Llegaba el Granada al Metropolitano como líder del campeonato y con un inicio de temporada inmaculado con cuatro victorias en cuatro partidos (dos de Liga y dos de Europa League), con los deberes bien hechos en cuanto a refuerzos (el otro Luis Suárez es el último ejemplo) y un proyecto que invita a soñar; al menos con dar la cara en las tres competiciones, tarea que tradicionalmente siempre ha pasado factura, y muy cara, a los novatos (Espanyol y Celta entre otros pueden dar fe de ello).
Bien, pues no hubo rastro de ese equipo tan competitivo la pasada campaña que hizo sudar de lo lindo a casi todos los conjuntos hasta obtener en la última jornada la clasificación para competiciones europeas. El mejor fue el portero, Rui Silva, que paró un penalti a Saúl que podía haber supuesto el 2-0 al cuarto de hora de partido. Algo tuvieron que ver las rotaciones de Diego Martínez pensando en el histórico encuentro frente al Malmoe sueco.
Enfrente, un Atlético de Madrid sin caras nuevas en el ofensivo once inicial de Simeone, con Correa y Carrasco en las bandas y un Diego Costa que arrancó como pareja atacante de Joao Félix y a los diez minutos dejó claro que la competencia con Luis Suárez va a ser tan positiva para el equipo como para el propio delantero hispanobrasileño. 1-0 tras un remate picado de cabeza en la primera asistencia del curso de Correa, el atacante rojiblanco con mejores números el curso 19-20.
Después del penalti que paró Rui Silva a Saúl parecía que el Granada había despertado y podía poner en aprietos al Atlético. No fue así. A pesar de los detalles y el buen pie de Milla, aspirante a ser uno de los jugadores revelación del campeonato, no fue hasta el 37′ cuando tras un falta botada por el centrocampista el equipo realizó su primer remate a la portería de Oblak.
La inspiración entonces hablaba portugués, ya que de nuevo Rui Silva evitó en dos ocasiones (la primera en fuera de juego) que Diego Costa pusiese el 2-0 en el marcador antes del descanso; y Joao Félix, que antes del descanso ya había dado muestras de contar con la misma calidad que hace un año pero con mucho más protagonismo en el juego de ataque del equipo de Simeone. Nada más empezar la segunda parte, el menino de oro, asistió a Correa en el 2-0 con un gran centro al segundo palo, estuvo cerca con un disparo desde fuera del área y en el 64′ marcó el 3-0 tras dejar sentado a Vallejo después de una contra que llevó Correa y cuya asistencia dejó pasar Diego Costa.
A partir de ahí, carrusel de cambios, que en el caso rojiblanco supuso dar entrada al mismo tiempo a Luis Suárez, Llorente y Thomas. Poca broma. Tan poca que en vez de relajación supuso más entusiasmo ofensivo. En pocos minutos el delantero uruguayo ya había dejado solo delante del portero con un toque sutil a Llorente para marcar el cuarto, sufrió un penalti que fue revisado y anulado por el VAR (que se vaya acostumbrando) y en el 85′ dejó su firma con un gran gol de cabeza tras un centro de Llorente al segundo palo.
En ese instante era más grande la manita que sobrevolaba la cabeza de Bartomeu que el castigo recibido por el Granada. No acabó ahí la cosa, ya que tras el gol de la honra del eterno Jorge Molina, el mismo Suárez marcó el 6-1 tras recoger el rechace de su propio disparo al palo. Siempre ha superado los 20 goles el ex del Barcelona en sus últimas ocho campañas y parece que seguirá por el mismo camino vistiendo de rojiblanco.
Ya no puede hablar Simeone de «año de transición». ¿Prácticamente el mismo equipo? Sí. ¿Sigue contando con el mejor portero del mundo? Sí. ¿La diferencia? Que años después vuelve a tener un delantero de primer nivel y la gran inversión que realizó en Joao Félix puede convertirse en una realidad al alcance de pocos futbolistas.
Pónganse la mascarilla. El Atleti es el virus.
Antes todo gran resumen.
Remarcaría más el aspecto del Granada, no solo las rotaciones si no que los titulares del jueves solo han tenido día y media para descansar y se notan los minutos y el viaje.
Que no se haga ilusiones luis Suárez con el marcador, lo normal es 1-0 Y para casa.