Señor juez, ilustrísimas señorías, señoras y señores miembros del jurado popular: soy el magistrado Faith D. Fender y comparezco en nombre de nuestros representados, los señores Josh, Jake y Sam Kiszka y Danny Wagner, que a través de nuestro prestigioso bufete Scott & Joplin Associated, han contratado su defensa ante la denuncia interpuesta contra ellos en esta Corte Suprema para la Pureza del Rock y las Buenas Costumbres.
Iniciaré mi exposición advirtiendo de que el revival en el rock no es exclusivo de estos tiempos de sequía. Es algo que se viene repitiendo desde que el éxito iluminó a alguna de las fórmulas pergeñadas en tiempos anteriores. Incluso se han inventado subgéneros con nombres bastante sofisticados y sugerentes que no son otra cosa que la mera imitación de esta o aquella banda triunfante en décadas pasadas.
Pero en el caso de mis representados, Greta Van Fleet, la controversia creada en torno a ellos ha sido desmedida. Se han escrito críticas sangrantes y un aluvión de valoraciones peyorativas han caído sobre ellos. También he de admitir que, por otro lado, la acogida de gran parte del público más nostálgico ha sido comparable al recibimiento, ramos de palma en mano, del nuevo mesías.
Pero no quisiera demorar más la respuesta a la principal prueba aportada por la fiscalía en este juicio: ¡¡Se parecen demasiado a Led Zeppelin!! Atención al adverbio de cantidad porque puede ser clave en las posteriores deliberaciones del jurado. Reconocemos que se parecen tanto que casi pudiéramos estar hablando de un grupo que imita descaradamente a los ídolos del Sagrado Templo. No hay duda de ello y sería obstinada terquedad tratar de invalidar la prueba aportada.
La fiscalía señala como principal culpable del latrocinio al pequeño vocalista y, según lo escuchado, tampoco podría irse de rositas su mellizo –o gemelo, que estas cosas, en el idioma de Shakespeare nunca nos quedan claras– con esos riffs de guitarra que firmaría el señor Page como propios. Y también, cómo no, al formato de la banda en sí, cuarteto con vocalista solista y para colmo con bajista-teclista. Señores, sé que es casi imposible moverles a la compasión, pero les imploro que atiendan a la exposición de lo que unos considerarán atenuantes y otros incluso eximentes.
Nuestro representado Josh Kiszka reconoce que su timbre de voz es más que parecido al del señor Plant e incluso que sus giros, recursos y ademanes escénicos son más que deudores del idolatrado vocalista británico, bendito sea su nombre. Pero también es cierto que su búsqueda de registros y contextos musicales intenta ir más allá del campo puramente zeppeliano. Para explicar más en detalle tales extremos, la defensa llama a declarar al experto en la materia, don Pete Andirun, catedrático en Antropología Alternativa por la Connecticut Wild University y máster en Musicalidad de las rocas ígneas por la Universidad de Úbeda (Spain). Adelante señor Andirun, ponga la mano sobre la discografía de los Maiden, jure decir la verdad y revélenos sus conclusiones.
—Con todo el respeto, soy científico y no me ata creencia religiosa alguna así que, si no ponen obstáculo, preferiría, jurar por la memoria de Phil Lynott.
—Por supuesto, señor Andirun, este es un estado religioso pero en el que se admite la libertad de credos y descreencias. Proceda.
—Señor juez, con la venia. Tras largos análisis y test llevados a cabo con voluntarios que han sido sometidos a escuchas de la banda en cuestión en nuestros laboratorios, hemos concluido que:
1. Si bien todos los participantes han percibido como principal característica de la banda aquí juzgada su extraordinario parecido a la banda adorada en el Templo, tras varias escuchas de su primer LP –que en realidad es la unión de dos EP’s publicados con aterioridad– casi todos los elementos encuestados reconocían que las canciones que más les gustaban eran precisamente las que más se desmarcaban del estilo de los presuntos imitados.
2. Un porcentaje superior al 70% mostró su deseo de conocer a la banda en cuestión para acceder a más material de la misma y mostraron ansiedad al comunicárseles que deberían esperar algunos meses hasta la publicación de nuevas grabaciones.
3. Una vez publicado el segundo LP –este ya sí de formato ordinario– y sometido a la escucha de los participantes en el experimento, percibimos un leve tono de decepción en sus valoraciones. Se había evitado en gran parte esos matices de imitación pero el disco parecía menos directo y brillante que el anterior.
