Creo que fue Chesterton el que dijo que el pesimismo no consiste en estar cansado del mal, sino en estar cansado del bien. Quizá sea eso lo que mejor explique la reciente presencia de Don Cenizo en el entorno colchonero. Es una frase que, en mi opinión, define muy bien a ese «nuevo» aficionado colchonero que exige «otra cosa». Ya me entienden. Ese que está siempre enfadado y que insulta desde la grada a los seres queridos. Ese que tiene prisa para marcharse del estadio antes de tiempo, pero que no la tiene para plantarse delante de las cámaras de cualquier programa de variedades. Ese que debe tener una vida tan excitante que se aburre ganando. Ese que alardea de esteta desde la más absoluta vulgaridad. Ese que «ya lo sabía él». Ese que probablemente no exista más allá de la anécdota o dentro de lo que viene siendo el margen de error, pero que, sospechosamente, aparece sobrerepresentado en las tertulias y las parodias del enemigo.
Ayer fue un mal día para Don Cenizo. Tanto, que dejó de existir. Temporalmente, me temo. El Atlético de Madrid no sólo ganó en Moscú un partido complicado de Champions, sino que además lo hizo con solvencia, con personalidad y dejando algunas líneas de análisis sobre las que poder construir cierto optimismo. Dicen que se aprende más de las derrotas que de las victorias, pero a veces ocurre al revés.
Independientemente de lo anterior, sigo pensando que la mejor lectura que podemos hacer después de que el Atleti derrotase al Lokomotiv de Moscú por 0-2 sin sufrir demasiado, es la misma que solicité tras la derrota en San Sebastián o tras el empate frente al Real Madrid: paciencia. Paciencia con un equipo que ha cambiado tanto de cara como de órganos vitales. Paciencia con un equipo al que, al igual que le ocurría a Adolfo Suárez, le piden que cambie las cañerías teniendo que dar agua todos los días; que cambie el tendido eléctrico sin dejar de dar luz; que modifique techos, paredes y ventanas sin que el viento, la nieve o el frío perjudiquen a los que están dentro.
Algunas notas para el optimismo moderado.
El controvertido centro del campo rojiblanco cristalizó ayer en una dupla que no por conocida dejó de ser muy interesante. La formada por Thomas-Saúl. El ghanés está en un estado de forma sobrenatural. Es un jugador que, como bien sabemos los que le vemos todos los días, no ha dejado de crecer en los últimos años. Ataca y defiende. Crea y destruye. Lo hace además con personalidad y con mucha clase. Se ha convertido en un todocampista francamente sugerente. El Club haría bien en blindarlo cuanto antes. Es evidente que ahora mismo el equipo gira en torno a su figura. Algo que, lejos de parecerme preocupante, me parece una noticia estupenda. Me da que Saúl lo ha entendido también y quizá por eso adoptó ayer un papel complementario más que interesante. En lugar de ir a por todo, que es a lo que acostumbra, fue a por lo que tenía que ir. Equilibró y compensó aunando pulmón y músculo; también calidad. Haciéndolo siempre en torno a la necesidad particular del momento y del juego. Y brilló. No quizá para salir en los resúmenes, pero sí para convencer a los que ven los partidos completos.
Interesante fue también el partido de João Felix. Lo mismo hay que volver a dar la razón a Simeone y resulta que esa extraña posición en la banda del centro del campo es la que mejor le viene. El portugués entró mucho más en juego y en situaciones mucho más relevantes. Su partido en general fue bastante decente, pero si nos ceñimos a sus aportaciones puntuales, estamos hablando de un jugador especial. El fallo clamoroso de Diego Costa en la primera parte viene precedido de un cabezazo suyo que gana en el primer palo. El primer gol lo empieza y lo acaba él. El segundo gol llega tras un pase con el exterior que sólo está al alcance de los elegidos. Tiene 19 años y juega de titular en el Atlético de Madrid (de Simeone). Es evidente que no hablamos de alguien normal.
Y hay más cosas. Un nuevo milagro de Oblak, las buenas sensaciones de Felipe, la jerarquía que está ganando Giménez, un Arias recuperado para la causa, un Morata comprometido… Pero claro, también existen carencias significativas. Falta gol, falta cierta contundencia, falta continuidad en el juego en algunas fases, se necesita más de Koke y es evidente que Diego Costa está lejos de ser ese jugador veloz y contundente que tanto necesita el equipo. Eso sí, no creo que sea el momento de recrearse en la parcela negativa. ¿Por qué habríamos de hacerlo si hasta los propios implicados son conscientes? Además, no tardará en despertar el ejército de Don Cenizo para recordárnoslo con profusión de detalles.
Mientras tanto, tomémonos un respiro y disfrutemos de lo bueno. Evitemos cansarnos del bien porque, sinceramente, no veo que tenga mucho sentido.
Está bien el artículo. Lo de la paciencia es correcto, es lo que hay. Otra cosa es que haya habido falta de previsión para evitar tanta desbandada y la necesidad de remodelar medio equipo, aparte del claro riesgo d’en invertir todo lo de griezmann y más en joao, por lo demás apuntando a crack. Por cierto, el centro de joao no es con el exterior.
Buenismo!!! No de Don Cenizo te lo copio. Tendré una forma de identificar a la tropa derrotista ??
El cholismo secuestró al atleti hace 8 años..ahora si no eres cholista, te quitan el carnet de atletico.
El buen cholista justifica las derrotas , los empates y el juego nauseabundo con tal de defender a su Mesías argentino…el buén cholista no es del atleti..odia a sus seguidores ..el buen cholista se hará del equipo al que vaya su Mesías…
En definitiva…el cholismo dividió a la afición en buenos y malos…los que hemos ganado una liga en Sabadell o una Intercontinental,,consideramos que hay que ser muy mal atlético para ser cholista hoy en dia..conformistas, resentidos y fracasados…