El 17 de enero de 1968, el presidente del Barcelona Narcís Carreras acuñó durante su toma de posesión una frase que la institución ha convertido en lema, filosofía y justificación ideológica: “El Barça es más que un club”. En origen, la expresión no tenía derivaciones políticas y estaba matizada en la continuación del discurso: “El Barcelona es más que un club de fútbol, el Barcelona es más que un lugar de esparcimiento donde el domingo vamos a ver jugar al equipo; más que todas las cosas, es un espíritu que llevamos muy arraigado dentro”.
La mejor prueba de que la frase carecía de insinuaciones políticas y, menos aún, de evocaciones independentistas es la adscripción ideológica del entonces presidente del Barça. El 1 de octubre 1960, Día del Caudillo, Narciso de Carreras (que así firmaba) escribió un artículo en la página 5 de La Vanguardia. Lo que sigue es un extracto: “Hoy no existen en España los partidos políticos, pero sí existe la grandeza política en la más alta acepción de la palabra. El Generalísimo Franco barrió todo lo que se oponía al resurgimiento de la Patria y nosotros, los españoles, tenemos el deber de ofrendar nuestra vida para engrandecer, con la vitalidad de una actuación, a esa España, a la que debemos querer con la pasión de unos hijos dignos”.
Habrá quien piense que el fervoroso franquismo de Carreras estaba forzado por la situación política. Sin embargo, su racismo parece sincero: “No olvidemos que, por errores de visión, dignísimos a la par que inocentes ciudadanos de Cuba ayudaron a Fidel Castro a instaurar la anarquía; que media Europa está sojuzgada bajo las garras de la dominación soviética; que en Asia la raza mongólica se prepara para invadir, material e ideológicamente, la vieja Europa, y que en el continente africano hace explosión una raza negra que no sabemos cómo responderá al grito de independencia para la que todavía no está preparada”.
Años después, en 1984, Manuel Vázquez Montalbán prefirió no citar el nombre de Carreras cuando se refirió al presidente que pronunció tan famosa frase, en un artículo donde, a partir de la trascendencia del Barça como club, el propio escritor acuñó otra reflexión que ha quedado escrita en las tablas de la ley del barcelonismo: “El Barça es el ejército desarmado de Cataluña”. La reducción se acepta por lo brillante del titular, pero el argumento es más complejo y, lo que es más importante, hace alusión a un sentimiento del pasado: “Todo lo que no fuera comulgar con la verdad oficial y absoluta del franquismo se convertía en un hecho de oposición objetiva y el equipo de futbol del Barcelona polarizaba las ansias nacionalistas de los catalanes, como si fuera el ejército desarmado de un país con la identidad aplastada por el vencedor en la guerra civil”.
Ya sin Franco como enemigo, el maestro Montalbán hace la transición al presente en el final de su artículo: “Así fue cuajando aquella comunión de los santos barcelonistas, desde los supervivientes de 1939 a este club actual que tiene ciento diez mil socios… qué digo yo, socios… ciento diez mil militantes, todos nosotros dispuestos a liberar algún día Atlanta de las tropas del general Grant, todos nosotros japoneses en la selva, desdeñando la noticia de que Hiro Hito se ha rendido a McArthur. No sé si he sabido explicar por qué el Barça es más que un club. Intentar lo he intentado”.
No deja de resultar curioso que, a partir de una frase de un franquista/racista como Narcís Carreras, el Barcelona haya levantado parte de su armazón ideológico. El club retiró las condecoraciones entregadas al dictador Franco, pero nadie ha planteado que se borre del césped el Mès que un club que luce en uno de los laterales campo. Igual de llamativo es que el barcelonismo haya olvidado que la intelectualización del sentimiento culé que hizo Vázquez Montalbán no procedía de un independentista, sino de un miembro del Partido Socialista Unificado de Cataluña que se expresaba así en 2002, un año antes de su muerte: “Las razones para defender la identidad catalana resultan obvias. Los motivos para sentirte integrado dentro de una comunidad española yo, al menos, los tengo claros también, por cuanto reconozco muchas raíces comunes con el resto de la gente. No tengo, en cambio, ninguna conexión con la idea metafísica de España”.
Durante una Asamblea General Ordinaria del Fútbol Club Barcelona, el presidente Bartomeu declaró: “Hace muchos años que al Barça se le considera más que un club. La gente de más edad lo dice porque conoce el origen de la expresión y ha vivido tiempos más difíciles. También lo dice gente más joven, con otras connotaciones. Lo decimos cuando ganamos y también lo decíamos hace años, cuando no ganábamos o sufríamos grandes sequías de títulos. Lo decimos para destacar que somos un club diferente, propiedad de más de 120.000 socios. Tenemos La Masía, el sello que distingue nuestro estilo de juego, nuestro concepto. Lo decimos porque tenemos secciones. Porque apostamos por la igualdad. Y también porque representamos a una ciudad y a un país y a veces se nos ataca por motivos más allá de los deportivos».
Estoy convencido de que Vázquez Montalbán —no sé si Narcís Carreras— firmarían debajo de la declaración de Bartomeu. Salvo sus alusiones al origen de la dichosa expresión, nada de lo que contó es mentira.
Fue al (re) tomar un posicionamiento político cuando Bartomeu incurrió en el mismo error de sus antecesores, incluidos Carreras y Montal: amoldar la ideología del Barça al poder establecido y al fuego que más y más cerca calienta. “Hemos actuado con un compromiso muy firme en defensa de la democracia y de la libertad de expresión. Hemos defendido a nuestras instituciones, que trabajan constantemente para defender nuestros derechos, siempre con diálogo, respeto y deporte. Quiero recordar el paso de la vía catalana por el Camp Nou, también cómo el Camp Nou acogió el Concert per la Llibertat, así como el hecho de que fuimos la primera entidad en manifestar nuestro rechazo a las detenciones (de políticos del procés). También nos manifestamos en contra de la aplicación del artículo 155 y de las prisiones provisionales. Estamos en contra de llevar la política a los tribunales. Lo dijimos entonces y lo repetimos ahora: este es un conflicto político que se tiene que resolver haciendo política”.
Cuando Bartomeu afirmó que “el Barça estará al lado de lo que quiera la mayoría del pueblo de Cataluña” practicó el mismo arribismo ideológico que los presidentes que condecoraron a Franco y que luego fueron desautorizados. No es este el espíritu que preconizaba el inquietante Carreras. Ni se refería a esto Vázquez Montalbán. El escritor hablaba de nostalgia y de rebeldía, de ser oposición y de japoneses en la selva. Por cierto. El último soldado nipón en rendirse lo hizo en 1974, después de 29 años escondido en la jungla. Los japoneses de por aquí son más persistentes: todavía creen, 46 años más tarde, que la democracia es mentira.
La última frase es lapidaria.
La democracia de España es muy farsante.