A las 13:00 horas, el Twitter oficial de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) se felicitaba por el primer Convenio Colectivo del fútbol femenino, recién firmado en el Congreso. Horas más tarde, el vicepresidente y varios miembros de la AFE se han desmarcado y han advertido que muchas futbolistas de la Primera Iberdrola y de la Segunda Reto Iberdrola les han hecho llegar sus protestas por lo que consideran la “vergonzosa firma” del Convenio.

Según estas futbolistas, cuya identidad no se revela para evitar represalias, “el presidente de AFE y sus máximos responsables no han defendido ni han garantizado los derechos laborales de las futbolistas tras dieciocho meses de negociación”. Dichas jugadoras no entienden cómo AFE, que debería velar por los derechos de las futbolistas, ha decidido concluir la negociación con la firma de un Convenio Colectivo «por debajo de las garantías que podrían haberse obtenido y en el que se generan tremendas desigualdades e injusticias».

Las futbolistas disconformes con el acuerdo han expresado sus quejas al sector disidente de la AFE, formado por Jesule Barbadilla, vicepresidente de la Asociación, y por los vocales de la Junta Directiva Xavi Oliva, Queco Piña y Armando Lozano. A pesar de ocupar puestos de máxima responsabilidad en la Asociación son marginados por el presidente, David Aganzo, hasta el punto de que se enteraron de la firma del Convenio por los medios de comunicación, al igual que sucedió con la convocatoria de huelga.

Las quejas de las jugadores se concentran en los siguientes cuatro puntos.

1- Las jugadoras de Segunda División —Reto Iberdrola— quedan fuera de este Convenio Colectivo. En el transcurso de las negociaciones no se han puesto sobre la mesa los derechos de las mismas.

2.- AFE y la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino firmaron un preacuerdo que no podían cumplir. En esa tesitura, pidieron amparo a la Real Federación Española de Fútbol para que aportase una solución al problema que ellos mismos habían generado. La solución aportada por la RFEF, ha sido rechazada por ambas partes pese a ser mucho más beneficiosa para las jugadoras, con el consiguiente perjuicio ocasionado a las futbolistas.

3- AFE también ha aceptado, en este nuevo Convenio, un salario mínimo de 12.000 euros anuales (el 70% del salario mínimo), cuando en las anteriores negociaciones se garantizaban 20.000 euros anuales por jugadora.

4- Las jugadoras tampoco se explican cómo AFE ha aceptado que se puedan hacer contratos inferiores a 12 meses y sin dedicación del 100%, lo que dejará a las jugadoras por debajo del sueldo mínimo interprofesional anual.

Los citados miembros de la Junta Directiva denuncian que “AFE firma un convenio con objetivos distintos y alejados de los que son realmente sus funciones: velar por los derechos laborales de las futbolistas españolas”, por lo que “no queremos ser partícipes de esta forma de actuar que constata una manipulación y dejación de funciones hasta ahora desconocida e impropia de un sindicato, más cercana a velar por los intereses de la patronal”.

“Como miembros de la Junta Directiva, queremos denunciar que no hemos tenido conocimiento del contenido de las negociaciones del citado Convenio, pese a mostrar un incesante interés. Tampoco han tenido conocimiento los miembros del Comité de Fútbol Femenino, que por cierto no han sido invitados a la presentación del Convenio en el Congreso de los Diputados. Ésta es la línea de absoluta opacidad mantenida por David Aganzo durante su presidencia”.

2 COMENTARIOS

  1. Un convenio irreal a todas luces. Está bien el fútbol femenino, pero las cifras no se sostienen. No hay dinero para mantener ese convenio, porque no hay audiencias de TV, ni espectadores en los campos. Los medios de comunicación informan de fútbol femenino para no dejar de ser políticamente correctos, para que no les tachen de machistas. La guinda es que las jugadoras de la segunda división también quieren formar parte de ese convenio. ¿Y quién paga? Hay una liga femenina de baloncesto que sobrevive a duras penas, con una selección puntera en el mundo. Como en balonmano, pero nadie pide un convenio porque las jugadoras de esos deportes ven la realidad, y no una ficción como la que se han montado las futbolistas, deslumbradas por el dinero del fútbol masculino. Los profesionales españoles de balonmano, sobreviven jugando en otros países, y no se quejan, ni piden convenios, porque saben que no hay dinero. Viven en el mundo real.

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