Hay que buscar la manera de castigar al opresor. Por desgracia, estamos haciendo lo contrario», declaró ayer Vero Boquete en relación a la nueva Supercopa que se celebrará en Arabia Saudí. La sensatez de la futbolista debería aplastar el argumentario fabricado desde la Federación para justificar el traslado de la competición a un país que ocupa el puesto 141 (de 149) en el Índice Global de Brecha de Género y que encarcela y juzga a activistas pro derechos humanos.
Pero el argumentario cala y mientras escuchamos aquello de «fútbol como herramienta de cambio» o «las mujeres entrarán sin restricciones al estadio» hay que rascar y entrever la realidad de un país que no respeta los derechos humanos y que somete a las mujeres a un apartheid de género de facto. Aquí hay 7 razones para que la Supercopa no vaya a Arabia Saudí, pero pueden ser 700.
1- La represión de los activistas
El regimen saudí maquilla con ligeras aperturas la brutal represión a mujeres y hombres activistas pro derechos humanos. Según datos de Amnistía Internacional, las autoridades continúan deteniendo, enjuiciando y condenando defensores y defensoras de los derechos humanos por cargos imprecisos, basados en su mayor parte en una ley antiterrorista que aplasta toda disidencia y oposición. Por ejemplo, los 11 miembros fundadores de la Asociación Saudí de Derechos Civiles y Políticos, que las autoridades habían cerrado en 2013, fueron condenados a prisión el pasado año.
2- Tortura
De nuevo según Amnistía Internacional, «la tortura y otros malos tratos bajo custodia continúan siendo práctica habitual y generalizada». Los jueces sentencian a muerte basándose en confesiones arrancadas en prisión preventiva y acusan por cargos relacionados con protestas pacíficas y democráticas. Las detenciones arbitrarias están a la orden del día: en noviembre del año pasado afectaron a centenares de funcionarios, exfuncionarios y empresarios sin revelar detalles de los cargos formulados contra ellos. Tras un acuerdo económico muchos de ellos salieron en libertad.
3- La tutela masculina
La figura del tutor varón relega a las mujeres saudís a una minoría de edad perpetua en un régimen jurídico que sólo las considera hijas, madres o esposas y que no las individualiza como sujetos de ley. La discriminación legal es el foco de actuación de muchos organismos internacionales como la ONG Human Rights Watch, que pide acabar con el concepto de guardián, el “impedimento más significativo para los derechos de las mujeres”.
4- ¿Pueden conducir las mujeres?
En junio de 2018 entró en vigor un decreto que permitió a las mujeres conducir por primera vez en el país. La medida se anunció con boato, pero la tímida apertura sólo resuelve un pequeño matiz de una realidad mucho más compleja: la nula libertad de movimientos de las mujeres saudís. Además, el decreto esconde trampas. Sólo se aplica según “las normas legales establecidas”, lo que plantea serias dudas de su implementación. Además, observadoras internacionales independientes han denunciado las llamadas telefónicas amenazadoras que muchas activistas han recibido para no comentar públicamente ni el Decreto ni su desarrollo.
5- Violencias contra la mujer
La discriminación legal de la mujer tiene graves consecuencias en lo relativo a las violencias que se ejercen sobre ellas. La violencia machista se queda en el ámbito doméstico, lo que hace muy difícil su denuncia. Además, para lograr denunciar deben tener el consentimiento de su tutor legal, incluido el caso de que dicho tutor legal sea el perpetrador de agresiones y/o abusos.
6- Segregación sexual, el apartheid de género
El Arabia Saudí muchos edificios públicos, escuelas, universidades y hasta entidades financieras tienen diferentes entradas para mujeres y hombres. El transporte público, las playas y los lugares de ocio también están segregados por sexo. En otros espacios, directamente, la entrada está prohibida para ellas. Este era el caso de los estadios de fútbol hasta que el veto se levantó en enero de 2018. Eso sí, sólo pueden acceder a ciertas zonas de los campos. La segregación y la limitación de movimientos persiste.
7- Pena de muerte
En Arabia Saudí existe la pena de muerte por diversos delitos o por conductas que según las normas internacionales no deberían penalizarse, como la “hechicería” y el “adulterio”. Según Amnistía Internacional, por lo general, «las autoridades no informan a las familias de los condenados antes de su ejecución ni inmediatamente después de ella».
[…] que ver con la justicia poética. Nunca debería celebrarse un acontecimiento deportivo en un país reticente con los derechos humanos u opresor con las mujeres. Parece mentira que tenga que ser yo la que lo diga en voz alta, pero es que el dinero nos impide […]