Mikel Landa es consciente de que su nombre no aparece en las listas de favoritos a ganar el Giro de Italia, aunque tampoco le obsesiona no estar entre los Roglic, Dumoulin, Yates, Miguel Ángel Lopez o Nivali. “Me da igual no estar, no creo que Roglic o Dumoulin me den dos metros”. El ciclista vasco encara su quinto Giro en un estado de forma que invita al optimismo. Después de un final y principio de año en el que se ha visto lastrado por las lesiones, Landa tiene claro que no hay mejor escenario para confirmar sus buenas sensaciones que aquel en el que se dio a conocer allá por 2015.
Este sábado 11 de mayo arranca la 102ª edición del Giro de Italia, una prueba legendaria en la que Landa parte como la cabeza más visible de los catorce españoles que compiten en ella. El corredor alavés aspira a entrar en Verona el próximo 2 de junio tras haber dado guerra en las 21 etapas y 3.500 kilómetros de un recorrido mágico que podremos seguir en España a través de Eurosport. El ciclista vasco fue el invitado de lujo en la presentación que realizó la cadena deportiva de las retransmisiones del Giro de Italia. Allí confesó que “han sido unos meses duros, bastante frustrantes. Son rachas y una mala no es para siempre. Ahora estoy otra vez levantando cabeza. En ciclismo es muy fácil estar arriba o abajo, es muy cambiante”. Una vez amainada la tormenta, las ganas de disfrutar prevalecen por encima de todo. Landa tiene claro que en una prueba de esta magnitud puede pasar cualquier cosa. Para bien y para mal. “En la primera semana habrá un favorito, en la segunda, otro, y en la tercera, espero que haya un escalador que le dé la vuelta a la carrera”.
A pesar de todas las inseguridades que puedan surgir en los días previos al Giro, como el problema que sufrió en una uña del pie, las sensaciones del corredor alavés son ilusionantes. Imposible no recordar ese tercer puesto que logró no hace tanto, en la edición de 2015. “El Giro supuso mi explosión como corredor. Me aportó el cambio de chip que me hacía falta y me hizo el corredor que soy ahora”. La clave para dar la sorpresa pasa por explotar al máximo los errores del principal favorito de este año, el esloveno Primoz Roglic. Eso sí, por encima de los rivales a batir o las ausencias destacadas de ilustres como Chris Froome o Egan Bernal, Landa es sabedor de que “para ganar, que haya salud y después las piernas dirán”.
Aunque apoyo por parte del equipo Movistar no le faltará, el ciclista vasco tuvo palabras de cariño hacia su amigo y compañero Alejandro Valverde. El maillot arcoíris no estará presente en el Giro por culpa de un edema óseo en el sacro. Su baja será sensible para un Landa que “lo echará en falta en todos los lados. Es un ciclista que relaja mucho el ambiente. Nos hace estar a todos mucho más enchufados. Fuera de la carrera hace sus bromas. Es un tío muy cercano. Le echaremos de menos dentro y fuera”. El corredor alavés lucirá en este Giro el dorsal número uno del equipo Movistar, una responsabilidad que “me hace ilusión y no me va a pesar”. A propósito del Movistar, 2019 es el año en el que Landa finaliza su contrato con el equipo de la compañía telefónica. El ciclista vasco es consciente de que su actuación en la legendaria carrera italiana “es una oportunidad importante y espero que salga todo bien”.
El Giro de Italia no es una prueba más en la vida de Mikel Landa. Aquel niño de Murguía que vibró frente al televisor con el triunfo de Stefano Garzelli en 2000 o con el casco con el águila de Michelle Scarponi encara este sábado su quinto Giro. Lo hace en un momento ideal. No muy atrás queda su imponente irrupción de 2015. Con el recuerdo de lo que hizo cuatro años atrás, el corredor alavés regresa a su carrera fetiche no para darse a conocer, sino para confirmar sensaciones y para, (¿por qué no?) soñar en rosa.