José Joaquín Brotons (Barcelona, 1955) sólo llevaba un año en la Ser de Barcelona cuando tuvo que mudarse a Madrid. Él no quería marcharse, pero el Ejército tenía otros planes. El destino le fue propicio. Y el trabajo. Brotons fue director de deportes de las cuatro principales emisoras de nuestro país: RNE, Onda Cero, Ser y Cope. La semana pasada estrenó programa en Radio Marca Asturias, #LaHoraDeBroti, recordando que la ilusión es algo inherente a este oficio.
—Usted ha estado prácticamente en tantas emisoras como Abreu en equipos….
—Tengo un honor que conservo y que va a ser difícil que me lo quite alguien. He sido el director de todos los programas multiconexión que hay en la radio española. Es decir, he dirigido todos los carruseles de los fines de semana. Conozco las cuatro radios. Yo no fui un fichaje, porque en mi época los fichajes no existían; existía la oportunidad de trabajo. He tenido la oportunidad de trabajar en todas esas cadenas, algo de lo que me alegro. Porque cuando uno sólo trabaja en una cadena, no sabe la realidad del mundo. No es lo mismo trabajar en la Ser y tener los oyentes por castigo, que trabajar en Onda Cero y tener que ganártelos. Todo cambia.
—¿Qué cambia?
—Las emisoras viven de la audiencia y la audiencia la tiene la Ser; ahora también la Cope. Cuando yo llegué a la Cope, la Ser tenía el triple de oyentes. Por tanto, tú no tienes los oyentes, te los tienes que ganar. Cuando tú trabajas en la Ser, tienes la seguridad, en algunos casos la excesiva confianza, de contar con los oyentes. Como les ha pasado a los compañeros actuales. De repente, en la programación nocturna les ha superado Juanma Castaño con El Partidazo.
—¿Quiénes fueron sus maestros en el periodismo?
—He tenido la suerte de trabajar prácticamente con toda la élite del periodismo. Empecé con José María García en la Ser, cuando tenía ocho millones de oyentes en Hora 25. También he trabajado con Luis del Olmo, Encarna Sánchez, con un maestro increíble del que he aprendido mucho, Iñaki Gabilondo, con Manuel Antonio Rico, José Joaquín Iriarte, Pepe Domingo Castaño, Joaquín Prat… Pero mi maestro de verdad ha sido Vicente Marco, quien fue director y creador de Carrusel Deportivo. He hecho algo que poca gente ha hecho. Porque tuve la suerte de hacer eso. Estuve durante un año entero sentado al lado de Vicente Marco todos los fines de semana, sin hablar, aprendiendo cómo se hacía Carrusel Deportivo. Ahora el primero que llega habla; antes no era así.
—Comenzó en la Ser de Barcelona en 1978, pero en 1979 se marchó a Madrid. Un catalán en Madrid, ¿cómo fue usted recibido?
—La culpa la tuvo el Ejército. Vine a Madrid para hacer el servicio militar. Yo no me hubiera movido de Barcelona. En aquellos momentos yo era muy joven. Tenía 19 o 20 años. Me hubiera quedado en Barcelona, porque era lo que conocía y me sentía bien. Barcelona estaba renaciendo como comunicación. No nos podemos olvidar de que Radio Barcelona tiene las siglas de EAJ 1, lo que quiere decir que es la primera emisora de radio de España. Trabajar en Radio Barcelona era un lujo enorme. Pero no me arrepiento en absoluto; me recibieron en Madrid con los brazos abiertos. Para mí Madrid ha sido un lugar de convivencia: me casé en Madrid, tuve mis hijos en Madrid… Madrid ha sido un lugar para vivir durante una época de mi vida.
—Tanto Pedrerol como usted son catalanes que han triunfado en Madrid, ¿se puede dar el caso a la inversa?
—No lo sé. Sigo hablando catalán, no con la perfección que se habla ahora, pero domino el idioma. Creo que hay mucha gente de Barcelona que ha triunfado en Madrid y supongo que es más difícil que un madrileño triunfe en Barcelona. Porque el idioma es fundamental en estos momentos. Si no hablas catalán, en Barcelona tienes dificultades para salir en un medio de comunicación, porque te diriges al público en catalán. De hecho, las radios que triunfan son RAC1, Catalunya Radio… Son las que se emiten en catalán. Madrid es una ciudad que acoge a todo el mundo. Yo me siento primero profundamente catalán, segundo barcelonés y tercero español.
—¿Cómo se arregla el problema de Cataluña?
