Florentino Pérez ha regresado a los orígenes. La contratación de Eden Hazard, uno de los cinco mejores futbolistas del mundo (Messi, Cristiano, Mbappé, Neymar…), es una declaración de intenciones y un bálsamo para una afición sedienta de nuevas ilusiones. Después de una temporada cargada de decepciones, el Real Madrid ha vuelto a acometer una operación como las de antaño. La galaxia que comenzó a formarse a principios de siglo cuenta con un nuevo nombre. Los aficionados merengues volverán a acudir en masa al Santiago Bernabéu con la ilusión de ver cómo un crack mundial da sus primeros toques con la camiseta blanca. La puesta en escena de Hazard estará a la altura de las ilusiones que ha despertado en el madridismo. Será una presentación galáctica.
La primera era galáctica: las cuatro torres de la Castellana
La era de los galácticos en el Real Madrid fue inaugurada en el verano del 2000 con el fichaje de Luis Figo. Florentino Pérez ganó las elecciones a la presidencia del club con el entonces ídolo del Barça como principal baza electoral. Muchos lo tomaron por loco. El primero Figo, quien aseguró que “gane o pierda Florentino las elecciones, no seré jugador del Real Madrid. Solo jugaré en el Barça”. Diez días después, el portugués fue presentado en el palco del Bernabéu con la camiseta blanca. Su cara era un poema. Centenares de periodistas se agolparon para cubrir el fichaje del siglo. Florentino Pérez, acompañado por Alfredo Di Stéfano y visiblemente satisfecho, le dio la bienvenida a su nueva casa. Después fue el turno de Figo, el objetivo de todos los focos, quien primero tomó la palabra para dejar claro que no era ningún traidor y después saltó al césped del Bernabéu para posar ante los medios.
El segundo galáctico en aterrizar en la Castellana fue Zinedine Zidane. Su puesta en escena el 9 de julio del 2001 se retrasó una hora porque la Juventus de Turín tardó más de lo esperado en dar el visto bueno a la operación. A diferencia de Figo, el mediapunta francés no fue presentado en el palco del Bernabéu, sino en la sala multiusos de la Ciudad Deportiva del club. La presencia de periodistas, más de trescientos, fue masiva. Zidane también se distanció de su colega portugués en la forma de comparecer ante los medios. Figo se presentó con un polo blanco básico, mientras que el francés lo hizo con un elegante traje oscuro… muy diferente de los pitillos con dobladillo hasta las pantorrillas que eligió para su segunda presentación como técnico merengue. Cuando Zidane agarró el micrófono para decir sus primeras palabras, confesó que entendía el español, “pero no me atrevo a hablarlo todavía”. Como curiosidad, el francés escogió el dorsal 5 porque el 21 que llevaba en la Juventus ya tenía dueño… Santiago Solari. Nada más terminar la conferencia de prensa, emprendió un vuelo dirección Francia para apoyar la candidatura olímpica de París 2008.
Con Figo y Zidane en la plantilla, la sala de trofeos del Bernabéu añadió a sus vitrinas una novena Liga de Campeones. La galaxia blanca iba cogiendo forma, pero la faraónica obra de Florentino todavía no estaba culminada. Ronaldo Nazario fue el tercero en sumarse a la fiesta. Su presentación el dos de septiembre del 2002 en la sala de prensa del estadio fue breve y hasta austera. El delantero brasileño compareció con un retraso de media hora. Para la ocasión escogió una camiseta negra sencilla con las mangas blancas y el número 62 en el centro. La sensación que transmitía su rostro era de alivio. El último medio año que pasó en el Inter de Milán le produjo un desgaste emocional muy fuerte. Su entrenador en el Inter, Héctor Cúper, llegó a demandar que no jugara el Mundial de Corea y Japón con Brasil… aquel en el que se convirtió en leyenda. Por cierto, para cuando se produjo su presentación como jugador del Madrid, ya había dejado atrás el peculiar peinado con forma triangular que lució durante la Copa del Mundo. Florentino Pérez le agradeció los esfuerzos por venir y el delantero prometió “muchos goles y jugadas bonitas”. Posteriormente, se enfundó la camiseta blanca con el dorsal 11 y saltó al césped del Bernabéu para continuar con la ronda de fotografías.
