Recuerdo la Navidad de mi infancia y juventud como un periodo caótico en el que teníamos parientes en casa o éramos los que visitábamos a los familiares en Nochebuena. Había que correr poniendo la mesa, asegurarnos de que teníamos en casa todo lo necesario para el menú, suficientes sillas y servilletas para todos. Si salíamos, los zapatos debían estar limpios, la ropa bien elegida, los pantalones inmaculados… Durante ese periodo de locura me refugiaba en el baloncesto y buscaba la manera de encajar los partidos entre los preparativos. El Real Madrid organizaba un torneo excelente, normalmente entre los días 23 y 25 y que se jugaba en forma de liguilla. Solía venir un all star americano, o algún club de Sudamérica o sus selecciones, y algunos de los mejores clubes de Europa, como el Maccabi; en los años 80 era habitual contar con la URSS y a veces con Yugoslavia.
La edición de 1984 contó con la participación de la Unión Soviética, Yugoslavia y un combinado americano. El torneo era amistoso pero estaba oficializado por la FIBA y quizá por eso, quizá porque el contrato era bueno o un poco de ambas cosas, estas selecciones venían con todo el equipo. Aquella edición terminó con un Real Madrid – URSS, una selección soviética capaz de derrotar a la selección española, pero con la que había una creciente igualdad (España ganó la semifinal del Eurobasket en el 83) y cuyos jugadores eran conocidos por todos los aficionados: Valters, Iovaisha, Kurtinaitis (más tarde jugador del Madrid), el gigante Tkatchenko y la leyenda que sería Sabonis, también ex jugador del Real Madrid, pero por aquel entonces héroe lituano pese a ser forzado a jugar con el TSKA de Moscú. Precisamente Sabonis se convirtió en el personaje del partido cuando con 12 puntos de ventaja para su equipo y unos dos minutos para el final, un mate destrozó el tablero del antiguo Palacio de los Deportes.
Aquí, el partido completo. Hay que irse a 1 hora y 22 minutos para ver el mate y la cara de niño de Sabas.
“Que lo pague, que lo pague” coreaba el público. Sabonis lo pagaría con creces en forma de títulos años más tarde. Pero aquella tarde el partido no se reanudó, haciéndose los soviéticos con el título. Para los aficionados de una edad, los nombres que reunió aquel partido son inolvidables.
La edición de 1988 la ganó la selección yugoslava y aquí el video de su partido contra el Real Madrid
La plantilla yugoslava es historia del baloncesto: Kukoc, Divac, Vrankovic, Radulovic, Paspalj… El crecimiento del baloncesto, sobre todo en la amplitud del calendario de competición, fue haciendo el torneo cada vez más difícil y acabo por desaparecer. Los equipos empezaron a ser peores por problemas comerciales, y los patrocinadores, asustados por la longitud del nombre “Trofeo de Navidad Raimundo Saporta”, al que se añadió tras su fallecimiento “Memorial Fernando Martin”, hacía imposible añadir “Trofeo A La Contra”, por ejemplo, y perdieron interés. El aficionado conocía la competición como “Torneo de Navidad” y nada más. Entre unas cosas y otras el torneo paso a la historia y la memoria de quienes lo disfrutábamos.
Terminado el torneo de Navidad, llegaban los saltos de esquí. La mayoría de los deportes de invierno necesitan aprovechar el periodo navideño para llegar al aficionado y lógicamente hacer uso de la nieve en le hemisferio norte. En esa época de disputa el torneo de los 4 trampolines, 2 competiciones en Austria y 2 en Alemania, con la tradicional cita del 1 de enero con la estación alemana de Garmisch-Partenkirchen, compartiendo pantalla con el concierto de Año Nuevo de Viena. Aun ahora, cuando veo a los saltadores de esquí, tan delgados ellos, lanzarse de esa manera y sostener el vuelo durante 130 metros, me pregunto en qué momento de la vida a alguien se le ocurrió semejante actividad. No era de extrañar que al equipo de Finlandia, dominador entonces e inexistente hoy, le llamaran los finlandeses voladores. Aquellos esquiadores eran tan estrellas en sus países como los jugadores de baloncesto para nosotros y la vida de Matti Nykanen, el mejor de aquellos fineses, el mayor interés de los medios de comunicación locales.
Dentro del esquí de fondo, aquella disciplina que nos dio 3 efímeros oros olímpicos (recordemos la nacionalización del alemán Johan Muelegg y su descalificación por positivo) dentro de la copa del mundo, el “Tour de Ski”, que combina 7 pruebas, entre el 28 de diciembre y el 5 de enero, de diferentes distancias y funciona como una vuelta ciclista, salvo que en la ultima etapa, una escalada casi continua de 10 kilómetros, los esquiadores salen con la ventaja adquirida sobre el resto. El primero en llegar a la meta, se hace con el título.
En el Reino Unido, casi con la misma presencia en deportes de invierno que España, la atención se centra mucho más en el campeonato del mundo de dardos que se disputa cada año en Londres, desde mediados de diciembre hasta el 1 de enero. Confieso que no termino de entender la pasión de los británicos por este deporte (abrimos el debate: si esto es un deporte y no un juego de bar… ¿Qué es el futbolín?). Prefiero que me devuelvan el torneo de baloncesto, por largo que fuese su nombre.