Con el declive del mundo llegó de una forma u otra el de cada uno de nosotros. Era difícil saber quién estaba más loco, yo o los demás”. El que habla es Max Rockatansky en esa inflamable odisea que es Mad Max. Furia en la carretera. La genial cinta de George Miller ambientada en un futuro posapocalíptico, con una atmósfera asfixiante y desértica, es en realidad la cuarta de la saga y la más aclamada por crítica, público y premios (6 Oscars). La genialidad del director australiano radica en atraparnos con una película que es básicamente una persecución de dos horas. Narrada, eso sí, con tanta destreza, adrenalina y decibelios que termina agotando físicamente al espectador. Es imposible ver la Premier League y no acordarse de Mad Max. Hasta ese punto llega la lucha entre City y Liverpool, en la que la victoria final resultará lo de menos para el espectador imparcial. Lo importante es el carrera sin igual, la experiencia vivida. Es fútbol en estado puro o cine de autor, como prefieran.
Y es que a estas alturas, cualquiera de los dos, Pep Guardiola o Jürgen Klopp podrían haber pronunciado la frase de Max Rockatansky porque lo que están haciendo sus equipos es una auténtica salvajada. De locos. Uno de ellos no solo se va a convertir en el subcampeón con más puntos de la historia de la Premier, sino que a falta de dos jornadas en 21 de las 27 ediciones que se llevan disputadas desde que se renovó la Liga inglesa hubieran sido campeones con los puntos que tienen actualmente (City, 92; Liverpool, 91). Ambos contendientes han ido descarrilando a cuantos rivales se cruzaban en su camino en esta lucha desaforada por la Premier. El Tottenham, semifinalista de Champions que eliminó a los citizens, es una mera comparsa en el desértico paisaje del campeonato inglés, a más de 20 puntos de diferencia.
En cualquier caso el Manchester City conoce el camino, ya que el año pasado alcanzó los 100 puntos en la primera Premier conquistada por Guardiola. Klopp, por su parte, está acelerando como nunca. Jamás consiguió esta cifra de puntos el técnico alemán con el Borussia Dortmund, ni siquiera cuando ganó la Bundesliga. Lo ajustado de la carrera se observa también en las jornadas al frente de la clasificación: 17 para los reds; 18 para el actual líder de la Premier. La igualdad también se aprecia en los duelos individuales, tanto que el Liverpool solo ha perdido un partido en el campeonato, precisamente frente a los Citizen, el 3 de enero de este año (2-1). Antes, en la primera vuelta, en Anfield, empataron sorprendentemente a cero. En Inglaterra también conocen las pistolas de agua.
Tom Hardy y Charlize Theron
O lo que es lo mismo Max Rockatansky e Imperator Furiosa son los dos héroes de la cinta y sus interpretaciones elevan la calidad de la misma hasta colocarla en el puesto más alto de la saga. Algo similar ocurre en el duelo Guardiola – Klopp, dos de los mejores entrenadores del momento y archienemigos en su estilo y forma de entender el juego. La suya también es una saga con mucho jugo desde que Jürgen Klopp le ganara el primer título oficial que disputaron ambos en tierras alemanas. Era el estreno de Pep como técnico del Bayern y la Supercopa alemana cayó del lado borusser (4-2). Algo que se repetiría también un año más tarde, en 2014, y en la final de la Copa 2015. Las ligas, sin embargo, eran cosa de Guardiola. Aunque la tendencia se mantiene en las islas. Klopp es ya su bestia negra. De los 16 encuentros disputados entre ambos entrenadores ocho han sido ganados por Klopp, dos han terminado en empate y Pep ha vencido en seis ocasiones.
Tanto el alemán como el catalán han llevado el juego a otra dimensión en Inglaterra y eso ha tenido su reflejo en Europa, hasta convertir a sus conjuntos en favoritos al trono europeo. De repente la Premier ha (re)descubierto el juego de posición, las triangulaciones y los porteros que juegan con el pie. Es la evolución de lo que en otras épocas llamaron Passing Game. Hasta las islas se han trasladado también los debates de la posesión que han chocado frontalmente con la Gengenpressing de Klopp, que no es otra cosa que los fundamentos del técnico alemán y que bien podrían simplificarse en: presionar, robar y correr. Son dos marcas registradas queriendo poner su sello al balón. Es el escenario apocalíptico para los amantes del Kick and Rush.
