Si hay historias ésta es una de ellas, encerrada en un hombre de 69 años, que tiene pinta de sheriff en algún pequeño condado de Estados Unidos. Sin embargo, es un empresario del vino, que hace vino de la Ribera del Duero y que aún sigue en activo. Se llama Juan Manuel Gutiérrez y le llaman Guti, que es una manera de resumir a un hombre que un día tuvo un sueño: organizar una carrera en el interior de Mercamadrid donde él lleva yendo más de 30 años a vender vino. «Incluso, iba a las cinco de la mañana, y lo vendía», matiza él que, por encima de todo, es un apasionado. Quizás por eso hoy le estoy escuchando y él, el viejo Guti, es incapaz de dejar de vivir de un lado para otro, como ha vivido siempre.
«Un día me dio por empezar a entrenar por dentro de Mercamadrid y me acuerdo de que me cambié de ropa en la nave de polivalentes. Y lo que parecía una locura se convirtió en una pregunta: por qué no organizamos una carrera aquí dentro», explica Guti, que entonces se dedicó a pensar, a poner cabeza a ese sueño y a preparar el proyecto. «Necesité un año». Pero aquel proyecto convenció a la dirección que se sorprendió hasta donde puede llegar la imaginación humana, en este caso la de Guti, que acababa de idear algo formidable. Una carrera de 10 kilómetros que iba a pasar «por dentro de las seis naves de fruta, de la de pescados, de la de carnes y de la de polivalentes». El 6 de octubre volverá a pasar. La carrera vivirá su cuarta edición y nada pasará de repente. Pero a él le sigue inquietando como el primer día, como si fuese una bellísima actriz de cine. «Porque Mercamadrid es una parte muy importante de mi vida. Llegué el año de la inauguración en 1982 y todavía sigo aquí», justifica.
Mercamadrid, en realidad, es el mayor mercado europeo de la alimentación. Un imperio de 222 hectáreas al servicio de las más de 800 empresas que trabajan en su interior y que volverán a volcarse en este proyecto que ideó Guti, que claro que tuvo «miedo, porque se trataba de una idea tan distinta…». «Pero, al final, siempre hay algo más importante que el miedo: intentarlo, conseguir que la gente se entere de tus ideas y para eso no puedes tener miedo. Si tienes miedo, si piensas ‘esto no me lo van a aceptar’, nunca te darás la oportunidad y todo el mundo merecemos tener oportunidades. Y para encontrarlas hay que buscarlas».
«Soy hijo de un militar que me enseñó disciplina», argumenta. «Pero después fui yo quien tuvo que buscarse la vida y elegí el mundo del comercio, donde, al final, ocurre lo que en el resto de los sectores: nadie te va a regalar nada. Nadie te va a garantizar que vaya a ser fácil. Yo he tenido que dar mil vueltas en mi vida. He vivido en Burdeos, en París, en Bruselas… hasta que volví a Madrid y entonces me aficioné a correr. Si no es por eso hoy no estaría aquí. Pero recuerdo que me había aburrido de nadar y de jugar al tenis y empecé a correr con Paco Hernández, el profe del Cagigal, y descubrí que corriendo se puede ser muy feliz, porque todo depende de ti. Uno ha hecho sus locuras. He tenido años en los que corrí cuatro maratones, en los que superé los 6.000 kilómetros… No había día que no entrenase. Pero aquí sigo vivo».
Hoy, a los 69 años, aún entrena «una media de 60 kilómetros a la semana de mantenimiento». Pero antes llegó a correr en los maratones de medio mundo. «He corrido en Tokio, Pekín, Jordania, Boston, Chicago, Orlando, Buenos Aires… qué sé yo. En realidad, lo importante no son los sitios, sino los recuerdos: toda la gente que me ha permitido conocer esta afición. Formo parte de El Club de los Inmortales y entre nosotros no nos resignamos a envejecer. Yo creo que soy una prueba. Tengo 69 años y mis dos hijos están muy bien colocados. Mis negocios marchan, pero soy incapaz de decir ‘ya hice lo que tenía que hacer’ o de no meterme en proyectos como esta carrera de Mercamadrid».
«No hago más que pensar en ella», explica. «Ocupa mucho tiempo en mi cabeza. El hecho de pensar si volverá a salir todo bien. No quiero que falle un detalle ni que haya un solo corredor que venga y no se sienta satisfecho. Porque, en realidad, la carrera de Mercamadrid.es es algo más que una carrera. Nuestro lema es unir deporte y alimentación, demostrar que para cambiar tus hábitos nunca es tarde. Vamos a tener más de 6.000 kilos de fruta de degustación, vamos a volver a estar a la altura que se merece una oportunidad como esta, porque Mercamadrid no solo simboliza las madrugadas, el trabajo duro. También es una escuela de formación que merece la pena conocer y nosotros, por una cuota de inscripción de 10 €, vamos a dar en la bolsa del corredor hasta una botella del mejor vino de la Ribera del Duero». Así lo explica Juan Manuel Gutierrez, Guti, que continúa siendo un hombre enamorado de su propio sueño. Quizás lo mejor que nos puede pasar en la vida.
Guti, gran amigo; un personaje irrepetible que se merece todo el respeto y todo el cariño del mundo.