A sus 61 años debutaba Don Enrique Setién, el Pasiego, en la Champions League. Lo hacía en Tierra Santa (beatificada por el anterior D10S del fútbol) pero no hubo milagro: como en todos los partidos de cierto nivel que ha tenido desde que se sentó en el banquillo culé (Bilbao, Valencia), volvió a decepcionar. Como un Valverde de la vida, fue ver las orejas al lobo y volver a tirar de la vieja guardia Piqué-Busquets-Vidal-Rakitic-Umtiti. Y estos sí que no decepcionaron: juego previsible, nuevo rondo parsimonioso, lentitud de juego y la sensación de estar viendo el mismo partido del último lustro azulgrana fuera de casa en Champions. Es decir, insoportable.
Sí, el Barça encerraba al Nápoles en su área. Pero solo porque así lo había decidido Gattusso. Cuando en ataque aparece mucho más Arturo Vidal que Griezmann es que ofensivamente estás cerca de ser la nada misma. Así, el planteamiento de Genaro funcionaba sin problemas: se aguantaba atrás el insípido ataque estático del rival y se esperaba la oportunidad que todo el mundo sabía que la zaga azulgrana, antes o después, concedería. Y que concedió. Junior concretamente. Que lo del chaval fue flor de un día la temporada pasada, comienza a ser más realidad que sospecha. Zielinski aprovechó su cortesía para comprobar la precisión de Mertens con la escuadra de Ter Stegen. Pudo ser aún peor: el remate de Manolas casi resucita viejos fantasmas pero tanto el cómo su selección ya agotaron su momento de gloria inesperado. Para que te toque la lotería dos veces, mejor hablar con Fabra.
El comienzo de la segunda parte, con la amarilla a Busquets que le hará perderse la vuelta, parecía una buena noticia a la vista del viejazo que acucia a Sergio. La segunda reflexión, invitaba a pensar en la falta de efectivos para el partido de vuelta. Cuando no había nada que invitara al optimismo, Busquets nos recordó por qué Del Bosque dijo que fue el mejor jugador del Mundial 2010 (sí, hace DIEZ años): su genial pase a Semedo se transformó en un pase de la muerte con el que El Hombre Gris marcaba el empate en casi el primer balón que tocaba en el partido. Seis meses después, empieza a justificar que su precio era para noches como esta, no las de Ibiza.
Un solo tiro a puerta y un gol que reventó el plan del Nápoles, obligado ahora a dar un paso adelante tras una hora de partido. Los Hijos de Diego recordaron que en San Paolo ya habían sufrido el PSG y el Liverpool. Y que, si se lo proponen, no tienen por qué mourinhear tanto. Y esa suerte que tuvo el Barcelona porque apenas se lanzaron al ataque, tuvo que aparecer la mejor versión de Ter Stegen evitando los goles de Insigne y Callejón. Que el alemán esté siendo el mejor jugador del equipo en todo lo que va de Champions es la prueba visible de lo que hace unos días expuso Messi públicamente: que con este nivel no alcanza para ganar la Champions.
Pudo y debió aprovechar el Barça los huecos que comenzaron a aparecer en la defensa napolitana pero el marcador era demasiado jugoso para arriesgar más de la cuenta. El único riesgo lo tomó Arturo Vidal en una innecesaria falta y absurda bronca posterior con Mario Rui que acabó con el chileno en la ducha, de donde no debería salir hasta que se le enfríe la cabeza. Esto es, unos dos o tres años. La posible lesión de Piqué casi sobre el final del partido, hizo saltar todas las alarmas: solo trece fichas del primer equipo estarán disponibles en el Bernabéu. Y once en el partido de vuelta de octavos. Una planificación que hubiera firmado el mismísimo Florentino Pérez.
1 – Nápoles: Ospina; Di Lorenzo, Maksimovic, Manolas, Mario Rui; Fabián, Demme (Allan, m.80), Zielinski; Callejón (Politano, m.74), Mertens (Milik, m.55) y Insigne.
1 – Barcelona: Ter Stegen; Semedo, Piqué (Lenglet, m.93), Umtiti, Junior; Sergio Busquets, Rakitic (Arthur, m.56), De Jong, Vidal; Messi y Griezmann (Ansu Fati, m.87).
Goles: 1-0, m.30: Mertens; 1-1, m.56: Griezmann.
Árbitro: Felix Brych (ALE). Mostró cartulina amarilla a Insigne (m.61) y a Mario Rui (m.89), del Nápoles, y a Busquets (m.50), Messi (m.66) y Griezmann (m.83) del Barcelona. Expulsó por doble amonestación a Vidal (m.87 y m.89).
Incidencias: Partido de ida de los octavos de final de la Liga de Campeones disputado en el estadio San Paolo de Nápoles ante cerca de 60.000 espectadores.
Lo mejor de las crónicas de Juan Rodríguez Briso son sus verbos inventados tan gráficamente descriptivos que apenas uno los lee, se retrata la imagen en la mente. El de hoy creo ya la ha utilizado varias veces: Mouriñear