Y ante ese reto, el Liverpool de Klopp se ha armado de convicción para desafiar al City de los 100 puntos, al equipo perfecto de Guardiola del año pasado, al mismo que consiguieron eliminar de la Champions con un repaso táctico tanto en la ida como en la vuelta (los reds ganaron ambos partidos, 3-0 y 1-2). En aquellas victorias y sobre todo en el constante crecimiento del equipo hasta plantarse en la final de la Champions se cimentó la idea de que se podía pelear un torneo de la regularidad a un equipo de Guardiola. Palabras mayores porque eso supone superar al menos los 80 puntos (cifra que consiguió Pep cuando sus equipos fueron campeones) y ambos ya van por más de 90. Su cuenta de resultados es un constante semáforo en verde. City y Liverpool no pierden en Premier desde enero, no entienden de desaceleración.
Son tremendos estos datos:
❌Solo ha perdido 32 partidos
⚽️Ha disputado 365 entre @LaLiga, @Bundesliga_DE y @premierleague
Está a 3⃣puntos de alcanzar los 9⃣0⃣0⃣ en Ligas#Guardiola no ganará Champions (tiene 2), pero sus equipos arrasan en las Ligas.Vía @marca pic.twitter.com/rqAC696x50
— emmanuel ramiro (@emmanuelrf) April 26, 2019
El giro de guión
Y precisamente en una de esas derrotas, la única de los reds este curso en el torneo doméstico, puede haberles costado el campeonato. Esta vez no hubo resbalón, ni córner mal sacado. El Liverpool llegaba con todo a favor para dar un golpe casi definitivo encima de la mesa. Al partido contra el City en el Etihad llegaban con siete puntos de ventaja. Hasta el empate les resultaba beneficioso a los reds para mantener la renta pero terminaron claudicando ante los tantos de Agüero y Sané. Fue el inicio de una remontada por parte de los Citizen que no se detuvo ni tras una nueva decepción europea. En otro duelo fraticida este año ante el Tottenham de Pochettino, el Manchester City doblaba la rodilla y la Premier quedaba como único bálsamo, más allá de las copas inglesas (ganó la Copa de la Liga y está en la final de la FA CUP).
Para entender el frenético ritmo de los hombres de Guardiola basta con mirar atrás. Desde que ganaron al Liverpool han sumado 42 de los 45 puntos disputados y sus dos últimos encuentros son frente al Leicester (en casa) y Brighton (fuera), por lo que no es descartable que alcanzara los 96 puntos para firmar un envidiable 48/51 en puntos. En ese mismo tramo el Liverpool ha cosechado 37 de 45 puntos posibles, pero la sensación a orillas del Mersey es que la oportunidad se perdió en aquella fría noche de primeros de enero en Manchester. No obstante seguirán exigiendo al máximo al equipo de Guardiola, al acecho, para aprovechar cualquier despiste o exceso de confianza de los Citizen. Aunque el calendario de los reds es un poco más complicado: Newcastle (en casa) y Wolverhampton (fuera).
Por si fuera poco, en Liverpool tienen más frentes abiertos. Inmersos en la Champions y con la eliminatoria frente al Barça más empinada que la grada de The Kop, los reds tendrán que reponerse rápido del varapalo sufrido esta semana en el Camp Nou si quieren seguir aspirando a la Premier. Precisamente esa carrera sin frenos por el campeonato inglés, auténtico objetivo de la temporada para los de Anfield, tal y como ha reconocido Klopp en varias ocasiones este año, les puede terminar perjudicando en la Champions. El técnico alemán no podrá introducir hoy el rosario de cambios que hará su homólogo en Barcelona, por lo que sus jugadores después del derroche físico del pasado miércoles sin premio, llegarán el martes tras otra paliza patrocinada por la gengenpressing de Klopp.
En la Ciudadela de Mad Max, donde los últimos supervivientes habitan a la espera de que las fuentes de agua y petróleo de ese mundo salvaje imaginado por George Miller vuelven a fluir, Furiosa es recibida entre aplausos de admiración y respeto, convertida ya en la heroína del nuevo mundo que se abre ante sus ojos. Max admira, confundido entre la muchedumbre, la escena, mostrando como uno más el respeto y el honor que merece la nueva líder del pueblo. Está por ver quien interpreta el papel de Furiosa y el de Max en esta Premier League, y si esa Ciudadela está dominada por la música de Oasis o por la de los Beatles. Mientras disfrutemos de los últimos loops salvajes de esta montaña rusa que amenaza con dejarnos sedientos. Con ganas de más cuando tres palabras y un fundido a negro nos desvelen un ganador y dos triunfadores. FIN.