En estos tiempos que corren, en los que proliferan tantos filósofos del fútbol, leer la entrevista que concedió Simeone al periódico La Nación, en Argentina, te devuelve de golpe a la realidad. Sinceramente, me creo antes al Cholo definiendo lo del balón redondo que a Xavi Hernández teorizando sobre lo que hay que hacer antes de llegar a la portería contraria.
Se podrá, o no, estar de acuerdo con lo que hace el entrenador del Atleti (yo no mataría por esa forma de juego), pero hay que reconocer que existe mucha hipocresía en decenas de entrenadores que se tiran horas hablando de filosofía, para luego minimizar la importancia del resultado (sobre todo cuando pierden). Parece que los campos de fútbol, en lugar de porterías, tienen contadores de pases y electrónicos de tiempos de posesión. Mil vueltas al léxico antes que reconocer que aquí lo que importa es ganar, ganar y volver a ganar.
Para el Cholo, conceptos como físico, táctica o talento individual al servicio del grupo, son términos innegociables para la exaltación de este deporte. El triunfo es génesis y apocalipsis del fútbol. Principio y fin, y seguramente también la razón de ser de su vida. Simeone debe entrenar hasta lo de sacar cincos al Parchís.
Para él, Llorente antes que Ceballos. Lemar sí, pero sólo si piensa menos que corre. Centrales con más pierna y oficio, que técnica para sacarla jugada. Delanteros que presionan más que el banco si tienes dos meses impagados en la hipoteca… Resumiendo, competitividad primero y estética cuando se pueda, pero siempre en este orden, porque es más meritorio ganar 1-0 que 5-4. Einstein fue más necesario que Shakespeare.
Pero tengamos claro que siguiendo este credo, hace falta tener más valor para decirlo públicamente que para hacerlo y callarse, porque en el teatro mediático donde se mueven los entrenadores del Top Ten sin verbo fácil no hay derecho al halago. Aunque luego hagas la de Klopp en la final de la Champions o saques en el minuto 88 a De Bruyne y Sané, a ver si te arreglan un resultado que te deja sin Copa de Europa —por cagoncete— hay que hacerse el sueco en los medios y afirmar que está antes el arte que el balón dividido. El único que tiene arrestos para llamar pan al pan, y vino al vino, es Simeone. Los demás son capaces de sacar la raíz cuadrada de una boca de riego antes de reconocer que han preponderado el resultado a la filosofía del juego.
Si el fútbol del Cholo fuese pintura, yo jamás elegiría ese color para las paredes de casa, pero reconozco que este hombre va más de frente que la locomotora del AVE. Entiendo perfectamente que la parroquia colchonera le adore y que su figura no admita discusión entre la afición del Atleti. El apodo de El Pupas ya no define a nada ni a nadie del mundo rojiblanco, y en cierta manera Simeone es su Mesías. El Cholo aparte de caminar sobre las aguas del mar de los títulos, resucitar a un club que estaba en plan Lázaro y multiplicar por mucho los panes de la victoria, habla más claro que el agua. Que siga así muchos años.
Pues eso, que siga así muchos años pero eso sí, siempre lejos del Madrid.
Cholo es Dios, se dice y no pasa nada. Forza Atleti ✊????♥️
Mi admiración es, sobre todo, porque no se esconde por lo que hace y además lo dice. Menos Menottis y más honestidad. Esa es buena receta, aunque no te guste como sabe el jarabe.
No hace falta imaginar un Atlético sin D.Diego Pablo Simeone González, ya lo sufrimos anteriormente, ladran luego cabalgamos, dale dale no parar hasta conquistar, lo mejor está por llegar.