La sentencia de la Ley Bosman, de la que hoy se cumplen 25 años, alteró la composición de las plantillas desde la temporada 1996/97, la primera en la que se permitieron más de tres extranjeros. El cambio fue radical para el fútbol de clubes tal y como estaba concebido en Europa y desde entonces son varios los hitos que han pasado a la historia como símbolos de un tiempo nuevo. Ninguno tan significativo como el primer once de la Liga compuesto exclusivamente por extranjeros. Ocurrió 20 años después del cambio de normativa y el responsable fue el entrenador del Sevilla, Jorge Sampaoli. En su visita al Éibar (1-1) en la quinta jornada de la temporada 2016/17, el técnico alineó a Sirigu (Italia); Mercado (Argentina), Rami (Francia), Carriço (Portugal), Kolo (Francia), Kiyotake (Japón); Ganso (Brasil), Kranevitter (Argentina), Correa (Uruguay); Vietto (Argentina) y Ben Yedder (Francia). Sólo coincidieron catorce minutos en el campo. Rami se lesionó y fue reemplazado por el vallisoletano Escudero, uno de los seis españoles de una plantilla con diez nacionalidades distintas (también había un montenegrino y un danés).
Sampaoli no fue el único cuyas decisiones hicieron historia aquella temporada 2016/17. Tony Adams fue el cuarto entrenador del Granada y en su debut frente al Celta (0-3) fue más allá: alineó once extranjeros de once nacionalidades diferentes: Ochoa (México); Vezo (Portugal), Saunier (Francia), Ingason (Islandia), Gastón Silva (Uruguay); Khrin (Eslovenia), Uche (Nigeria), Pereira (Bélgica), Wakaso (Ghana), Kravets (Ucrania); Ponce (Argentina). Añadamos, si gustan, la nacionalidad inglesa del entrenador. El único español que jugó aquel día con la camiseta del Granada fue otro vallisoletano, Héctor Hernández, uno de los cuatro españoles con ficha. Quince nacionalidades diferentes coincidieron en aquella plantilla. También hubo representantes de Colombia, Costa de Marfil y Marruecos.
Como es natural, la Ley Bosman también propició momentos únicos en las competiciones de la UEFA. El Santiago Bernabéu acogió el 22 de mayo de 2010 la primera final de la Champions que se disputó un sábado y la única en la que un finalista no alineó a ningún jugador de la nacionalidad del club. Esta vez el ‘mérito’ correspondió a Mourinho. El Inter venció al Bayern (2-0) y los titulares fueron Julio César (Brasil); Maicon (Brasil), Lucio (Brasil), Samuel (Argentina), Zanetti (Argentina); Chivu (Rumanía), Sneijder (Países Bajos), Cambiasso (Argentina), Pandev (Macedonia); Eto’o (Camerún) y Milito (Argentina). Los dos primeros cambios del Inter también fueron extranjeros —Stankovic (serbio) y Muntari (ghanés)— y sólo la entrada de Materazzi en el último minuto del descuento dio un toque italiano al equipo.
Mourinho, personal e intransferible, también rozó el pleno de extranjeros en el Madrid. Fue en la vuelta de cuartos de final de Champions frente al Galatasary en la temporada 2012/13. Los blancos ganaron en la ida (3-0) y fueron derrotados en Estambul (3-2). El gallego Diego López fue el único español del once inicial. El resto de los titulares fueron Varane (Francia), Pepe (Portugal), Coentrao (Portugal), Modric (Croacia), Khedira (Alemania), Essien (Ghana), Özil (Alemania), Higuaín (Argentina), Cristiano Ronaldo (Portugal) y Di María (Argentina). Ramos, Casillas, Callejón, Diego López, Albiol, Xabi Alonso, Adán y Arbeloa eran los españoles de aquella plantilla.