El toque nunca te abandona. Solo hay que ver a Julen Guerrero (Portugalete, 1974) golpear al balón antes de una sesión preparatoria para reconocer a ese jugador que causó furor a principio de los 90. Un fenómeno de masas que desbordó la ría de Bilbao, que iluminó el antiguo San Mamés y que saltó del álbum de cromos de ellos a las carpetas y revistas de ellas. Un talento precoz que actualmente cultiva las promesas de nuestro fútbol en las categorías inferiores de la Selección Española, con el aplomo de haber surcado el camino que ahora emprenden sus pupilos. Catorce temporadas de rojiblanco, 41 internacionalidades y 13 goles con la Absoluta contemplan al que un día fue la Perla de Lezama. Apodo eterno para alguien que no quiso vestir otra camiseta, por más ofertas que llovieran sobre Bilbao.
—¿Cuál es el objetivo principal de un seleccionador Sub-15?
—Formar durante dos años a los chavales para que luego sean competitivos en la Sub-17. Enseñarles a competir para cuando se jueguen el Europeo de esa categoría. Es una competición oficial, hay que jugar una fase de clasificación y la culminación es el Europeo. La clave es hacer una buena selección para que cuando lleguen a la Sub-17 el seleccionador tenga un buen abanico donde elegir, con diferentes perfiles y características. Analizo cada semana muchos jugadores de categoría Sub-16, Sub-15 y también empiezo a ver a los Sub-14. Hay partidos que vamos a verlos en directo, otros conseguimos los vídeos… Al final de temporada realizo un video individual de cada jugador que considero que puede ser seleccionable con sus aspectos defensivos, ofensivos, sus virtudes, aspectos que pueden mejorar… y todas sus estadísticas de la temporada en cada jornada: minutos, posiciones en las que han jugado, goles, lesiones, convocatorias…
—Los chicos con los que usted trata son los mejores de su generación, los mejores de su equipo posiblemente, ¿se les prepara también para cuando vienen mal dadas? ¿Para superar los posibles problemas derivados del fútbol?
—Se aborda un poco todo. En esos dos años, en ese proceso nos toca un poco de todo. Habrá momentos en que alguien se lesione y habrá que transmitirle tranquilidad y la responsabilidad que supone la recuperación, enseñarle cómo afrontar esa lesión, que quizá sea de las primeras veces que le pase. Los partidos son complicados, empiezan a tener dificultades con los rivales, tácticamente tienen que estar al servicio del equipo… Lo que queremos ver es jugadores que sepan competir y que cuando lleguen aquí sepan cómo afrontar los partidos internacionales. Porque es muy diferente jugar en un club a jugar con la selección, es totalmente diferente el nivel de exigencia. Aquí no puedes fallar cuando vas a una fase de clasificación. Un mal partido te puede mandar para casa. La tensión es mayor. Hay jugadores que lo asimilan y otros lo asimilan peor. Al final hay que detectar quién puede competir en esas circunstancias y te da esas garantías.
—La llegada de Luis Enrique a la Selección supuso también la aparición del psicólogo deportivo en el staff técnico. ¿En las categorías inferiores también se fomenta la ayuda psicológica para los más jóvenes?
—Cada vez más. Es uno de los aspectos en los que la Federación está trabajando, tener una persona a la que acercarse y poder dialogar de los problemas o temores que puedan encontrarse aquí o en su club. Es importante que la Federación vaya creciendo y lo está haciendo en ese aspecto. Igual que tenemos apartados de nutrición o académicos, esa es una parte importante en la formación y desarrollo del jugador. La Federación está intentando ser lo más excelente posible para formarlos de la mejor manera.
—Una de las últimas apariciones fulgurantes en esas categorías inferiores es Pedri, al que acabamos de ver en el pasado Mundial Sub-17, ¿pasó por sus manos antes de llegar a la Sub-17?
—No. Pedri no estuvo en el Europeo Sub-17 de la temporada pasada en el que llegamos hasta las semifinales, donde caímos contra Holanda en el último minuto. Esto nos habla de que tenemos que estar atentos al resurgir o explosión de jugadores que con 14 o 15 años no destacan mucho o al revés, que empiezan a quedarse un poco. En el caso de Pedri este año ha sido el de su explosión. Desde el principio ya vimos que se asentaba en Las Palmas, que lo estaba haciendo muy bien en Segunda división, y era el momento de que viniera con nosotros. Esperemos que tenga una gran carrera en la Selección y durante mucho tiempo.
