Sean Kelly (Sin Kely en pronunciación ochenter) fue cuarto en la Vuelta de 1980, tercero en la de 1986 y vencedor en 1988. No creo equivocarme si digo que para una generación de españoles fue nuestro primer contacto con lo irlandés. Y fue un contacto intenso. Kelly ganó 18 etapas en la Vuelta y fue cuatro veces campeón de la clasificación por puntos. También fue un contacto traumático. En 1987 tuvo que abandonar la carrera cuando era líder —a cuatro días del final— por culpa de un forúnculo en el culo, valga la redundancia. Kelly llegó a colocarse un filete crudo en la badana del culote (otra palabra descriptiva) para aminorar el dolor que le causaba la inflamación. Es incalculable el número de vocaciones vegetarianas que causó aquel incidente. El caso es que siempre empatizamos con el viejo Sin. Además, uno de los Ángeles de Charly se llamaba Kelly. Qué más se puede pedir.
Con el paso de los años hemos conocido otros irlandeses —del señor Guinness a la señora Maureen O’Hara—, y diría que las relaciones siempre han sido fructíferas. Se dice que a españoles e irlandeses nos une el odio al inglés, pero la simpatía irlandesa trasciende ese detalle. En una lista elaborada por Lonely Planet hace pocos años, Irlanda aparecía como el país más amable del mundo por su “delicioso y oscuro sentido del humor y la actitud de bienvenida que proporciona a los extranjeros”. Puedo dar fe desde mi limitada experiencia. En un viaje de cuatro días a Dublín un taxista me hizo trucos de magia en el coche y fui incapaz de abrir el mapa de la ciudad; antes de desplegarlo siempre aparecía un dublinés para darme las instrucciones oportunas. Eso sí, en toda mi estancia no comí un solo filete.
Todo esto viene a cuento (de modo cósmicamente tangencial) porque el irlandés Sam Bennett ganó en Ejea de los Caballeros un día después de que su compatriota Dan Martin lo hiciera en la Laguna Negra. No son victorias españolas, es obvio, pero las podemos convalidar en homenaje a los 24 barcos de la Armada Española que naufragaron frente a las costas de Irlanda en 1588. Muchos de los supervivientes fueron acogidos por irlandeses y a sus herederos se los denomina Black Irish por sus rasgos latinos. Esto es lo bueno que tienen las etapas al sprint. Que incitan a la lectura.
Digamos, no obstante, que la jornada pudo ser otra cosa. La amenaza de los abanicos fue permanente, aunque se quedó en sofocón. El pelotón voló para desgracia de los escapados y el sprint cumplió los pronósticos. Bennett, que viene de ganar dos etapas en el Tour, sumó su tercer triunfo en la Vuelta, sabiendo o sin saber, que Sin Kelly fue el primero en abrir estos caminos.
Sean Kelly está hoy en día de comentarista de Eurosport en el Reino Unido, que es menos enemigo del irlandés de lo que creemos.
Siempre disputaba la Vuelta( era bueno en contrarreloj y sprint peto el año que ganó las etapas de montaña eran como las de los Giros de Saroni y Moser. Vamos, como la etapa de hoy en Ejea de los caballeros irlandeses.
Kelly fue realmente grande.En los 80′ no era consCiente de cuánto,hasta que en un pueblo de Las. Ardenas,cerca de Lieja,encontré una estatua erigida en homenaje a él.Ver eso en el corazón de las clásicas es la prueba definitiva.
Y bueno,lo de las vocaciones vegetarianas también tiene su mérito.