Con Figo, Zidane y Ronaldo ya instalados en la Castellana, y en un momento en el que muchos se cuestionaban la viabilidad económica de fichar un galáctico por verano, Florentino Pérez añadió la guinda al pastel. Una perla venida desde Manchester que revolucionó para siempre el fútbol español. David Beckham es el cuarto rascacielos que hoy adorna el madrileño barrio de La Paz, allí donde antes se ubicaba la Ciudad Deportiva del club blanco. La llegada del capitán de Inglaterra a la capital española contó con medidas de seguridad propias de un jefe de estado. El sonido de las sirenas fue la banda sonora que escuchó Beckham desde su aterrizaje en el aeropuerto de Torrejón. Cincuenta periodistas siguieron su trayecto en coche por las carreteras de Madrid. En el antiguo pabellón Raimundo Saporta, demolido un año después de la presentación, le esperaban quinientos periodistas. El delantero inglés se presentó a su manera: traje azul claro, camisa blanca desabotonada, pendientes en las dos orejas y pelo recogido y echado para atrás. El número que escogió fue el 23. Beckham, con un auricular en el oído izquierdo para escuchar la traducción, recibió la bienvenida de su nuevo presidente: “Viene del Teatro de los Sueños y llega al equipo de sus sueños”. El británico cerró la presentación con un escueto mensaje en español: “Gracias y Hala Madrid”.
La segunda era galáctica: la presentación del siglo
El primer mandato de Florentino Pérez llegó a su final en 2006. Debido a los malos resultados, el presidente blanco tomó la decisión de dar un paso al costado y dimitir. Para cuando regresó al cargo, sólo tres años después, ya no quedaba rastro alguno de los cuatro galácticos que firmó, uno cada verano, a principios de siglo. Tocaba volver a realizar una revolución. Construir una galaxia diferente. El Barça de Pep Guardiola acababa de ganar el triplete y el madridismo estaba falto de ilusiones. La primera piedra del nuevo proyecto fue nada menos que un Balón de Oro brasileño.
La puesta en escena de Kaká se distanció de la primera era galáctica. El Bernabéu abrió sus puertas a los aficionados el 30 de junio de 2009. Hasta 50.000 personas acudieron a la presentación del paulista. Florentino Pérez no leyó su discurso de bienvenida en la sala de trofeos, sino en un escenario que se organizó en el centro del campo. Delante de los periodistas, pero también de los aficionados. El Bernabéu se engalanó para la ocasión. Las nueve Copas de Europa del club se exhibieron en el exterior junto a cuatro fotos de Di Stefano, Juanito, Raúl, y Zidane. El presidente del Madrid hizo de maestro de ceremonias e introdujo a Kaká, quien no saltó al campo con el número 8 hasta que no escuchó salir su nombre de la boca de Florentino Pérez.
La del mediapunta brasileño fue la segunda presentación con mayor afluencia de gente en la historia del Bernabéu. La primera directamente llenó el estadio. Apenas había sillas vacías el 6 de julio de 2009. Ningún madridista quiso perderse la primera imagen de Cristiano Ronaldo con la camiseta blanca. Su llegada a la capital española fue retransmitida al detalle. Otro Balón de Oro aterrizaba en la Castellana. Precisamente a precio de oro: 96 millones de euros. La organización del evento fue similar a la que se utilizó unos días antes con Kaká. Los periodistas se agolparon sobre el escenario que se formó en el centro del campo. Florentino Pérez, aclamado por los mismos socios que un día le forzaron a dimitir, le dio la bienvenida. Cristiano, con el 9 a la espalda, pisó el césped del Bernabéu como un héroe. Todavía resuena el Hala Madrid que demandó a todos los aficionados después de que contasen hasta tres. Posteriormente, el portugués dio una vuelta alrededor del campo, saludó a sus fieles, firmó autógrafos y hasta besó a niños, como un político en campaña electoral. En menos de un mes se cumplirá una década de la presentación del siglo.
El galáctico inmediatamente posterior a Cristiano Ronaldo fue Gareth Bale. Aunque a la larga se haya demostrado que la contratación realmente decisiva fuese la de Luka Modric, el galés aterrizó en el conjunto merengue como una auténtica estrella del fútbol. La presentación de Bale distó de las de Kaká o Cristiano. El Madrid optó por regresar al modelo tradicional en el que el jugador habla primero ante los medios de comunicación en el interior del estadio y posteriormente salta al césped para saludar a los aficionados. Es lo que hizo un trajeado Bale, quien hasta se animó a leer un pequeño texto en español, una heroicidad viendo cómo se desenvuelve con el idioma seis años después… A su presentación acudieron 30.000 personas.
Quince mil aficionados más fueron a ver a James Rodríguez. Hasta la llegada de Hazard, el futbolista colombiano había sido el último fichaje galáctico del Madrid. De eso hace ya cinco años… y cuatro Ligas de Campeones. El internacional cafetero ostenta la tercera mejor entrada en la historia de las presentaciones del club merengue con 45.000 personas. El Bernabéu se llenó de color blanco, pero también amarillo Colombia. Después de dos temporadas cedido en el Bayern de Múnich, James regresará a la disciplina del Madrid este verano. Su vuelta será un visto y no visto. De hecho, es probable que ni siquiera pise la Ciudad Deportiva de Valdebebas porque Zidane no cuenta con él. Por la ilusión que ha despertado en el madridismo y los esfuerzos que ha realizado el club para ficharlo, es seguro que Eden Hazard no sólo sustituirá a James en la plantilla blanca… sino también en el podio de las presentaciones más multitudinarias.
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