No ha pasado ni medio mes de un periodo casi veraniego para estas latitudes durante Semana Santa y este fin de semana en Yorkshire nos hemos encontrado con un tiempo de lo más incómodo. Lluvia intermitente, viento constante, ese frío que encuentra la forma de meterse dentro del abrigo. Así es el tiempo en Inglaterra, junio a finales abril, febrero a primeros de mayo. Cada año pensamos en acercarnos a ver la carrera, que nunca termina de pasar por mi localidad de residencia, y esta vez el tiempo no invitaba a ver a los ciclistas y pasear por una de las playas locales.
La carrera se suele disputar en etapas en línea, sin grandes ascensiones (hay colinas, pero esto no es Suiza ni la sierra de Madrid) y sin contrarreloj. El ganador se decide entre las bonificaciones y alguna escapada a final de etapa y, empezando por el final pues este texto no es la crónica de la carrera, el vencedor fue el británico Chris Lawless, del equipo INEOS. Obviemos su nombre por el momento (Lawless significa desprecio por la ley, ilegal o simplemente sin ley) y centrémonos en el equipo y el principio de la carrera.
Los ciclistas fueron presentados el día antes del inicio de la carrera en Doncaster con gritos de “Judas” dirigidos a Chris Froome. ¿Qué ha hecho Froome, aparte de dar positivo y luego ser exculpado, para merecer este trato? El problema es correr para INEOS, que acaba de reemplazar a Sky como patrocinador del equipo más poderoso del pelotón internacional, dirigido por Sir Dave Brailsford.
INEOS es una multinacional del sector químico propiedad de uno de los hombres mas ricos del Reino Unido, Sir Jim Ratcliffe (algún día hablaré de las listas de honores que concede la Reina de Inglaterra). No voy a enumerar sus marcas, pues Sir Jim ya es lo suficientemente rico como para ofrecerle publicidad gratuita en España. Baste decir que entre sus actividades esta la fracturación hidráulica, o fracking, un método de extracción de gas y petróleo desde el subsuelo considerado dañino para el medio ambiente por sus detractores. Casualmente, o quizá sea un acto de fuerza de la empresa, es en la localidad de Rotherham donde INEOS está intentado iniciar sus excavaciones. Rotherham es colindante con Doncaster, cuyo ayuntamiento, además de dar inicio al Tour de Yorkshire, ha prohibido el fracking en sus límites territoriales, pero Rotherham, el lugar elegido, está tan al límite de Doncaster que casi necesita VAR.
¿Qué peor (o mejor) sitio para hacer debutar al equipo más caro de la historia del ciclismo?
Ratcliffe e INEOS han emprendido el camino opuesto a la mayoría de las empresas, que huyen cada vez mas del ciclismo preocupados (y me temo que con razón) del daño que hace a su marca el verse implicados en casos de dopaje. Recuerdo los días cuando el ciclismo era más barato y nosotros más ingenuos, cuando España contaba con hasta once equipos profesionales: Reynolds (lo que hoy es Movistar), KAS, Zor, y hasta los chocolates Huesitos y los colchones Dormilón. ¿Se imaginan hoy un ciclista de una marca chocolatera dando positivo por vaya a saber qué compuesto químico? ¿Quién le compraría ese chocolate a una hija o un sobrino? INEOS no solo no se aleja del ciclismo, sino que va a incrementar el ya poderoso presupuesto que manejaba Sky. Las criticas han llegado desde algunos medios, que ven un rival inaccesible, capaz de sufragar un equipo de ciclistas galácticos, con múltiples candidatos a los mejores trofeos. No hay tantas criticas desde el pelotón de ciclistas, que ven en este nuevo patrocinador un interesante pico de inflación salarial (aunque esto pueda estirar la situación de más equipos que acaben por tirar la toalla por no poder pagar los nuevos sueldos). Pero las actitudes de los ciclistas como gremio siempre me han llamado la atención por lo erróneo: como el silencio ante el dopado que te roba gloria y fortuna.
Falta por saber si la actitud del público de Yorkshire va a continuar por todo el país, como la del público francés ante el equipo Sky. Sir Jim ha apostado por comprar cariño con trofeos, táctica tan vieja como la propia política. Por el momento cuenta con una victoria simbólica en su debut, en una vuelta menor, pero con la satisfacción de ver la cara de sus rivales políticos y de Lawless aplaudido por el publico de Leeds. Pongan aquí la imagen de Mr. Burns, un relámpago (el tiempo acompañaba) reflejándose en un tenebroso despacho, los dedos de las manos juntándose y una media sonrisa dejando escapar la satisfacción de un plan llevado a cabo. “Excelente”.
Después de atribuir un positivo por un entrecot, yo de los ciclistas me creo menos que de Mourinho saliendo de cañas con Pellegrini. Habría que hacer vueltas para humanos y a lo mejor así se terminaba el dopaje.
En el teatro se emplea la expresión «suspensión de la incredulidad» para referirse al hecho de que pasas por alto determinadas cosas para poder disfrutar del mundo de ficción que te ofrece la obra.
Con el ciclismo es necesario hacer algo parecido: o bien se abstrae uno completamente de la realidad del dopaje, o bien se asume que van todos con gasolina súper y, que en esas condiciones, el que gana sigue siendo el mejor.
Intenté poner en práctica ambas tácticas, con escaso éxito. Al final, simplemente, dejé de ver ciclismo.