Después del tremendo (del latín “tremendus”, “tener miedo”) fin de temporada azulgrana, hacía falta tener mucho estómago blaugrana para ver un amistoso. Al menos el cartel de turno frente al Chelsea era aparentemente más atractivo que los de aquellos lejanos partidos de la pretemporada del Dream Team contra equipos aficionados de Holanda como el Papendhal o el Oodorn. Tras el 0-11 de turno, el aficionado hojeaba el diario del día siguiente para ver con ilusión las fotos de la alineación, de los fichajes y pensar que el equipo aspiraba a todo. Empezar ahora las pretemporadas con derrotas contundentes y merecidas tal vez permita tener los pies en el suelo.
Porque sin saber muy bien cómo, la ilusión del aficionado al fútbol se renueva verano tras verano pero para el culé de a pie se hace más cuesta arriba tras “lo” de Liverpool y su similar y vergonzoso precedente de Roma. Más aún si el encargado de tirar de ese carro de la ilusión sigue siendo Don Honesto. Pocos hubieran apostado aquel fatídico 7 de mayo a que se sentaría hoy en el estadio de Saitama y los pocos que aún confiaban en él afirmaban que el técnico habría aprendido de sus errores. Sin embargo, Valverde se empeña en darles la espalda: sus proféticas palabras de hace unos días sobre Frenkie De Jong («es un proyecto de futuro») fueron toda una declaración de intenciones. Si el mediocentro titular de Holanda y líder de un Ajax semifinalista de Champions 30 años después es un proyecto de futuro, se entiende mucho mejor que se prefiera a jugadores “contrastados” como Paulinho o Arturo Vidal, de quien se llegó a decir que con él en el campo no habría sucedido lo de Roma.
Así pues, Don Honesto cumplió su amenaza: sentó al proyecto-de-futuro en el banquillo, donde pudo observar en primera fila la ya eterna decadencia de Sergio Busquets. Junto a Jordi Alba, el de Badia no descansa ya ni en julio. La excusa recurrente de “no ha tenido apenas descanso y ha llegado fundido a….” es ya aplicable a cualquier mes del año. Su error flagrante en el primer gol de Abraham, mera continuación de la temporada pasada, puede servirle de motivación al chaval holandés quien, si despunta un poco en el B, tal vez le dispute el puesto a Sergio. Incluso puede que sea titular en la primera ronda de Copa frente al Bergantiños. Lástima para De Jong que no podrá foguearse en esas categorías inferiores con gente como Xavi Simmons que, en otra de las noticias paralelas al partido, anunciaba su marcha mientras Busquets y Rakitic seguían acumulando minutos. Las nuevas perlas de la cantera como él o Kubo habrán deducido que, si alguien contrastado como De Jong es sólo un proyecto de futuro para el entrenador, con 16 o 17 años son simplemente intrusos con riesgo de ser expulsados de un entrenamiento al ser confundidos con un niño en busca de un autógrafo.
Sentado De Jong, la única cara nueva a quien seguir con lupa fue la de Griezmann (pronúnciese Gris-man), cuyos primeros minutos fueron acordes a su apodo. Su única jugada reseñable fue un balón dividido con Jorginho que hizo temblar la caja de ahorros del Camp Nou. De su compañero en ataque, Dembelé, poco que destacar excepto que mostró también su cara B, esa que le impide controlar un balón bien. La segunda parte con el esperado carrusel absoluto de cambios, dio lugar a un once completamente nuevo y con jugadores que apuntan en su mayoría a ser suplentes, canteranos que no dispondrán de minutos o con ganas de reivindicarse para salir antes de que comience la temporada real. Acaso el ecosistema perfecto para que De Jong se acostumbre a su nuevo rol. Y buenos minutos para Rafinha, como en la pretemporada pasada, reclamando esa nueva oportunidad que nunca llega. El disparo desde la frontal de Barkley ajustado al palo sirvió para empezar a medir a Neto que, viniendo de Valencia, hizo caso a las palabras que pronunció quien fuera entrenador de aquel equipo: “No te pido que atajes las que vayan dentro, pero por lo menos no te metas las que vayan fuera.”
El gol en el descuento de Rakitic probablemente solo servirá para que el croata continúe teniendo más minutos de los que su físico merece.
Pero no hay que ver todo el vaso medio vacío. Entre las noticias positivas del entrenamiento con público en Japón se pueden y deben reseñar dos: que ni Chutinho ni Neyghtmare jugaron un solo minuto. Y que la nueva camiseta del Barça es perfecta para los tiempos que corren en el club. Una alegoría de la nueva política con los jóvenes: irreconocible.
Menos mal que el autor ve la botella medio llena Su la hubiese visto vacía, menudo cataclismo