Cuando Pau Torres nació en enero de 1997, el Submarino amarillo todavía no había salido a flote. El proyecto de Fernando Roig y Llaneza navegaba entonces por las aguas de la Segunda División. Veintidós años después los amarillos son ya un clásico de nuestro fútbol y Vila-real ha alcanzado otro éxito con el primer vecino que alcanza la absoluta.
Pau Torres no solo es profeta en su tierra también es un tipo agradecido con su gente y orgulloso de sus cuatro abuelos: «Sus consejos los escucho siempre». Fueron ellos los que más sufrieron en su mili futbolística en Málaga, aunque aquello le valiera para granjearse un nombre dentro de los terrenos de juego. Si no me voy, no sé volver, cantaba Calamaro y eso fue exactamente lo que hizo Pau para terminar de doctorarse junto a otro viejo rockero, Raúl Albiol, con el que forma una de las parejas de este inicio de Liga. Su buena química junto a su exquisita pierna izquierda le han abierto de par en par las puertas de la Selección Absoluta: «Estoy con futbolistas que he visto jugar por la televisión, que lo han ganado todo con este equipo».
—¿Tiene la impresión de que su vida se ha acelerado mucho en la última semana? ¿Ha asimilado todo lo que le ha sucedido?
—Se ha dado todo muy rápido, en una semana. Se han ido encadenando las cosas, primero con la renovación que para mí era muy importante y me hace muy feliz. Era un paso adelante y significaba consagrarme en Primera División. Además es un signo de que el club de siempre te valora y eso te enorgullece. Después recibo la llamada del seleccionador… yo sabía que estaba en la prelista, que había alguna opción de ir porque Robert me estaba siguiendo hace tiempo. Pero nunca te lo esperas de todo, al final es a lo máximo que puede optar un futbolista. Lo último ha sido el gol en Pamplona, fue una sensación agridulce, porque en El Sadar me ha pasado en dos ocasiones lo mismo. Es el único campo de Primera donde he marcado, con el Málaga ya lo hice, ahora con el Villarreal y las dos veces perdimos 2-1. Ya les he dicho a los compañeros que se olviden, que no vuelvo a marcar allí, que lo que quiero es ganar. Pero la semana a nivel individual fue de ensueño.
—Es el primer jugador nacido en Vila-real que llega a la Selección Absoluta. Cuando usted nació el club ni siquiera había ascendido a Primera. ¿Tiene la sensación de que con usted se cierra un círculo?
—Represento un poco el sueño de la familia Roig. Fueron ellos los que hace más de 20 años que decidieron ir a Vila-Real y apostar por el club de allí. Montaron la cantera, lo hicieron con su estilo, y el club ha ido aportando siempre jugadores a todas las categorías del fútbol español. Era cuestión de tiempo que terminara habiendo un internacional criado allí. Se están haciendo muy bien las cosas y para ellos es un sueño que la Selección se fije en nosotros. Es un poco la culminación de un trayecto, de ir quemando etapas en un mismo club, ir haciéndote futbolista y sobre todo persona, porque los valores que inculca el Villarreal en ese sentido son muy buenos para el deportista.
—¿Cuánto aprecia la tranquilidad de una localidad como Vila-real un futbolista de élite?
—Tengo la suerte de que, al ser de allí, la gente me conoce de siempre. Puedo pasear o salir a cenar sin ningún problema y sin ningún tipo de agobio. Sigo siendo el Xiquet del poble (el niño del pueblo, en valenciano), y ahora el que juega al fútbol. Para mí es un orgullo que los niños se puedan fijar en mí o pueda ser un referente para ellos. Así que intentaremos trabajar y hacerlo lo mejor posible.
—La suya es una generación que quizá ya no sabe lo que es jugar en la calle, han crecido en campos de césped artificial
—No, no. Yo todavía sé lo que es eso. Mi hermano es dos años mayor que yo, teníamos un vecino también de su edad y yo me bajaba con ellos a jugar con el balón a la plaza del ayuntamiento. Recuerdo que chutábamos a la cochera del garaje del vecino también, pero sí es cierto que eso se está perdiendo y es una lástima. No solo porque ya cada vez se juegue menos en la calle, sino porque los ayuntamientos tampoco ayudan prohibiendo jugar al balón en espacios públicos. Creo que habría que montar unas canchas pequeñas por las ciudades para facilitar así la práctica del deporte, sin molestar a nadie.
—No me diga que también ha despejado balones Mikasa.
—No, eso no me tocó. Los conozco pero no he jugado con ellos. De todos modos, sí he golpeado algún que otro balón que parecía una piedra.
—A lo que sí ha llegado a tiempo es al casting del central en la Selección española.
