El tantas veces criticado equipo Movistar desplegó camino de Guadalajara un movimiento estratégico del que habría estado orgulloso el mismísimo General Patton. Cuesta recordar algo parecido, tan imponente y bien calculado. El Movistar acalló las voces de una legión de críticos lenguaraces (servidor, entre ellos) y lanzó un ataque en pinza que tenía como doble intención impulsar a Nairo Quintana y asfixiar al todopoderoso líder. Lo consiguió, aunque si no lo logró en la medida adecuada es porque el Astana sintió en peligro sus aspiraciones al podio (López era cuarto) y decidió trabajar en beneficio de Roglic. Estas son las glorias y las miserias del ciclismo. Hay directores que todavía no saben ordenar a los enemigos por grado de importancia. Veamos.
De no haber colaborado Astana con Roglic, lo más probable es que la escapa de Nairo y compañía hubiera llegado a meta con tiempo suficiente como para colocar a Quintana en las proximidades del liderato, quién sabe si en el primer puesto. Roglic se habría dado un sofocón monumental y a estas horas estaría probablemente fundido y hundido. Nada agota tanto como ser burlado. En tal caso, Miguel Ángel López tendría un panorama mejor que el actual. Con Roglic tocado, Nairo cansado (e irregular) y Valverde yendo a menos (en apariencia), Supermán estaría en condiciones de plantear un ataque con ciertas posibilidades de éxito. Y hablo de asaltar el maillot rojo, no sólo el podio. Es obvio que ahora lo tiene peor. Nairo le ha superado en la general pese a todo, y con Roglic intacto le resultará mucho más complicado dinamitar la carrera, si es que esa es su intención. Para colmo, Astana frenó a uno de sus ciclistas en la escapada, nada menos que Luis León, un killer en este tipo de llegadas, casi en cualquier llegada.
Esta es, naturalmente, la interpretación inocente de lo ocurrido, la que debemos manejar todos los aficionados de corazón limpio o casi. Existe otra posibilidad que sustituiría la torpeza por el pasteleo. No se puede descartar que Jumbo pidiera ayuda al Astana para salir del aprieto a cambio de una compensación deportiva en el futuro o pecuniaria en el presente. Es una opción prácticamente remota, pero conviene barajar todas las posibilidades. Lejos quedan los tiempos en los que Perico entregó un sobre a un ruso de nombre Ivanov en la última etapa de la Vuelta 89 después de que el susodicho le hubiera ayudado la tarde anterior a sofocar un ataque de Fabio Parra. Si en el sobre había billetes o entradas para el Alcázar segoviano, nunca lo sabremos.
La etapa no solo fue una exhibición de Movistar, también de Deceuninck, líder mundial en carpinterías de aluminio. Gilbert ganó la etapa, pero hasta siete corredores del equipo se metieron en la fuga, cosa que no se veía desde La gran evasión. El gran Philippe sumó su segundo triunfo parcial y apunta a favorito para el Mundial de Yorkshire.
Pero regresemos a la Vuelta. Lo que viene ahora son dos etapas de montaña en las que puede ocurrir cualquier cosa. La primera circulará por la Sierra de Madrid, donde Dumoulin perdió la Vuelta 2015 o donde la ganó Perico en 1985 en detrimento de Robert Millar, actualmente Philippa York. Lo que pretendo señalar es que en las proximidades de la capital suceden cosas extrañas, en ocasiones prodigiosas. Así que no deberíamos dejar de mirar.
Escribo este comentario, al igual que leí la crónica, luego de ver la etapa del jueves. Me alegra saber que lo que pensaba ayer cuando veía a Nairo descontar tiempo al líder, que hubiera sido superior sin la ayuda de Astana, es lo que piensan muchos aficionados del ciclismo. Ni Nairo ni Valverde, incluso Pogacar, no eran enemigos duros para Astana, sino Roglic, al que en uno de los pocos momentos de debilidad y sobre todo de soledad, ayudaron a levantarse, y lo llevaron casi cargado. En la etapa del viernes se vio que juanma trueba, y muchos que lo pensamos, tenían razón: hoy el líder, menos exhausto que lo que hubiera estado sin la ayuda de Astana, no solo soportó el ataque de Superman, sino que le alcanzó para ganarle tiempo, su equipo lo arropó casi hasta el final, y empleó otra estrategia, la de sostener, muy diferente a si ayer hubieran perdido el liderato. Ni Nairo, Valverde o Pogacar, siquiera le hicieron cosquillas a Roglic, eso sí, la ambición de Astana fue «bien recompensada» con el ascenso de un lugar de Superman López. Ojalá puedan conseguir su gran objetivo de acceder al podio.