Si algo ha quedado claro tras la pretemporada y en el inicio de la Liga, es que Zidane ni tiene ni tenía decidido un plan de juego y un sistema con el que apoyarlo, el Madrid sigue sufriendo en las cuatro fases del juego y no tiene trabajada ninguna rutina de movimientos para crear los caminos con los que se encuentren cómodos tanto en defensa como en ataque. Lo que hemos visto hasta hoy es que el equipo tiene problemas sin balón, y que no sabe qué hacer con la pelota cuando la tiene, respirando a base de acciones individuales y no de movimientos corales.
Solo van tres partidos de Liga, pero el Madrid sigue arrastrando problemas y vicios conocidos como la falta de pegada que acusa desde la salida de Cristiano, pero además, le ha sumado una cada día más grave fragilidad defensiva y un nulo juego entre líneas. Han pasado casi 6 meses desde la llegada en marzo pasado de Zidane al equipo blanco, y tanto entrenador como equipo siguen sumidos en una tremenda indefinición. La no llegada de Pogba parece haber dejado sin ideas al entrenador, parece como si todo el plan de juego, tanto en defensa como en ataque, dependía del fichaje del centrocampista francés, y ahora todo parece abocado a que sea Hazard y su aportación quien saque al técnico blanco del laberinto en el que se encuentra.
Zidane está en manos de Eden Hazard y de su fútbol, de su capacidad para liderar y rellenar con juego y goles todo ese vacío que hoy tiene el Madrid. Todo apunta a que será a partir de él de donde Zizou se “inventara” un sistema tal y como hacía con Cristiano, es decir, la solución para mejorar el juego del Madrid no está ni en la libreta ni en la cabeza de su entrenador, está en Hazard y en acoplarle de la mejor manera posible los jugadores que más le ayuden en su entorno.
Ahora mismo Hazard parece ser el único jugador blanco sobre el que se pueda articular un sistema. Su fútbol ya lo conocemos del Chelsea, se fundamenta en ejecutar diagonales, siempre con balón, desde la izquierda, utilizando su enorme regate en el uno contra uno para agredir. Él parte desde el carril del diez y desde esa posición busca encontrar tanto el remate como la asistencia o el pase. Un movimiento claro de desborde, siempre en diagonal, donde el Madrid puede iniciar un contexto ofensivo y que el equipo reconozca ese movimiento como parte de la idea.
El juego ofensivo del Barça de Messi creció durante años a través de las recepciones de Leo y de cómo el equipo aprovechaba sus regates y sus movimientos para crear un sistema ofensivo. Bien, pues Zidane tiene a Hazard, y el belga es, junto al argentino y a Neymar, uno de los tres grandes dribladores del fútbol actual. El técnico francés debe crear a partir de Hazard y sus diagonales un escenario ofensivo que tenga un sentido para los demás y que cuando él esté en posesión del balón, los jugadores blancos adecuen sus movimientos a los del belga. Que sepan tanto buscar el lado débil de la defensa rival, como en el caso de Benzemá,—supuestamente el más cercano a él—, el apoyo en corto, y que entiendan todos, que movimientos deben realizar para beneficiarse de esas jugadas. Es decir, Zizou debe hacer crecer el ataque del Madrid a través de Hazard creando un modelo de ataque, un patrón.
Lo que vimos ante el Villareal es que Zizou y su equipo carecen de ese patrón, que el entrenador y el equipo, hoy, están más preocupados en encontrar la victoria que en encontrar los cauces idóneos para conseguirla. No parece que haya un análisis, un plan, una idea, sino al contrario. Con la inclusión de Hazard en el once, a la izquierda del ataque, se supone que con Benzema por dentro y Bale en la derecha, en un papel posiblemente similar al que tenía con la BBC, Zizou estará obligado a crear un sistema ofensivo. Y además con él, a replantearse tanto su medio campo como su defensa, porque ese trío de delanteros no tiene vuelta atrás, tiene cero talento defensivo cuando no tiene la pelota y su clásico Casemiro-Kroos-Modric ya no es el dominante de hace tres años.
Todo esto llegará tras el parón de selecciones, ahí el equipo de Zidane parece, comenzará de nuevo de cero, volveremos a la pretemporada, el míster tendrá que acoplar a Hazard con un Bale que no contaba, y reinventar un medio campo que equilibre los problemas defensivos de la nueva delantera, la BBH. Medio campo donde Modric, con 34 años, no parece pueda ser ya pieza básica, y para el que cuenta con más mediopuntas que centrocampistas. Además, tiene que reestructurar una defensa en la que Militao y Mendy empiecen a tener peso y sobre todo y por encima de todo, al menos para mí, tendrá que definir a su equipo, porque el Madrid lleva dos años largos sin saber que herramientas usar para dominar y controlar un partido desde el juego y ante esa indefinición. Hazard no puede ser solo él la respuesta.
El Madrid debe buscar más la definición como equipo que la victoria inmediata, porque la victoria en si da tres puntos, pero hay victorias sobre las que no se crece, que no te dan respuestas ni soluciones a tus preguntas, es el famoso “pan para hoy pero hambre para mañana”. Si la victoria no te identifica, si la victoria no te distingue y no te ayuda a entender porque perdías y porqué ahora ganas, esas victorias te dejan dónde estabas, en la indefinición, y tanto ante el Celta, el Valladolid como ante el Villareal, el Madrid pudo ganar los partidos, pero daba igual, seguiría en el mismo lugar.
Es sorprendente, lesiones aparte, la cantidad de trabajo en todas las fases del juego que parece necesitar aún el equipo de Zizou, más si tenemos en cuenta el hecho de que se le firmó en marzo pasado, o sea hace ya siete meses, y más valorando que en la plantilla no ha habido apenas cambios en los puestos jerárquicos, que la base principal del grupo estaba, salvo Hazard, en la anterior etapa de Zidane. Pero la realidad es que viendo al Madrid jugar en estos partidos, parece un equipo menos hecho, menos trabajado, más improvisado y con menos automatismos que otros. Por ejemplo, el Atleti, que este verano ha cambiado media plantilla y ha metido cinco jugadores nuevos en el once inicial.
el atleti tiene una idea muy clara, 1-0 y cerrojazo atrás, donde defiende los 10 y todavia habría q superar a un portero formidable. A esa idea tan clara a veces conmuta en su versión conservadora, el 0-0. Esto acaba de empezar y lo interesante es como acaba, no matemos ya a nadie, hasta el 93 hay tiempo