—Todos sabemos que el seleccionador está buscando lo mejor posible para su equipo. Está claro que Sergio va a ser el eje de la defensa y que a su lado se pueden mover muchos futbolistas. Iñigo (Martínez) está mostrando un gran nivel este inicio de campaña, Diego (Llorente) es un gran central, está Marc Bartra también o Mario Hermoso, que ahora no está teniendo tantos minutos pero para mí es un referente por el hecho de ser zurdo. Lo que está claro es que el Seleccionador tiene para elegir y eso es lo mejor para la Selección, el que juegue será el que más preparado esté. Para mí es un sueño el simple hecho de estar aquí, así que ahora toca trabajar y mejorar.
—Central y zurdo, suena a combinación ganadora.
—En la élite es un puesto que está muy demandado, porque es escaso.Los grandes clubes buscan eso y es una suerte tener esas características, esas cualidades.
—Robert Moreno dijo el otro día que en cuanto a centrales usted y Albiol podían ser los más compenetrados.
—Es un privilegio estar en el día a día con un jugador como Raúl Albiol. Es campeón de todo, dos veces de Europa y una del Mundo con la selección. Tiene una carrera admirable después de haber jugado en el Madrid, Valencia, Nápoles y ahora aprendo mucho con él todos los días, además me da mucha tranquilidad tenerle cerca aquí también. Ojalá esa pareja que hemos asentado en el Villarreal podamos verla algún día jugando juntos con la camiseta de la Selección española. Sería un sueño para los dos.
—¿Y todo esto hubiera sido imposible si no toma la decisión de irse a Málaga?
—Venía de jugar con el filial del Villarreal y para mi era un paso hacia adelante, para jugar ya en Segunda División. Fue como hacer la mili en el fútbol. Me aportó mucha experiencia y me dio mucho como jugador, también me hizo madurar como persona. Al final era la primera vez que salía de casa, que me alejaba de los míos, que empezaba a vivir solo. Suponía también competir con gente ya profesional y la única lástima fue no poder cumplir con el objetivo del ascenso. Muñiz y Víctor Sánchez, los entrenadores que tuve allí, me trataron muy bien. Y luego la afición es espectacular, Málaga es una ciudad bastante grande, que vive con mucha pasión todo lo que rodea al fútbol. Ese fue un cambio con respecto a Vila-real.
—A los 22 años cuesta asimilar los halagos. En estos primeros meses de competición le han piropeado bastante.
—Trato de ser el mismo de siempre. Me intento juntar cuando tengo tiempo libre con mis amigos. Aunque viva solo intento ver a mi familia dos o tres veces por semana, cenar con ellos, que me cuenten sus problemas y al final compartir mis problemas y los suyos nos acerca más a la gente de la calle. Porque parece que el hecho de ser futbolista nos saca un poco de lo cotidiano y así intento seguir pegado a ras de suelo. Y luego me gusta mucho pasar tiempo con mis abuelos, por suerte tengo a los cuatro y son muy importantes para mí. Han pasado una semana tremenda, de alegría en alegría, pero sus consejos son siempre los que primero escucho.
—¿Cómo ves una irrupción como la de Ansu Fati? ¿Está alguien con 16 años preparado para todo lo que está viviendo?
—Si está ahí es porque tiene las cualidades, eso está claro. Pero creo que hay que ir muy despacio. Es muy difícil que ahora llegue y juegue 30 partidos a gran nivel, va a tener sus altibajos y va a tener muchas emociones y eso le va a provocar estar un día mejor y otro día mejor. Creo que la gente de su entorno le tiene que ayudar para dar pasos pequeños pero seguros. Cuando me enfrenté contra él me sorprendió la buena toma de decisiones que tenía con el balón, nos sorprendió a todos en el vestuario. Creo que puede llegar a ser una estrella de este deporte pero hay que dejarle su espacio y que vaya quemando etapas.
El TEST de A LA CONTRA
—Tras su paso por Málaga, ¿espeto o boquerones?
—Espeto
—¿Le da más respeto enfrentarse a los cracks de La Liga o a las afiladas preguntas de los periodistas?
—Prefiero jugar contra los mejores que salir a rueda de prensa.
—¿Un aspecto a mejorar?
—Ser más contundente
—¿Una espina clavada?
—Retomar los estudios
—¿Play o Netflix?
—Jugar a las cartas. Me gusta más porque así se hace grupo. Me defiendo jugando La Pocha
—¿Una serie que nos recomiendas?
—Dilema (protagonizada por René Zellweger)
—¿Qué le sugiere la palabra Kaiser?
—Un líder. Alguien que aporta seguridad a la gente que hay a su alrededor
—¿Y endavant?
—Significa hacia adelante. Es uno de los lemas del Villarreal y viene a decir que pase lo que pase hay que seguir en busca de tu objetivo.
—¿La última playa que pisó?
—No es la última pero guardo un gran recuerdo de las playas de Málaga, con sus chiringuitos y música en directo. Cuanto tenga tiempo me escaparé a alguna.