El destino quiso que un 9 de mayo, día oficial de Europa, se confirmase el pleno de equipos ingleses en las finales de Champions y Europa League. Teniendo en cuenta que el fútbol es un fenómeno de masas que despierta pasiones, especialmente cruzado el Canal de la Mancha, seguro que más de un gobernante oportunista utiliza los éxitos de Liverpool, Tottenham, Chelsea y Arsenal para ganar simpatías. Paradójicamente, la época de mayor predominancia inglesa en el Viejo Continente ha coincidido con la fase final del Brexit. En cualquier caso, el dominio de los clubes de Inglaterra esta temporada no se debe al eso… sino a los opulentos derechos televisivos de la Premier League.
El Valencia arrancó el partido a sabiendas de las proezas que se habían producido en las jornadas de martes y miércoles de Champions League. La palabra milagro ha pedido valor esta semana, aunque esta cuesta era menos empinada. Las remontadas de Liverpool y Tottenham se habían producido en condiciones mucho más extremas que a las que tenían que hacer frente los valencianistas. Y estaba Mestalla, que no decepcionó. El guión invitó al optimismo desde el comienzo. Condujo Guedes a la contra, Rodrigo asistió desde la banda derecha y Gameiro mandó la pelota a la red desde el suelo. Daba la sensación de que esta película sí tendría un final feliz. Desgraciadamente, pronto se descubrió que tan sólo era una secuela de la rodada hace una semana en Londres. Los villanos, eso sí, eran los mismos.
Pierre Emerick Aubameyang, que celebra sus goles imitando a Black Panther, superhéroe del universo Marvel, puso las tablas con un remate sacado de la nada. La diferencia entre la línea de ataque y de defensa del Arsenal es sangrante. Aubameyang y Lacazette hacen honor al apodo por el que se conoce popularmente al club londinense (gunners). Marcelino intentó secar a estos dos cañoneros alineando seis defensas en el Emirates. Viendo que el resultado no fue el deseado, para la cita de vuelta regresó a sus orígenes… con las mismas consecuencias. El Valencia ha encajado siete goles en estas semifinales: tres de Lacazette y cuatro de Aubameyang. Tanto el francés como el gabonés podrían ser titulares en equipos españoles de la talla de Barça, Madrid o Atlético. Sin embargo, lo son en un conjunto que ocupa el mismo puesto liguero en Inglaterra que el Valencia en España.
La segunda parte fue la demostración de la diferencia actual que existe entre londinenses y valencianos. Lacazette mató la emoción de la eliminatoria cinco minutos después de que se reanudara. Gameiro volvió a anotar, pero ya era tarde. A Aubameyang le faltaba consumar su obra maestra. Primero con un remate anticipándose a los dos centrales y después, ya en los minutos finales, con un disparo violento desde una posición escorada. Sólo la dupla atacante gunner fue suficiente para eliminar al conjunto che. La afición de Mestalla se rindió en aplausos. Aubameyang y Lacazette merecen jugar la final, pero la de Madrid y no la de Bakú. El Valencia, al igual que el Barça en la Champions, era el único representante español que quedaba vivo en las semifinales europeas. Los dos han sido eliminados por equipos ingleses. A pesar de lo doloroso de la eliminación, a la afición valencianista le queda la final de la Copa del Rey… Un título que a ellos sí les sirve de consuelo.
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