos jugadores de élite a ponerse manos a la obra.
Zinedine Zidane ha aplaudido públicamente que Marcelo haga este trabajo añadido. Si el jugador se lo ha propuesto es porque ha notado que pierde frescura física en los últimos 15-20 minutos de cada encuentro, aunque la luz roja de reserva del combustible se enciende mucho tiempo antes. Eso sí, los jugadores no se plantearían entrenamientos extraordinarios si no sintieran que en los entrenamientos oficiales con sus clubes les falta algo.
Todos los entrenamientos fuera de la disciplina del club tienen un denominador común: la mejora de la fuerza, la capacidad condicional más investigada en los últimos 15 años y básica en el fútbol. Cada vez se compite más y, contradictoriamente, se entrena menos. Las medidas de recuperación del jugador —masoterapia, hidroterapia, crioterapia, cámaras hiperbáricas, comprensión muscular— son muy importantes, aunque algunos entrenadores les dan un protagonismo excesivo. A lo largo del microciclo semanal y junto con entrenamientos en campo algo más livianos (flexibilidad, movilidad articular, propiocepción, agilidad…) hacen que el jugador termine los entrenamientos con la sensación de que podía hacer algo más.
En estos entrenamientos personalizados el trabajo de fuerza se hace única y exclusivamente con el peso corporal del jugador (calistenia) y con pequeñas sobrecargas de apenas un 5-10% de su peso. Es evidente que el calendario en el fútbol es cada vez es más exigente y en consecuencia hay menos tiempo para entrenar, pero no podemos ni debemos alterar la escala de valores del contenido de los entrenamientos. Y en ese ránking la fuerza ocupa un lugar preeminente. Y no se requiere un tiempo excesivo para mejorar la función muscular. Apenas 30-45 minutos por sesión. Estoy seguro de que será el tiempo establecido en los entrenamientos personalizados. Pero esta rutina hay que llevarla a cabo durante toda la temporada. Y no va a mermar en absoluto el caudal energético del jugador.
Cristiano Ronaldo no habría llegado a la cima de este deporte si hubiera ignorado este tipo de entrenamientos individualizados, a los que dedica muchas horas desde que empezó su carrera futbolística. Su altísima fuerza relativa (potencia por kilo de peso corporal) así lo evidencia. Y esta potencia (Fuerza x Velocidad) se manifiesta en los golpeos, en su impresionante salto de cabeza o en sus sprints, capacidades que a sus 35 años le permiten seguir compitiendo en la alta competición.
Todo que que proteja la salud del jugador debe ser bienvenido. Y un estado físico óptimo es la mejor garantía para reducir ostensiblemente el riesgo de lesión.
Como siempre, un gusto leerle, profe.
Estaba pensando que ,si finalmente todos deben hacer un trabajo extra fuera de la rutina habitual del equipo, ¿No sería mejor hacer este trabajo de fuerza también dentro del equipo, permitiendo que los preparadores puedan tener todos los datos de lo que se hace y cómo se hace, y coordinando todo con un grado de personalización mayor?