Con el equipo Movistar es muy fácil pasar del amor al odio, demasiado sencillo. El equipo puede ser tan indolente como sublime. Si el viernes, en la primera etapa de montaña, incurrió en la apatía más absoluta, hoy domingo preparó una de esas tácticas que conmueven al aficionado: ciclistas escalonados por delante y ataque por detrás, de lejos, en la distancia donde se escriben las hazañas. Mikel Landa volvió a ser el protagonista. Admito que es un ciclista irregular, desesperante a veces, pero su valentía no se puede poner en duda, tampoco su talento Corredores como él son los que defienden la esencia de este deporte, en contraposición al ciclismo de vatios y computadora.
Landa demarró a 40 kilómetros de meta y fue lanzado por diferentes compañeros, excepción hecha de Nairo Quintana, que ni siquiera se dignó a mirarle, ni siquiera un mínimo relevo o una palabra de ánimo. Si Landa no llegó más lejos es porque atrás no le dieron cuartelillo. Los equipos (y sus respectivos directores) están demasiado preocupados en defender su puesto en la general para entender las ventajas de un ataque ajeno. Es asombroso lo mal que clasifican los directores a sus enemigos.
Habrá quien diga que el esfuerzo no sirvió de nada; al final, Landa se presentó junto a Pinot a la meta y quién sabe si hubiera llegado en mejor condición al último puerto caso de reservar fuerzas. Nunca lo sabremos y no tiene sentido preguntárselo. Es preferible disfrutar del espectáculo y esperar a la siguiente tarde de cohetes, el próximo jueves en los Alpes.
Landa ya es séptimo en la general y sus opciones de entrar en el podio son remotas. Pero luchando contra lo remoto ha recuperado puestos y se ha convertido en actor principal. De manera que nos seguiremos divirtiendo y eso tiene más valor que un podio especulativo.
La etapa fue formidable, aún no lo he dicho. Pinot atacó en la última ascensión y por fin cedió el líder, también Thomas. El resultado es que la carrera está deliciosamente abierta. Los cinco primeros clasificados (Alaphilippe, Thomas, Kruijswijk, Pinot y Bernal) están en condiciones de ganar el Tour si tenemos en cuenta que todavía faltan tres etapas terribles de montaña, del jueves al sábado. Y por allí andará también Landa. En tan entrañables fechas está permitido soñar con la luna.
Antes que preguntarnos que hubiera pasado si Landa se reserva para la última parte de la etapa, mejor es preguntarnos, si Landa no hubiera atacado en esa parte de la etapa, Alaphilippe hubiera resistido hasta el final? Porque cuando se le empiezan a ver las costuras a Julian es cuando todos se ven en la obligación de aumentar el ritmo y atacar porque Landa de les iba.
Lo mismo me pregunté ayer después de la etapa, ¿por qué en un momento en que Alaphilippe demostró debilidad, todavía lejos de la meta (algo así como 25 kms) no lo atacaron? ¿No tuvieron fuerzas suficientes? ¿No tuvieron coraje de desperdiciar una bala? ¿Pensaron que esa bala les podía salir por la culata?
Aunque Nairo acabó como últimamente, su escapada lejana y el tiempo que alcanzó a tener, también condicionó el ritmo de la etapa, quizá si no entra en esa fuga, los otros equipos no hubieran tenido que esforzarse desde tan lejos. Hoy Movistar, cuando vale de a poco parece, hizo la carrera que esperamos que hagan ellos, y todos los equipos que quieren ganar.