Decía Oscar Wilde, que para mí es como si lo dijese el Evangelio, que nunca hay una segunda oportunidad para una primera impresión. Desgraciadamente, el Atlético de Madrid de Simeone lo sabe muy bien. Sus aficionados son ya conscientes de que es irrelevante que el equipo tenga el balón o no, que cambie la forma de encarar los partidos, que salga jugando, que triangule más que la media o que decida sacar en corto los saques de esquina. Para la gente que gobierna las tertulias, los que emiten comentarios fundados y para una buena parte de los que tienen los micrófonos, el Atlético de Madrid, haga lo que haga, será siempre lo mismo; un equipo que juega mal, que sólo sabe defender y que basa su éxito en el juego a balón parado. Un equipo feo e incómodo que, gane o pierda, debe pedir perdón por hacerlo.
Al terminar el encuentro, todavía a pie de campo, un jugador del Betis llamado Feddal se quejaba de que el equipo rival le hubiese ganado «así». «Ya sabemos que el Atleti juega a esto», decía visiblemente contrariado. El entrevistador asentía con empatía y no dejaba pasar la oportunidad de resaltar el hecho de que el Atleti «aprovecha muy bien las pocas ocasiones que tiene». ¿En serio Feddal? ¿En serio, señor entrevistador? ¿Están diciendo de verdad que el Atlético de Madrid de la temporada 2019/20 es eso que dicen?
Cuando la psicología estudia el tema de la influencia del entorno en las primeras impresiones distingue entre colectivismo e individualismo. Los colectivistas suelen sentirse cómodos cuando sus impresiones están alineadas con las del grupo más grande. Ya sabemos lo que opina del Atleti el grupo más grande, así que puede que esté ahí la explicación. El tema agota, sinceramente, pero es hora de asumir lo que hay. Toca huir de ese colectivismo asfixiante y toca separar propaganda de grano.
Efectivamente, el Atlético de Madrid ganó en Sevilla un partido en el que probablemente no fue superior a su rival. Que yo recuerde, es la primera vez que ocurre en lo que va de campeonato. Y ojo, tampoco es que el Betis fuese un vendaval de juego y de oportunidades (no lo fue), pero sí creo que tuvo el control de partido más tiempo que su rival.
El equipo de Simeone salió bastante bien al partido. Durante los primeros diez minutos vimos esa versión contemporánea del equipo en la que adelanta la presión, busca tener el balón en campo contrario y abre el juego a las bandas. El problema es que duró diez minutos; lo que tardó Morata en rematar a puerta un gran balón de Joao Felix, que al árbitro anuló por claro fuera de fuego. Esa jugada actuó como una especie de conjuro maquiavélico que apagó el brillo en los ojos de los rojiblancos. El Betis descubrió que la salida de los madrileños solía ser siempre a través de Thomas y cerraron ese pasillo; con Koke en la enfermería y Herrera y Saúl espesos en la ayuda, el Atleti perdió el balón y el control del juego. Los sevillanos empezaron a sentirse cómodos y consiguieron dominar claramente el juego hasta que el colegiado pitó el descanso.
Dicho así podría parecer que el Betis tuvo muchas ocasiones del gol, pero no fue el caso. Tuvieron una única ocasión, bastante clara (eso sí), que llegó tras una jugada a balón parado y que acabó en el larguero de Oblak. Sí, han leído bien: jugada a balón parado. De hecho, la ocasión más clara de la primera parte (y del partido) fue de Morata, que teniendo docenas de metros para encarar al portero desperdició una de esas oportunidades que no puede desperdiciar un equipo que pretende competir en la élite. Y sí, han leído bien: el Atleti desperdició la ocasión más clara del partido.
La segunda parte apuntaba por los mismos derroteros, pero entonces salió al campo Correa. El argentino es un jugador de gran talento, pero de gran talento sin depurar. Tiene un montón de recursos que no sabe gestionar y eso es lo que le está penalizando. Elige muchas veces mal, se pasa de atrevimiento otras tantas, pero es un jugador diferente y eso le hace genial; para lo bueno y para lo malo. Una gran jugada suya fue la que inauguró el marcador y la que probablemente cerró el partido. Otra jugada suya ayudó a que Morata redondeara el marcador.
El gol del Betis en el último minuto no sería más que una anécdota sino fuese porque sirve como demostración palpable del estado de histerismo (y mediocridad) en el que se encuentra el arbitraje español. Hace cuatro días se justificaba no sé qué acción del VAR en base a no sé qué circular que decía que todas las manos en ataque deben ser pitadas siempre. Pues bien, el gol de Betis llegó tras una mano en ataque que el señor colegiado, al igual que todos nosotros, pudo ver en la televisión del VAR. La credibilidad no se puede imponer; hay que ganársela.
El Atleti de las desdichas, el acabado, el del fin de ciclo de Simeone, se va a tomar las uvas en posiciones Champions y a la espera de enfrentarse al Liverpool cuando el invierno no sea ya una novedad. Los fusiles, me temo, tendrán que seguir esperando.
Antes del parón navideño, hay que felicitar al equipo por su trabajo para seguir mejorando, pero también y con más énfasis si cabe, hay que felicitar al equipo femenino por su esfuerzo y por el coraje que demuestran en cada partido, aunque traten de silenciarlo o ningunearlo.
Ya veremos si este «desinterés» sigue la próxima temporada cuando desembarquen los millones en la Liga Iberdrola y comience el baile del márketing, la propaganda, los fichajes-estrella y los premios, ¿verdad, Mr. Infantino?.
Añada a su gran artículo una tendencia que me sorprendió el partido de Osasuna y que veo que es una táctica de los rivales cuando juegan contra el Atleti. Es el desmayo de los jugadores rivales cuando dsiputan el balón con los jugadores rojiblancos. El dia del Metropolitano me pareció exagerado, aunque bien es cierto que en el campo no todo lo que se ve, es lo que ocurre realmente…, pero viendo el partido frente al Betis a través de la TV es claramente una «tactica» del juego. Hubo un par de ellas increibles una de Feddal en concreto que bracean con él y simula una agresion en la cara. Y ahi otra de Joaquín tambien del estilo. Pero fueron varias más.
«el Atlético de Madrid, haga lo que haga, será siempre lo mismo; un equipo que juega mal, que sólo sabe defender y que basa su éxito en el juego a balón parado»
Ya sabemos cómo funciona el prejuicio, se instala en la «mente colectiva» y se enquista. Sólo se puede quitar mediante el «juicio» y aún así es difícil. Es decir, tendrían que ver los partidos del atleti y observarlo todo, no sólo aquellos elementos que verifican su prejuicio, como un gol a balón parado o el rato que el atleti esta defendiendo. En definitiva, no ven los partidos y si lo hacen ven sólo lo que quieren ver.
Vuelvo a poner el ejemplo de Thomas, llevan ocho años diciendo «Simeone saca músculo en el centro del campo», y el pobre es bastante delgadito, supongo que como es negro pues ya es «músculo». Otro prejuicio que deberían hacerse mirar.
Otro día hablaremos del «cuatrivote»…
Saludos