Toni Kroos es un alemán de catálogo. Su aspecto responde al arquetipo de los alemanes que imaginamos, tal vez por influencia del cine bélico o de nuestros veranos en Mallorca. Su carácter, hasta el momento, también es indudablemente alemán: bromea poco, es ordenado y se atiene a las reglas. Lo que nos faltaba de Kroos es lo que durante muchos años identificó a los futbolistas alemanes: el disparo desde fuera del área. Hubo una época, los jóvenes no lo creerán, que solo los alemanes se atrevían a chutar a 20 metros de la portería, incluso más allá. Y marcaban no pocos goles, especialmente a los equipos españoles.
Kroos ya había hecho goles con tiros lejanos, pero solían ser más colocados que potentes, impactados casi siempre con el interior del pie. Sin embargo, el gol de Kroos en Balaídos (61’) completó su esencia alemana. Cuando nadie lo esperaba, la pegó con el empeine con una firmeza exclusiva de los teutones. El balón entró por la escuadra como si estuviera imantado y zanjó un partido que todavía andaba muy vivo. Modric había sido expulsado cinco minutos antes y el Celta planeaba la remontada con justificado optimismo.
Podemos discutir si el esfuerzo del Celta mereció o no una muerte tan temprana, pero lo cierto es que cumplida la hora de encuentro ya no hubo razón para morderse las uñas. Con esa falta de tensión local llegó el gol de Lucas Vázquez, un coruñés en Vigo, y luego el del joven Losada, un vikingo galaico (nació en Catoira) contra vikingos mesetarios.
Vista la primera parte, nadie hubiera supuesto que al partido le fuera a sobrar algo. En esa mitad, el choque fue de una intensidad espléndida. De ser un combate de boxeo diríamos que el Madrid ganó ese tramo a los puntos: acumuló más ocasiones y marcó un gol que confirmó esa superioridad cierta pero leve. Y conste que no era fácil imponerse a un Celta jaleado por el público, por Aspas y por Denis Suárez.
Aunque logrado por Benzema, Bale fue el máximo accionista del gol que señaló el camino. Con un par de recortes, dobló a la defensa del Celta y asistió para que lo metiera un compañero o un topo, quien pasara por allí. El galés, de regreso al mundo de los vivos, fue titular y dio argumentos para el indulto. Se confirma que no hay nada tan motivador como el rechazo, en la vida y en el fútbol. La resistencia de Bale a marcharse del club admite muchas interpretaciones negativas, pero también se puede entender como un deseo de triunfar que es más poderoso que el orgullo. Lo fácil, cuando no te quieren, es no querer y largarte. Lo difícil es hacer cambiar de opinión a quien te abre la puerta. No hay mejores poemas que los del amor no correspondido. En español o en galés.
Para la polémica quedará el gol anulado al Celta al final de la primera parte. Denis Suárez dejó en evidencia a Odriozola y le robó el balón, que llegó a Aspas, asistente luego de Brais. Es verdad que el capitán del Celta estaba ligeramente adelantado, pero el propio Aspas reclamó tras el partido que la pelota le había llegado de Odriozola, y no de Suárez. A estas alturas, ya es un detalle sin importancia. Lo relevante es que el Madrid ha vuelto a su ser que no es otra cosa que ser mejor. Con los de antes o con los de siempre, elijan ustedes.
Con tal que Kroos no se nos tome una siesta hasta que ya no tenga remedio la temporada.
Y que no amanezcan los diarios de mañana anunciando lesión de Bale.
Oh, dios, cuánto deseo equivocarme…
[…] once minutos y con ambos equipos reubicándose en el campo, Bale se inventó un jugadón y le regaló a Benzema el 0-1, curiosamente Bale, que partía en el once desde la derecha, salió desde la izquierda en la […]
[…] ilusionista ha desafiado de nuevo cualquier tipo de lógica y el Real Madrid inicia la temporada con 3 puntos de ventaja sobre el Barcelona, que puede estar a punto de heredar la sensación de crisis. El tiempo […]
Buen artículo, me ha gustado; muchas gracias. Ehhh… Lo contrario de buenista no es malista, por más que lo parezca; el equilibrio reside en puntos intermedios.