En la aclamada película del iraní Asghar Farhadi Todos lo saben los personajes nos mienten y nos ocultan secretos. Pero al final, todo sale a la luz. Y era algo que todos ya sabían. En el Metropolitano sucedió como en la pantalla grande: aunque unos nos decían una cosa, la realidad era otra.
Se nos vendía el partido como garantía de espectáculo, rememorando aquellos Atleti-Barça de los 90 donde los goles caían como caramelos en una cabalgata de Reyes. Pero a estas alturas ya es evidente que lo único que encontraremos de Cruyff en Valverde es una erre común en su apellido. Al menos Don Honesto parece empezar a tener claro que ni Busquets ni Rakitic están para jugar todos los partidos. Ambos, de la quinta del 88, tal vez han pasado de ser complementarios a ser fichas de intercambio.
El Cholo tampoco es un clon Radomir, pero todos sabían que íbamos a ver un partido táctico. Trabado. Físico. Con pocas ocasiones. Y que el Atleti empezaría apretando incesantemente. Como la lluvia que caía sobre Madrid. Lo que pocos sabían es que el Barça mostraría más actitud en este partido que en los diez partidos anteriores juntos. Fútbol, eso sí, mostró entre poco y nada.
A la actitud azulgrana se le sumó tener a Ter Stegen en la portería. Si Messi fuera portero, seguramente haría paradas como las que Marc André les hizo a Hermoso y a Morata. Y eso que reputados comentaristas y expertos en futbol internacional afirmaban hace unos años que el Borussia Mönchengladbach salía ganando cuando cambiaba a Ter Stegen por Sommer tras el fichaje del primero por el Barça. Ahora sabemos que ese comentarista, como los personajes de la película, nos mentía: el alemán ya pugna por un puesto en el pódium de los mejores porteros de la historia del Barça. Todos lo saben.
Como todos sabían que habría también una gran silbada hacia el Hombre Gris, a pesar de los 120 millones que ha dejado en las arcas rojiblancas. La pitada probablemente oculte algo de añoranza: es seguro que su joven sustituto portugués no va a hacer olvidar sus números en esta primera temporada. Pero todos saben que como el francés siga jugando igual, la pitada va a tomar en breve el puente aéreo.
Todos sabían también que nada cambiaría tras el descanso. Que el plan de Don Honesto era esperar a que el Atleti se le acabase la gasolina y llevar al partido a un patio de colegio: el que marque, gana. Y en esos casos, aunque pasase desaparecido durante gran parte del primer tiempo, todos sabíamos que Messi iba a ser el hombre decisivo. Todos habíamos visto cientos de veces la jugada antes de que ocurriera en el minuto 85. Todos sabíamos que iba a buscar la pared con Luis Suárez. Todos sabíamos que haría su archiconocido pase a la red desde fuera del área. Todos sabíamos que queríamos volver a ver la repetición de un gol que ya habíamos visto cientos de veces antes. Porque aunque otro no menos reputado analista nos mintiese afirmando allá por 2008 que “Aguero va a ser más que Messi en un futuro no muy lejano”, en ese futuro, el mejor jugador de la historia ganará su sexto Balón de Oro. Todos los saben.