—Hablando, con diálogo. No se puede imponer nada a nadie. En una población de 7’5 millones de habitantes, si hay 2’5 millones que no quieren estar en España al menos los tienes que escuchar. Hay que marcar unos cauces de diálogo. Como no se arregla es con el palo, con el 155, con el desprecio y con la indisolubilidad de la unidad de España. Todo, absolutamente todo, se puede hablar.
—De los cuatro principales programas deportivos de la radio española, ha dirigido tres. ¿Lo que le faltaba por hacer era dirigir un programa en Radio Marca Asturias?
—Para mí es una bendición, un regalo. Es un regalo vivir en Asturias. Siempre he añorado las ciudades con mar. He tenido que trabajar en Madrid, pero pertenezco a Barcelona. El mar te permite saber dónde acaba la ciudad. Bajas por las Ramblas y llegas al Mediterráneo. O bajas por la Avenida de la Constitución de Gijón y llegas al Cantábrico. Sabes que ahí están los límites. El límite es respirar, el agua, la luz, el horizonte… El mar es la vida. Y para mí hacer un programa en Asturias de una hora a la semana me parece una bendición. No es un paso atrás, es un paso adelante. Es aprender nuevamente. Seguir aprendiendo.
—¿Dónde ha estado más cómodo, en radio o en televisión?
—Siempre en la radio. La radio es misterio, es sinceridad, es verdad. La televisión es apariencia, es ficticia. Además, te tiene que querer la cámara y no siempre es así. Estamos hablando siempre de aparecer delante del público, porque dirigir en la radio o en la televisión es prácticamente lo mismo. Al final, no haces radio o televisión, haces comunicación. Yo soy un hombre de radio.
—¿Qué radio es mejor, la de antes o la de ahora?
—Son distintas. Ésta es una radio más coral que va con la propia sociedad española. Hay más diálogo; hay más posibilidad de que todo el mundo emita su opinión. Antes, la radio era más individual. Era más José María García, Luis del Olmo, Iñaki Gabilondo, Encarna Sánchez… Ahora es mucho más el programa en general, es decir, la gente que interviene en los programas. Digamos que esta es una radio más participativa que la anterior. Pero no es mejor ni peor, es diferente.
—Usted fue contratado en el 2000 para dirigir el proyecto digital de goal.com. Debía ser el único que no era escéptico con lo digital…
—Me pareció una experiencia increíble. Siempre he tenido la suerte de trabajar con gente muy joven. Eso te permite avanzar mucho más rápido. Si trabajas con los de tu generación, al final tienes las mismas inquietudes que ellos; si trabajas con gente joven, tienes muchas más inquietudes. Para mí el mundo digital era un mundo que estaba apareciendo en aquellos momentos. De hecho, subir un vídeo en goal.com, era prácticamente un milagro. Tardábamos muchísimo en subir un vídeo. Y ahora lo subimos sin ningún problema desde el móvil. Aquello fue para mí el punto de partida de lo que después sería mi progresión. Descubrí que no hay una sola ventana para la comunicación. No sólo están la radio y la televisión, están internet, Whatsapp, Youtube, Instagram, Twitter… Hay mil maneras de comunicarse. Y cada una de ellas es muy buena, nos hace mejores.,
—¿Serán viables los muros de pago en España?
—Soy un bicho raro, porque yo pago la suscripción de tres periódicos. Soy un tipo que pago por descargarme un programa de edición de audio. Porque yo creo que hay que pagar. Cuando daba clase hace unos años en un máster de periodismo, siempre preguntaba si habían comprado el periódico. Y nadie lo compraba. La gente se cree que todo es gratis y eso no puede ser. Porque si quieres ser periodista y no compras periódicos, ¿de qué va a vivir el periódico?; si tú no te subscribes a una web, ¿de qué va a vivir? Considero que esto es un negocio y, por tanto, si el lector paga, debe tener una información especial, que es lo que yo reclamo. Y por eso pago, naturalmente. El mundo digital hay que entenderlo desde que el pago es una parte de la información.
—¿Qué opina de la situación actual del periodismo?
—Hay dos periodismos: el que siempre ha existido, el independiente, y uno más de bufanda. Parece que ahora está bien visto que el periodista diga de qué equipo es. Creo que no necesariamente hay que ser de un equipo para hacer información.
—¿Por qué triunfa entonces el periodismo de bufanda?
