Pese a los cambios que se están produciendo en el fútbol, el mediocentro sigue siendo el puesto jerárquico por excelencia, quien decide la altura a la que juega un equipo, el base y el quarterback. En los últimos años, y dependiendo de sistemas y tácticas, hemos visto cómo esa posición la ha ocupado un solo jugador o sus funciones se han dividido en dos (el doble pivote). Pero vamos a intentar entender aquí cuál es el trabajo de un mediocentro.
Si hay una palabra que debe definir esa posición sería equilibrio. El mediocentro es el jugador encargado de dar balance al equipo, es decir, de ordenar el desorden que se produce con los movimientos que genera el juego.
Defensivamente, es quien da coberturas a la línea de mediocampo, quien ofrece los relevos a los jugadores que se incorporan al ataque, basculando para que no haya espacios vacíos por dentro ni entre carriles, ni entre líneas. El jugador que en el juego posicional nunca pierde el eje entre centrales en acciones defensivas. Es él quien tiene que evitar que el bloque se parta tanto a lo largo como a lo ancho.
En ataque, dos de las grandes virtudes que el mediocentro deben ser: pensar y pasar.
El mediocentro debe ser un pensador porque es un puesto para jugadores inteligentes, que entienden el juego y sus movimientos tácticos, cuándo acelerar y cuándo dar pausa, cuándo tocar corto o cuando verticalizar las jugadas, cuándo replegar o cuándo cortar la jugada con una falta. En definitiva, futbolistas que entiendan el juego.
También debe ser un pasador porque es el faro del equipo, y en este aspecto valoro mucho la fiabilidad, o sea la calidad del pase, entregarle al receptor la pelota como corresponde, en ventaja, ya sea al pie o al espacio, pero con la tensión y el tempo adecuados. Esa es una cualidad imprescindible tan importante como la creatividad, porque un buen pasador te regala ventajas, descose defensas y potencia las virtudes del receptor y te da dominio del juego. Por eso, en cuanto al pase, siempre valoraré a futbolistas como Kroos, Busquets o Parejo, futbolistas que no fallan pases.
En los últimos años el fútbol nos ha dejado un abanico grande de mediocentros excelsos, desde Pirlo a Pjanic pasando por Busquets, pero si pensamos en un medio centro ideal, y sin viajar mucho en el tiempo, para mí el mejor de los últimos años ha sido Xabi Alonso. El donostiarra fue siempre una eminencia táctica, un superdotado en la lectura del juego, poseedor de un pase largo top y de un primer toque de élite. Pero donde Xabi resultaba más determinante era en su posicionamiento durante los partidos; era un jugador que nunca se descolocaba, que siempre parecía estar en el sitio idóneo en el momento justo. Eso se llama inteligencia táctica.
Además, su paso por el Liverpool 2004-09 le mejoró defensivamente. Allí aprendió a jugar ante equipos muy directos y en partidos de mucho ritmo y mucho choque, tal y como se jugaba en aquella Premier.
Xabi fue un mediocentro tan perfecto que supo acomodarse con Del Bosque a un doble pivote junto a Busquets, con Mourinho supo ir a la guerra y a dominar el contragolpe y la pierna fuerte, con Ancelotti creció en ese futbol de elaboración y toque pseudo italiano y en sus últimos años, y con un físico muy mermado, fue un maestro del estilismo táctico de Pep. Con todos lo que hizo fue ser el centro de operaciones, el líder sobre el campo. Y lo fue porque Xabi era un mediocentro de libro, porque sabía cuál era el oficio y, sobre todo, porque entendía el juego como pocos.
Dime quién es tu mediocentro y te diré como juegas. Si era Xabi Alonso es que jugabas bien al fútbol.
Alonso para mí no ha sido el mediocentro puro por excelencia, con algunos defectos fisicos en cuanto a velocidad y reaccion. Quizás no ha sido un Chuster o un Mauro Silva….sin embargo, al Tolosarra lo podemos catalogar como el centrocampista por excelencia, un claro ejemplo del jugador hecho para un doble pivote. Completo en defensa y en ataque, tan util para cerrar coberturas como ser el finalizador con un disparo al borde del àrea, buen jugador en corto y descomunal en largo. Lo dicho, un ejemplo