Hoy viernes 7 de junio comienza el Mundial y desde A la Contra, cumpliendo con nuestra función de servicio público, les ofrecemos 7 puntos para que puedan entablar unas tertulias igualitarias, sin caer en prejuicios ni estereotipos, sobre el mayor evento del fútbol a nivel de selecciones. Acérquense, que no mordemos.
1. Es fútbol
Parece obvio, pero tenemos que asentar las bases antes de entender todas las ramificaciones. Sí, es fútbol. 11 contra 11, dos porterías y un balón que hay que meter en la meta contraria. Parece sencillo, pero hablamos de fútbol femenino para diferenciarlo del masculino, sin darnos cuenta de que en muchas ocasiones lo nombramos como si fuera otro fútbol. Llamémoslo fútbol y llamémoslo Mundial. Al fin y al cabo, ¿decíamos Mundial masculino en el Mundial de Rusia?
2. Son futbolistas, no chicas
Denominar, sobre todo desde los medios de comunicación, a las jugadoras como chicas desvaloriza su trabajo y su profesionalidad y, además, las infantiliza. Son futbolistas y, en todo caso, mujeres. Nombrarlas por lo que hacen, y no por lo que son, es el primer paso para el trato igualitario en el fútbol: en los medios y en nuestras conversaciones.
Al fin y al cabo, lo que no se nombra no existe. Nombrémoslas.
3. Es su momento. No ocupen su espacio
Es el momento de las futbolistas así que absténgase en sus comentarios de la manida fórmula de «la Messi de Argentina o la Neymar de Brasil». Valorémoslas por su trabajo y no en comparación al fútbol masculino. Es su espacio y es el momento de reivindicar su trayectoria, que, por cierto, es mucho más ardua que la de sus homólogos varones. Que nadie ocupe su escaparate al mundo.
4. Son futbolistas profesionales, no amateurs
Las 24 selecciones del Mundial están integradas por futbolistas profesionales. Dependiendo del desarrollo y el apoyo del deporte femenino en cada una de sus federaciones su nivel será mayor o menor. Pero en ningún caso son aficionadas. Tratémoslas como profesionales, que es lo que son. En sus éxitos y, sobre todo, en sus fracasos. No van de turismo a Francia, van a competir. Y cuando se compite lo importante no es participar.
5. No es cuestión de dinero, pero se necesita dinero
La brecha económica entre el fútbol femenino y el masculino es abismal y está justificada financieramente por el dinero que generan unas y otros. Por ejemplo, en el Mundial de Francia las selecciones se repartirán 30 millones en premios. En el de Rusia fueron 400. La brecha se genera, fundamentalmente, por el dinero de los derechos televisivos y de los patrocinadores. El objetivo es que la brecha se reduzca año a año y eso sólo se conseguirá cuando empresas y federaciones inviertan en las futbolistas: en la formación desde el fútbol base y en sus trayectorias profesionales. No todo en la igualdad gira alrededor del dinero, pero en muchos aspectos se necesita dinero para conseguirla.
6. Un Mundial sin la Balón de Oro
Ada Hegerberg, la actual Balón de Oro, no estará en el Mundial como denuncia de la desigualdad de género en el mundo del fútbol. La noruega exigió a su federación no sólo la igualdad salarial, sino igualdad de recursos en la formación de las jugadoras. Como no se cumplieron sus demandas renunció a ir con su selección. Su decisión ilustra no sólo el largo camino que aún hay que recorrer para llegar a la igualdad real y efectiva, sino la coherencia de una jugadora que ha hecho del igualitarismo su bandera. El feminismo deportivo tiene una nueva líder.
7. Por un Mundial sin estereotipos
Dejamos para el último punto un tema que tenía que estar tan superado que da hasta vergüenza repetirlo una y otra vez: Fuera estereotipos y prejuicios sobre las mujeres que practican deporte. Eso significa no juzgar su aspecto físico, no infantilizar a las futbolistas, no recurrir a aspectos de su vida personal para alabarlas o criticarlas… En realidad es fácil, si lo piensan. Hablen de lo que hacen, no de lo que son.
[…] y he de decir que no he de dejar pasar la oportunidad de mostrar mi más rotundo desacuerdo sobre algunos de esos puntos y que he de hacerlo, por mor de la disciplina, en orden y en concierto en La Mayor […]
Lo siento, no hay por dó nde coger el artículo. Por puntos:
1) Sí, es fútbol. Pero es fútbol femenino. ¿Por qué se hace esta distinción? Para no equivocar al oyente o espectador. Si estamos acostumbrados a ver fútbol masculino, ¿está mal puntualizar?
2) Cuando se hace referencia a «los hombres de Zidane» o a «los chicos de la Sub21» a nadie le choca. ¿Por qué ofende «las chicas»?
3) La «Messi» de Argentina es muy descriptivo, sobre toto para profanos del fútbol femenino. Messi es el mejor de la historia, independientemente de ser hombre o mujer. Es como si a mi hermana pequeña, que juega al basket, le llaman la Michael Jordan de Alcobendas, ¿se debería ofender, acaso?
4) Sin comentarios, no entiendo a qué te refieres…
5) Lo de siempre: el dinero se genera en función del interés, pero ese interés queréis forzarlo; dejad que el fútbol femenino se desarrolle y se inculque de manera natural, por favor, dejad de exigir una inversión «X» de una empresa «Y» a la que no le interesa lo más mínimo ni ve rentabilidad en este deporte. Seguro que llegarán inversores que sabrán hacerlo bien y en su justo momento.
6) Respetable, pero no se puede exigir igualdad salariar entre hombres y mujeres, porque en el fútbol no hay desigualdad por el hecho de ser hombre o mujer, sino por participar en competiciones que tienen una relevancia absolutamente diferente.
7) Que cada uno comente lo que le dé la gana. Si una mujer es guapa, se dice, o no se dice. ¿Qué más da? ¡Igual que con los hombres, por favor!