—Porque coloca a la gente en trincheras. Si uno dice que es antimadridista, no lo es, es barcelonista. Al final, triunfa el periodismo de bufanda porque la gente quiere alinearse con unos y con otros. Los raros son los que mantienen su punto de vista; hay muchos más de los que nos creemos. Por ejemplo, A La Contra es un ejemplo de lo que es el punto de vista. Leyendo a Juanma Trueba, veía que había gente que le llamaba antimadridista y otra promadridista por haberse decantado por una idea. No, Juanma tiene la virtud de ser equidistante. Siempre digo que un periodista no tiene por qué ser imparcial ni objetivo, porque es imposible. Porque somos seres humanos. Pero un periodista tiene que ser honesto por encima de todo. Un periodista no puede faltar a la verdad; un periodista tiene que convertirse en el intermediario entre la información y el usuario de información, pero no manipularla. La independencia es la honestidad. A mí me dicen que soy del Barça y le he pegado un palo a Bartomeu tremendo con la gestión del asunto Valverde. Porque me parece que lo han hecho muy mal.
—¿No era proclive a la destitución de Valverde?
—No soy proclive a que se maltrate a un entrenador como han hecho con Valverde. La destitución es algo que sólo le compete a la junta directiva del Barcelona. Creo que tenían motivos para haber echado a Valverde mucho antes. Cuando se perdió frente a la Roma o frente al Liverpool, por ejemplo. Pero echarle en la semana de la Supercopa, que es un trofeo menor, de la manera en que se le ha echado: yendo a ver a Xavi, viéndose con más entrenadores… Han tenido que fichar al único que se ha atrevido a llevar al equipo. Ha sido una gestión retransmitida en directo. Eso demuestra la desorganización y la mala gestión de Bartomeu y su junta directiva.
—¿Por qué cree que los periodistas han perdido tanto prestigio en los últimos tiempos?
—Porque la gente los ha calado. A veces despreciamos al oyente, al lector. Creemos que somos los listos y que a ellos los manejamos. Nadie maneja ninguna opinión y el oyente te toma la matrícula, sabe quién eres, de qué pie cojeas y qué vas a decir. No hay nada más espantoso que un periodista al que antes de escucharlo ya sabes lo que va a decir. Hay gente que ha hecho mucho por desprestigiar el periodismo deportivo. Se ha ablandado la voluntad de periodistas ofreciéndoles prebendas, información y puestos de trabajo. Y esa clase de periodistas lo que ha hecho es desprestigiar la profesión.
—¿Quién es el mejor periodista español?
—No hay uno mejor. Hay mucha gente buena. Para leer crónicas, me quedo con Juanma Trueba. Cuando estaba en el AS, era lo único que leía cuando compraba el periódico; para la radio me quedaría con Juanma Castaño o con Paco González. Hacen cosas distintas. Para mí, Paco es el mejor de la historia haciendo los carruseles. Sin embargo, para hacer programas me gusta mucho Castaño porque ha mejorado la versión de José Ramón de la Morena. De la Morena, que fue quien creó la multiopinión, se quedó en la Ser; Juanma ha dado un paso adelante. Me gusta cómo entrevista, cómo lleva la tertulia y me parece que tiene mucha personalidad, algo que delante de un micrófono se nota. Eso en radio. También están los narradores. Me gustan los narradores como Miguel Ángel Román, José María del Toro y José Antonio Luque, sobre todo en baloncesto. De comentaristas, me gustan Piti Hurtado y la pareja Giménez-Daimiel, con los que me lo paso en grande. Soy muy forofo de ellos dos.
—Supongo que también sería forofo de Montes y Daimiel…
—Naturalmente. Ellos crearon el estilo de las grandes transmisiones. Y mira que tuve muchos roces con Montes en el Mundial de Alemania 2006, en el que yo era el director de contenidos. Tuve roces porque Montes tenía una personalidad desbordante y a veces llevarle la contraria era enfrentarse a él. Y no quiero que se me olvide un comentarista de fútbol que está marcando la diferencia de una manera brutal, Álvaro Benito. En estos momentos, está a años luz de cualquier otro comentarista de fútbol en España.
—¿Quién ha escrito mejor de fútbol?
—Mucha gente. Carlos Arribas, que no escribía de fútbol, sino de atletismo y que era muy bueno. Escribiendo de fútbol, me gustan gente como la que le gusta a todo el mundo. Relaño me parecía un tipo con una pluma exquisita; en veinte líneas te definía una situación. Me parece que es muy difícil esa capacidad de síntesis o de contención. Santiago Segurola también es un tipo que ha escrito muy bien de fútbol. Hay mucha más gente de la que pensamos. Un tipo que me gusta muchísimo escribiendo y al que le leo todo es Rubén Uría, que tiene muchísima facilidad para expresarse. Sólo tiene un defecto, que es del Atlético de Madrid.
