Hola, Juancar. ¿Cómo se ha podido escapar Earling Haaland? Es posible que su figura, alta como una torre y su porte de jugador de balonmano escandinavo haya despistado a alguno. Pero solo hay que tirarle una pelota para comprobar que ese tipo remata hasta lavadoras. Ni siquiera los focos de la Champions, donde deslumbró con fuerza a base de goles, ocho en seis partidos en estadios como Anfield o San Paolo, han facilitado que los nuestros vayan a por él. Tampoco su cláusula, un caramelo en estos tiempos (20 millones de euros), ha servido de acicate para lanzarse a por él. Con los problemas de gol que tiene el Barça o el Madrid (incluyo también al Atleti), resulta más incomprensible su marcha al Borussia Dortmund. El chico por lo pronto lleva 7 goles en tres ratitos y va camino de hacer historia.
¿No será que los nueves nos gustan inflaccionados? Como si los millones pagados por ellos equivalieran a los goles marcados. El precio, como garantía de éxito. La ganga, como sospecha e incertidumbre. Como si el gol entendiera de edades.
Algo que volvió a demostrar Ansu Fati ayer, tras convertirse en el bigoleador más joven de la historia de la Liga. No es el primer récord que rompe ni parece el último. Fati resulta una aparición en este Barça crepuscular y su relación con Messi recuerda al cordón umbilical que en sus primeras tardes unió al argentino con Ronaldinho. Solo que el legado de Leo es muy superior al del Gaucho y cargar ese peso sobre el liviano cuerpo de Ansu parece más que desmedido. La esperanza es que Setién haga con Messi algo parecido a lo de Joaquín. Y no me refiero a los chistes, sino a alargar su carrera para que sus características sigan brillando camino de los cuarenta.
Tras los primeros partidos del técnico cántabro me acordé de Benjamín Prado. El novelista y poeta español ha pergeñado junto a Travis Birds esa maravillosa revisión de 19 días y 500 noches de Sabina, que arranca así:
Todo da una de cal y una de arena
Todas las caras tienen su cara y su cruz
Todos somos un pájaro que vuela a la vez hacia el norte y hacia el sur.
Todo lo que se vuelve a contar ya es otra historia.
Todo lo que se rompe inventa a su enemigo.
Y la misma canción al cambiar de persona.
No dice lo de siempre cuando dice lo mismo.
Me pareció una gran radiografía de este Barça. A Setién le pueden parecer pocos 19 días, pero el equipo lleva acuestas más de 500 noches.
La estela de Zidane puede ser buen ejemplo. Seis meses después de que lo quisieran echar tiene al equipo en el punto de cocción óptimo. Y aún falta por añadir la guinda de Hazard. Exiliada la paciencia del fútbol solo el gol y los resultados conceden razones. Y pese al buen hacer de Zidane, no tengo tan claro es que la inquebrantable determinación y competitividad del Madrid pueda ser suficiente para volver a conquistar Europa. ¿Será Hazard suficiente o se necesita más pegada para dar realmente miedo en el Viejo Continente?
Hablemos de pellizcos. El de la alegría y la ilusión del Mirandés eliminando a todo un Sevilla de la Copa, o las andanzas del Badajoz o de la Cultural, apeados en esta última ronda. Historias como esas bien valen un mal trago para los grandes de vez en cuando. A cicuta, sin embargo, supo lo de Kobe Bryant. Yo, al contrario que tú, me incliné por que fuera una Fake News. No me importó tirar piedras (unas cuantas más) sobre nuestra profesión y confiar en que fuera un bulo en la era de la intoxicación. Ese pellizco de púrpura y oro dejará un moratón imborrable, la de aquellas madrugadas en que trasnochamos para codearnos con las estrellas.
Kobe siempre fue una de ellas.
Un fuerte abrazo.
Emmanuel.