Movistar es un equipo incomprensible, e incluyo sus anteriores denominaciones. Pero esta vez ha rizado el rizo. Su ayuda a Roglic cuando Carapaz le había puesto en jaque fue un atentado contra el espectáculo, una mezquindad si le movió la venganza contra su ex ciclista, una cutrez si lo que pretendía era que Enric Mas peleará por la cuarta posición (no la consiguió). La imagen de Soler y Mas quitando el viento al líder es patética, aceptable en equipos pequeños y ciclistas menores que se alquilan por calderilla, pero intolerable en un equipo de presunta grandeza. La responsabilidad del bochorno debe caer en el director, José Luis Arrieta, aunque también en los alrededores. Mas debió negarse a colaborar y tenía varias excusas, todas legítimas: el cansancio, el pinganillo estropeado o el no me sale de los cojones. Eusebio Unzué, patrón todopoderoso, debió intervenir de alguna manera, si es que no fueron suyas las instrucciones.
Terminada la etapa, en los micrófonos de TVE, Enric Mas se sorprendió por la pregunta obvia, hasta pareció algo ofendido. Negó que hubiera ayudado a Roglic y aseguró que ni reparó en él, que ellos hacían su carrera sin ánimo de “joder” a nadie. De ser cierto, el asunto no es menos preocupante. Un ciclista con aspiraciones tiene que tener un mínimo de malicia si no quiere ser confundido con Bambi. Enric Mas no debió tirar del líder y esto es de primero de bicicletas. Si acaso atacarlo al inicio del puerto (de La Covatilla o del anterior), como un acto de vergüenza torera, o de orgullo, o como una forma de corresponder a la gente, o de dignificar al patrocinador. Conocen muy poco a los aficionados quienes piensan que la victoria es lo único importante. Deberían preguntar, si no lo saben, lo que significa Poulidor en Francia, o recordar que quisimos a Perico mucho antes de que ganara el Tour, o pensar en la hazaña sin premio de Indurain en el Mortirolo. Lo que convierte a los ciclistas en inmortales es la valentía (olvidé citar a Fuente), el arrojo y hasta la insensatez, no pelear por el top cinco o por la clasificación por equipos.
Pero ya son muchos años sin entender nada. Desde que el entonces Caisse d’Epargne permitió aquella escapa de Landis, o quizá antes. En lugar de insistir en sus virtudes, el antiguo Reynolds terminó por parecerse a la ONCE en manías y querencias, ignorando los gustos de los aficionados que siguen comprando el papel de aluminio con la coronita.
Es muy probable que Roglic no hubiera perdido el liderato en caso de quedarse solo. Pero la diferencia hubiera sido mínima y el espectáculo máximo. Nos merecíamos esa emoción. La merecía Carapaz, heroico. La merecía el líder, la organización y la merecíamos todos los que nos pasamos cuatro horas frente a la televisión a la espera de algo así.
El papelón del Movistar pasará a la historia como lo hizo el sobre que el ruso Ivanov recibió de Perico en la Vuelta de 1989, 2.500 dólares por ejercer de guardaespaldas. Hasta aquello fue más honorable, hacía falta el dinero en la Unión Soviética. Esto, en cambio, ha sido penoso. Por la maldad o por la candidez. Pero penoso.
Tan penoso como la realización televisiva de los últimos kilómetros, en los que en un acto de quijotismo catódico, el realizador de TVE le prestó casi la misma atención a Gaudu que al duelo Carapaz-Roglic. El ciclista francés, por cierto, sumó su segunda etapa y se confirmó como la segunda revelación de esta Vuelta junto a Carthy, del que no hemos consignado sus ataques, y fueron varios.
En fin. Qué mal sabor de boca cuando pudo ser tan bueno. Qué pena no poder decir que asistimos al desenlace más trepidante de la historia de la Vuelta a España. Qué poco nos faltó.
Nada que objetarle a Roglic. Un tipo que después de perder el Tour ha venido a la Vuelta y ha ganado 4 etapas.
Carapaz debió atacar antes; al final se quedó sin kilómetros y esperó a que Carthy se moviera primero. Como aficionado no valoro luchar por el podium o por el sexto puesto. Se trata de ir a grabar y se te lo dejas todo y acabas octavo, pues vale. A Mas le hemos visto porque iba de blanco. No ha estado en la pelea desde muy al principio.
Hoy al Movistar había que pedirle el ataque de las destilerías DYC de Perico o el de Contador. Así no se hace afición.