Ambos equipos tuvieron ocasiones durante el partido para evitar los penaltis. En el minuto 105, por ejemplo, Chris Waddle, centrocampista inglés, encontró el poste de la portería alemana. Unos centímetros podían haber cambiado la historia de aquel Mundial, de cuya final guardo muy mal recuerdo (y de la mayoría del torneo). Supongamos que el remate de Waddle entra en la portería, y pasados unos años, la BBC prepara un documental conmemorativo para emitirlo en 2020, 30 años después. Algo que pudiera haber sido así:
—Qué bien rematas— Le comenta Gary Lineker, el goleador de aquel equipo, a Chris Waddle. Lineker, acostumbrado a presentar programas, va dirigiendo la conversación. Junto a ellos, en torno a una mesa, se sienta también Terry Butcher, defensa central y capitán de la selección. Sus palabras sobre las imágenes del partido son entonces reemplazadas por los comentarios originales de la televisión: “Chris Waddle has just put England ahead! As it stands, England are into the final of the World Cup!! What a goal”.
—Estábamos celebrando la victoria en el vestuario y enseguida algunos periodistas lograron meterse allí, a preguntar y a buscar su titular— recuerda Butcher.
—Gazza se lo dio– ríe Lineker. Y es que Paul Gascoigne había respondido, cándidamente como siempre, a la pregunta de un periodista sobre el famoso gol de Maradona, el de “la Mano de Dios” en el Mundial de México: “Tiene suerte de que yo no juegue la final, porque ese tramposo de mierda se iba a llevar una patada de verdad en su gran culo”.
—Intentaste que aquello no se fuera de las manos— interviene Waddle.
—Es que ya veía los titulares, y de hecho fueron así. Cuando le dije a aquellos periodistas que tratábamos a Maradona como el gran jugador que era aquellos años, les daba igual. Ellos buscaban su titular. Y así estuvimos los cuatro días hasta la final.
—Se me hicieron un poco largos aquellos días. Tenía ganas de que llegara la final, pero a la vez estaba nervioso— comenta Waddle.
—Solo Gazza estaba de broma todo el tiempo— añade Butcher —gastando bromas en la piscina del hotel. Creo que se habría comportado igual aunque hubiera podido jugar.
—El principio del partido fue muy tenso —comienza a relatar Lineker—, el estadio estaba prácticamente lleno a pesar de que Italia no jugaba la final. Durante los himnos se le notaban los nervios a más de un jugador de los nuestros. Un par de ellos me dijeron que no querían darle la mano a Maradona, porque era un tramposo.
—Hubo muchos golpes al empezar el partido. En los saltos a cabecear nos dábamos con los codos, y había alguna patada a los tobillos cuando la jugada había terminado y el árbitro miraba a otro lado— añade Butcher.
—A mí no me dieron casi nada— ríe Waddle— ¡no toqué el balón en media hora!
—Nos costó mucho entrar en el partido, no solo a ti. Quizá eran los nervios, pero perdíamos el balón constantemente y jugábamos el partido que ellos querían. Y así llego esa jugada de Maradona, cuando perdimos el balón en el centro del campo…
Las imágenes del partido cambian al comentarista de la televisión argentina: “Gooooooool, golazo, golazo de Maradona, golazo de la Argentinaaaaa. ¡Recibió el Barrilete el pase largo de Burruchaga y eludió la salida del arquero Shilton para marcar el primer gol de la contienda! Pero no, el árbitro no se dirige a la mitad de la cancha; ¡ha cobrado algo! ¿Qué cobraste, arbitro? ¡El árbitro cobró fuera de juego de Maradona!”.
—En ese momento, y hasta que ves el banderín del fuera de juego, se te cae el alma— comenta Butcher
—Hoy en día, con el VAR, no hubiera pasado nada, pero imagínate que dan el gol válido— añade Waddle.
—Te tienes que rehacer y buscar el empate— dice Butcher— estábamos ante una oportunidad que pasa una vez en la vida.
—En lo que quedaba de primera parte no fuimos capaces de llegar a gol. Jugando de delantero puede ser muy frustrante y cansado mentalmente— interviene Lineker
—Pero conseguimos que ellos tampoco hiciesen nada más. Quizá pensaron que aquella era su oportunidad y la habían perdido.
Lineker sigue relatando el partido: «Iban pasando los minutos y solo conseguíamos tirar de lejos. Ellos estaban defendiendo muy bien. Miras las imágenes y te preguntas por dónde iba a llegar el gol, parecía imposible. Después del gol anulado, y aun con más de una hora por jugar, creo que querían llegar a los penaltis, ya que habían ganando sus dos partidos anteriores así».
—Yo no quería llegar a los penaltis— aseguraba Waddle.
—Ni yo —afirma Lineker— y sin embargo…
Cuando se cumplía el minuto 84, un jugador argentino agarró a Lineker por el hombro mientras se internaba en el área. El árbitro pitó penalti.
—¿Te tiras?— pregunta Waddle.
—No, ¡nunca me tiraría!— se queja Lineker— Me tira él, yo intento seguir.
—Luego mira cómo ellos protestan para retrasar el penalti todo lo posible, dice Butcher. Quieren que el lanzador se ponga nervioso.
Gary Lineker has the chance to put England ahead from the spot…. He sidesteps the keeper and scores! England take the lead with less than 5 minutes to go!
—Buen penalti, engañaste al portero— concluye Waddle.
—Si lo fallo no creo que me hubiesen dejado volver a casa! Antes de tirarlo conseguí no pensar en los titulares de los tabloides. Cuando fue gol, sentí un alivio enorme.
El documental concluye con unas risas de fondo de los tres jugadores sobre las imágenes del equipo inglés pasándose el trofeo de Campeones del Mundo de unos futbolistas a otros.
En cualquier caso, recuerden lo dicho al inicio: cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
Equipazo, waddle, gazza, robson, platt, beardsley, barnes, lineker, lo mejor que ha dado Inglaterra en su historia, al menos desde el 66.