—¿Quién ha sido el mejor periodista que ha tenido a su cargo?
—Manolo Lama. Diría que es la bomba. Porque tiene mucha capacidad para ver la noticia, entender de fútbol, saber manejar a la gente, de incentivar a las personas, de vender la noticia… Es un compendio de lo que debe ser un buen periodista. La gente debería aprender de Manolo Lama muchas de las cosas que hace. Posiblemente, no es el mejor en las narraciones, pero en lo que es el periodismo de calidad, de información, me parece el periodista 10.
—¿Cuándo se extinguirá el papel?
—Nunca. No se extinguirá, pero sí su contenido. No podemos seguir haciendo la misma información que hacemos en el papel. Porque no hay nada más antiguo que un periódico en tus manos. Todas las noticias que publica el periódico ya las conoces; las sabes. No sólo por internet, también por la radio, la televisión… Lo que va a mantenerse es todo aquello que es opinión, reportaje e historia con contenidos. Ese es un producto que no es para visitar ni para internet, porque es un producto reposado y de análisis. El que sepa venderlo, triunfará. Hoy he leído un artículo de Emilio Pérez de Rozas en El Periódico, donde hace una disección de las últimas horas de Valverde en el Barcelona. Eso sobrevivirá siempre porque es una información cuidada, analizada, explicada, con datos. Sabes que es buena información y que el periodista es muy amigo de Valverde. Puede tener una parte de cariño a Valverde, pero sobre todo tiene información. Eso es lo que va a sobrevivir. Las crónicas de un partido, que tardas 24 o 12 horas en leerlas, es inviable.
—Usted fue su asesor de comunicación de la Selección de baloncesto en la época de Pepe Sáez, ¿cómo fue su experiencia?
—Asesoré al presidente, más concretamente a toda la federación, sobre cuestiones de comunicación. Fue una frustración total porque una de las cosas que descubrí a los pocos días de empezar a trabajar allí es que el presidente no se dejaba asesorar. Se creía en posesión de la verdad y pensaba que todo lo que hacía era lo que había que hacer; no escuchaba a nadie. Al final te equivocas. Porque el que te asesora busca lo mejor para ti, sobre todo que no te metas en líos. Que seas capaz de comunicar todo aquello que es positivo y minimizar los daños de lo que es negativo. Cuando eres tan soberbio que te crees en posesión de la verdad, te equivocas. Y creo que Pepe Sáez se equivocó. Y así acabó.
—¿Qué opinión le merece El Chiringuito?
—No tengo opinión. Es un show, no es un programa deportivo. Tiene los mismos espectadores siempre. Y más espectadores cuando pierde el Madrid, porque la gente quiere ver cómo se desenvuelven los tertulianos, ya que la opinión mayoritaria es favorable al Madrid. Como programa de televisión, no me atrae. Lo he visto, porque hay que verlo todo, pero no soy un consumidor de ese programa.
—Con la Supercopa de España celebrada en Arabia y el Mundial en Catar, ¿el fútbol se ha prostituido al mejor postor?
—No, el fútbol se ha adecuado a la realidad. El fútbol como deporte sólo se juega en un terreno de juego. El fútbol es un espectáculo. Es como los americanos: ¿se ha prostituido la NBA? ¿Y la NFL? Creo que no. Pero si a ti te dan 40 millones de euros por disputar un torneo en cualquier parte del mundo y te aseguran tres años, que son 120 millones, parece lógico que aceptes eso. La culpa no es de la RFEF, porque los cuatro clubes que han ido también lo han aceptado. Echarle la culpa a la RFEF cuando el Madrid, el Barcelona, el Atlético y el Valencia han dicho que sí… Entonces los clubes serían cómplices de venderse al mejor postor. El fútbol no es para los espectadores en los estadios. El fútbol se ha convertido en un espectáculo de televisión porque es la única que está dispuesta a pagar unas cantidades que los espectadores no van a pagar. Si lo que paga la televisión lo trasladáramos al precio de las entradas ver un partido valdría 700.000 euros. Se pagan cerca de 2.000 millones por los derechos televisivos del fútbol en este país. Nos hemos ido a un mundo que es audiovisual. De hecho, ha aparecido una plataforma como DAZN que ha comprado la Premier, la Euroliga, Moto GP… Lo hace porque hay negocio. Ningún empresario lo hace si no hay negocio. El fútbol en los estadios es otra cosa.