—Pedri es de la estirpe de los bajitos y talentosos que tantos éxitos nos dieron. Ese tipo de jugador siempre se abre paso a pesar de que el fútbol parezca evolucionar hacia la superioridad física.
—Evidentemente el jugador que tiene una gran técnica y que marca la diferencia con el balón siempre va a tener recorrido y su espacio en el fútbol. Otra cosa es que eso lo tienes que compaginar con un esfuerzo físico. Hoy en día ya se ve que los jugadores son más altos, más fuertes, están mejor preparados físicamente y tácticamente también. Hay que hacer un poco de todo, la evolución es constante y los jugadores se tienen que adaptar a los tiempos que les ha tocado. No creo que solo con la técnica sea suficiente, cada uno hace buenas sus armas.
—Usted también explotó muy joven. Debutó con 18 años con el Athletic y se convirtió en un fenómeno de masas muy pronto. ¿Cómo intenta aplicar su experiencia ahora con los más jóvenes?
—De lo primero que hablo a los chicos cuando llegan a la Ciudad del fútbol de Las Rozas es de la humildad. Les advierto de que por estar aquí no tienen nada ganado, no está el camino hecho. Todo lo contrario. Es un paso importante en sus carreras que deben aprovechar, porque la experiencia aquí les va a ayudar a seguir creciendo, pero les insisto en todo lo que queda por delante. Cuando vuelvan a su club les pido que sean ejemplos para sus compañeros, que sean los primeros en correr, en ayudar a los demás. Les pido que se entreguen aún más al equipo, no al revés. Les pido que no vayan de estrella, porque si hacen eso se equivocan y lo que puede ocurrir es que dejen de jugar en sus clubes por no entregarse al máximo.
—¿Es lo que hacía usted en aquel Athletic Club de mediados de los 90?
—Yo intenté centrarme únicamente en el trabajo del día a día. Cuando llegas a ese nivel, a la élite, tienes que ser lo más profesional posible. Desde la alimentación al descanso. Siempre pensando en cómo puedes mejorar cada día, intentando mejorar en los entrenamientos, preparando el partido del fin de semana. Al final se trata de estar las 24 horas del día centrado en eso por lo que has peleado toda tu vida, que es ser futbolista profesional. Después de haber estado desde niño luchando por ese sueño es una pena desaprovecharlo por no estar centrado en lo que tienes que estar.
—No tiene que ser fácil concentrarte en el fútbol con todas las distracciones que tienen a su disposición los jóvenes. Eso ha cambiado mucho con respecto a su época. ¿Se ha tenido que poner al día para entender mejor a las jóvenes figuras del fútbol actual?
—Intentas estar al día, tengo la carrera de periodismo, donde también he estudiado sobre las redes sociales. De hecho, los trabajos de la carrera los hice sobre las redes sociales. Al final está todo muy relacionado. Aunque considero que es importante cómo se trata el tema desde los clubes, el mensaje que se manda y lo que se deje hacer a los futbolistas, al igual que en su entorno o en su familia. Yo, por ejemplo, sé que cuando llegan a la selección les va a gustar poner fotos en las redes sociales, mostrarse para que vean hasta dónde han llegado. Bueno pues lo que les digo es que esas fotos que suban sean de manera colectiva, que salga el grupo. Así nos alejamos del yo, yo, yo, y es una manera de mostrar que todos están al servicio de la selección, una manera de hacer piña también. Así les demuestro que se necesita de la gente de tu alrededor para conseguir los objetivos y que no todo depende de la individualidad. Así conseguimos también que se mezclen jugadores de diferentes clubes o regiones y se potencia el grupo.
—¿Qué le motivó a estudiar periodismo?
—Siempre me han gustado los medios de comunicación en temas deportivos, televisión, radio, periódico… Desde el principio congenié muy bien y enseguida empecé a hacer colaboraciones en los medios en los que disfrute y eso me animó a hacer la carrera de periodismo. Una vez graduado en periodismo también hice el Máster Oficial en Derecho Deportivo de la Universidad de Lleida. Siempre tengo inquietudes por aprender y tener los mayores conocimientos posibles.