4. Tras un periodo de repeticiones pudimos observar que a medida que las escuchas se incrementaban, la valoración de la calidad del producto aumentaba, concluyendo así que, como sucede con muchos de los grandes del rock, se necesita un tiempo de degustación y asimilación para estimar el verdadero valor de sus obras. Sabiendo que este extremo choca de lleno con los tiempos musicales actuales en los que el consumo rápido e infiel impide la atención necesaria para este tipo de música, nos permitimos presumir que este dato será más valorado por los puristas que por los casuales.
5. Concluimos, pues, que la verdadera proyección musical de esta banda habrá de ser contrastada eficazmente tras la publicación del siguiente disco, en el cual ya sí deberán asentar un estilo propio y explotar en él todas sus cualidades creativas e interpretativas.
—Muchas gracias, señor Andirun, puede usted sentarse. Señor juez, por último quisiera presentar un alegato para cerrar así el discurso de la defensa.
Una de las primeras acusaciones que recibieron nuestros representados fue la de tratarse de un grupo de diseño, una especie de experimento de la industria. Nada más lejos de la realidad, estos cuatro chavales son procedentes de Frankenmuth (Míchigan) un pequeño pueblo de alrededor de 5.000 habitantes en el que los tres hermanos y un vecino montaron la banda porque no tenían muchas otras opciones de ocio. Surgieron por su cuenta y así continuaron hasta que dieron el salto a los medios.
Por otro lado, somos conscientes de que casi todas las miradas se dirigen al vocalista pero se está pasando muy por alto la altísima cualificación de los otros tres miembros de la banda. Dato muy a tener en cuenta en el caso de los dos más jóvenes, bajista y batería. Les invito a todos ustedes a revisar las actuaciones en directo que están disponibles en youtube para que puedan apreciar la gran calidad musical de estos cuatro jovenzuelos.
Y hablando de la juventud de mis representados, señorías, he de decirles que eso puede ser motivo de chanzas como las que se vierten por ahí acusándoles de ser una banda adolescente con grupies cincuentonas. O, como también se ha dicho, y esto es lo más sangrante, un grupo de animadores para el Imserso. Señores, si bien su estilo les acerca a un público digamos “maduro” su objetivo no tiene por qué ser simplemente captar a los veteranos con su propuesta sino acercar a los gentiles a los valores y esencias del rock más clásico. Y esto debería ser tomado muy en cuenta en esta Corte. Yo les pregunto, ¿por qué en otros estilos sí se han celebrado revisiones parecidas? Y pongo como ejemplos el segundo y exitoso disco de Amy Winehouse o el disco de debut de la exquisita francesa Zaz.
Señor juez, veo que ha pedido usted una botellita de agua. Permítame que le acerque este botijo. Beba, beba. ¿Qué ha sentido? Yo se lo explicaré: Su Ilustrísima acaba de darse cuenta de que los tiempos modernos nos procuran grandes comodidades pero la sensación que ha experimentado ahora mismo es la de un agua no refrigerada artificialmente, sino un agua natural, mucho más saciante y con un pequeño toque a barro fresco que le ha transportado a los tiempos felices de su juventud. Eso es lo mismo que perciben la mayoría de los que escuchan a esta banda. Gente que había perdido la fe en el rock, que salvando la obra del gran Jack White, creían que jamás aparecería nadie al rescate y que ahora, de repente, se han visto a sí mismos cantando y bailando como niñatos en la ducha de su casa.
Sé que entre los miembros del jurado hay una pareja que viajó hasta Barcelona para ver a nuestros representados en directo, que pagaron sus billetes de avión, su estancia hotelera y, que a pocas horas del evento, recibieron la notificación de su cancelación. No puedo pedirles que voten a favor de mis representados, pero sí les ruego que su resentimiento no influya de forma directa al resto de miembros en las deliberaciones. Les pido disculpas en nombre de mis representados y con esto concluyo mi discurso, señor juez.
—De acuerdo señor D. Fender, puede sentarse. Tras escuchar a la fiscalía y a la defensa, anuncio que no vamos a atender al dictamen del jurado. Dejo esta vista en suspenso y me inhibo como juez ya que el único juez verdadero que dictará la sentencia será el Tiempo.
¡¡Se levanta la sesión!!