—¿Qué opina de Florentino?
—Nada bueno. Porque me parece que se ha equivocado pensando que podía manejar a toda la prensa. No ha tenido el suficiente respeto a los periodistas que debería haber tenido.
—¿A qué cree que se debe?
—A su condición de empresario. Es un grandioso, un excelente empresario. Es un hombre que maneja una empresa como ACS, que a su vez maneja otras muchas empresas porque es un holding. Manejan muchos millones. Él cree que todo se puede manejar y creo que ahí se ha equivocado. Ahora está mejor; está más tranquilo. Pero es evidente que él ha querido manejar el periodismo español y si eres presidente del Madrid, todo es mucho más fácil.
—¿Tebas o Rubiales?
—No me decanto por ninguno de los dos. Cada uno de los dos tiene cosas buenas y cosas malas. Me gusta de Rubiales su sinceridad. Oyes a Rubiales en una rueda de prensa y te das cuentas de que no te está mintiendo. Además, va con su verdad hacia delante. Eso me gusta mucho. En cuanto su gestión, aún es pronto para analizar. De Tebas, me gusta la capacidad que ha tenido para manejar económicamente el negocio; la capacidad que ha tenido para convencer a la administración de que con un decreto podía evitar que los clubes se fueran endeudando. Ese es su gran mérito. Luego tiene cosas malas, como Rubiales.
—¿Maradona o Messi?
—Creo que Messi y lo explico. Messi lleva casi 11 años en la cúspide de la pirámide. Ese es el mérito de Messi. Maradona fue una aparición y una desaparición; Messi es una continuidad en el tiempo, algo que es muy difícil. Es muy difícil que todo el mundo te reconozca como el mejor jugador del mundo, pero que te lo reconozcan durante 11 años eso es irrepetible.
—¿Laporta o Bartomeu?
—Ninguno me gusta. Me parece que Bartomeu es ese personaje serio que ofrece poca confianza y Laporta es un tipo dicharachero que habla más de lo que hace.
—¿De la Morena o José María García?
—Son generaciones distintas. José María García nos ha dado vida a todos los periodistas deportivos. Todos los periodistas deportivos deberían honrar a García porque nos ha hecho ser más notorios. El mérito de José Ramon de la Morena fue conseguir el liderato desde la normalidad. También estaba en la Ser.
—¿Quién ha sido el mejor futbolista de España?
—Qué difícil es esto. El que me ha gustado ha sido Iniesta. Tiene todos los componentes del futbolista 10: regate, visión de juego, pase, disparo, capacidad de mover al equipo, templanza… Lo tiene todo. Seguramente, el segundo sería Xavi. Porque ellos fueron los que cambiaron el fútbol tanto del Barcelona como de la Selección. Hay muchos más, pero creo que Andrés está por encima de todos.
—¿Ramos y Piqué son el símbolo de las dos Españas?
—No lo creo. Los dos son capitanes de verdad; los dos son líderes de verdad. Son personas en las que la gente confía. Hay una diferencia muy importante entre los dos: fuera del terreno de juego, Piqué es un empresario, mientras que Ramos es una persona que se divierte: con sus caballos, con la pintura… Piqué es un tipo que mira al futuro. Como futbolistas, me parece que los dos están en el top. Si no, no podrían estar tantos años en ambos equipos.
—¿Quién ha sido el mejor deportista español de la historia?
—Tendría que decir Nadal, pero el mejor ha sido Severiano Ballesteros. Porque ganó y marcó una época en un deporte en el que España no tenía a nadie. Hizo historia porque los americanos le veneraban, los ingleses le vitoreaban… Paraba a los espectadores en un torneo. Es cierto que Nadal está a su lado, pero Nadal es de una generación distinta, mucho más competitiva. Antes que Nadal hubo muchos: Manolo Santana, Gimeno… Pero en el caso de Ballesteros no los hubo.
—¿Quién es el deportista más inteligente que ha conocido?
—No sabría decirte. Posiblemente, sería Antonio Martín. Creo que Fernando Martín era mejor como jugador, pero Antonio es la persona que mejor ha entendido qué es el deporte en España; qué hay que hacer con el deporte en España y cómo hay que seguir los pasos para llegar a convertirte en un ejecutivo de primer nivel.
Sr.Brotons,ser del Atlético de Madrid no es un defecto, es una virtud. Es rebeldía, ir contra lo establecido.