—En su labor como comentarista deportivo ¿se sentía cómodo o le costaba señalar los fallos de antiguos compañeros/amigos?
—En absoluto. Si todo lo haces con respeto y argumentando las cosas no tiene que haber ningún problema. He disfrutado mucho como comentarista, una faceta en la que también puedes aportar tus experiencias y forma de ver las cosas.
—¿Cómo cree que se debería gestionar la cocción de jóvenes talentos? ¿Aporta más entrenar con la élite y jugar poco o aspirar a tener menos focos y más galones?
—Creo que lo importante es jugar. Está claro que el entrenador tiene que saber manejar esas situaciones. El problema, en realidad, radica más en el jugador que por jugar diez minutos con el primer equipo piensa que se tiene que quedar y que con entrenar con los mejores y volver a jugar diez minutos con ellos le vale. Hay que tener la suficiente humildad para decir que si no estoy jugando prefiero bajar a jugar una categoría más abajo aunque siga entrenando con los de arriba. Lo importante en ese aspecto es que el jugador tenga las ideas claras y que donde esté disfrute y que siga creciendo. Por otra parte, es importante que en los clubes los jugadores jueguen en la categoría donde estén exigidos. Hay jugadores que necesitan dar un paso más arriba y jugar en una categoría superior. Es importante que los clubes sepan dar ese paso y hacerles jugar en una categoría donde puedan seguir desarrollándose. Así el jugador se pone a prueba, se exige más, va más al límite. Lo que no es bueno es que haya jugadores que pasen el año sin exigencia y ellos no se pidan más a sí mismos. Si un jugador tiene el nivel para estar una categoría mas arriba, lo normal es que el jugador responda ante la exigencia. Muchos clubes se conforman con ganar las ligas en categorías inferiores con facilidad aunque eso suponga que para el jugador no sea un año de provecho por estar muy poco exigido. Habrán ganado la Liga, pero es posible que estén perdiendo jugadores con un gran futuro por falta de exigencia.
—La famosa zona de confort. ¿Un entrenador detecta cuando hay jugadores acomodados?
—Un entrenador debería detectar cuando un jugador cae ahí. Es una de las labores del entrenador, saber el máximo que puede dar, lo que les puedes exigir y estar encima. A mí me resulta un poco sorprendente tener que activar a un jugador. No puede venir nadie a decirte que tienes que dar más. No es un buen indicio. Va a ser difícil que llegues arriba si tienes que tener una persona detrás que te esté exigiendo. Casi casi tendría que ser al revés, que te tengan que frenar porque quieras hacer muchas cosas. Es cierto que cada uno tiene un proceso de maduración diferente, tienen personalidades diferentes, pero en cualquier caso hacérselo saber al jugador es una responsabilidad del entrenador.
—Estás acompañando a Luis de la Fuente como segundo en la Selección Sub21 y ahí el último en llegar ha sido Ansu Fati. ¿Cómo ha sido su aterrizaje? ¿Ha notado mucho no haber jugado en las categorías inferiores con los vínculos y amistades que se tejen ahí?
—Todos los jugadores buenos son bienvenidos. Ahora hay que darle tranquilidad, dejarle espacio para que trabaje, poco a poco irá teniendo más protagonismo en el equipo. Hay que dar naturalidad a su llegada, tratarle como uno más. Al final cada uno va haciendo su camino y por nuestra parte lo que queremos es que se sienta cómodo para que pueda expresar su fútbol. El vestuario de la Sub-21 es un vestuario acogedor con todos.
—Y a usted, ¿cuándo volveremos a verle por Bilbao? ¿Entrenará alguna vez al Athletic?
—No lo sé. Es algo que siempre está ahí, pero ahora mismo estoy muy feliz y muy contento en la Federación, con la labor que hago aquí. Lo que venga ya vendrá y ahora pienso en lo que tengo más cercano, en los retos más próximos. Pienso más en el día a día.
Como siempre Julen grandisimo lo fuiste de jugador y ahora en la selección me alegro muchisimo