Decía Iñako Díaz-Guerra en El Mundo que Griezmann deja un vacío futbolístico enorme, pero un vacío sentimental muy pequeño en la grada. No le falta razón. Sentimentalmente hablando, la grada siempre ha defendido a Griezmann pese a sus extravagancias fuera del campo porque su rendimiento y actitud en el césped pocas veces han dado lugar a la crítica negativa y al reproche. Sí, pese a su sueldo. Sí, pese al documental. Sí, pese a despedirse con un vídeo hecho deprisa y corriendo y hacerlo días después de que el capitán Godín se despidiera con todos los honores del Metropolitano, dejando de verdad ese vacío sentimental al que hacíamos referencia al principio.
En cuanto al vacío futbolístico, se marcha del Atleti la obra maestra de Simeone, desde su llegada en 2014 procedente de la Real Sociedad. El conjunto rojiblanco realizó un movimiento sorpresa cuando Miguel Ángel Gil se desplazó personalmente a San Sebastián para reunirse con Jokin Aperribay en un movimiento sorpresa de la directiva rojiblanca para adelantarse a otros rivales europeos que también pretendían pagar los 30 millones que costaba el fichaje del francés. Recuerdo que en aquella primera temporada a las órdenes del Cholo, Griezmann alternó titularidades y suplencias sin terminar de dar un rendimiento relevante durante los primeros meses. En éstas llegó diciembre y Antoine marcó un hat-trick frente al Athletic en San Mamés (1-4), realizando una actuación de estrella y el principio de un jugador que Simeone convirtió en un futbolista total, capaz de marcar diferencias en tres cuartos de campo, explotar su faceta goleadora y a la vez marcar el tiempo de los partidos y fajarse como el que más en tareas defensivas.
A raíz de la marcha de Griezmann, ahora solo falta por conocer si Diego Costa continuará o no la próxima temporada para saber si la reconstrucción de la delantera del equipo será total o parcial. Simeone ya dijo que cuenta con el hispanobrasileño. Habrá que ver qué quiere el de Lagarto. En el club estarán encantados de escuchar las ofertas que lleguen, concretamente de China, siempre que la cantidad sea gran parte de la inversión que hizo el Atlético de Madrid para su retorno del Chelsea en 2017. Es decir, si llegan 50 millones de euros el club no pondrá impedimentos a una salida del delantero. Morata es el único que vestirá la camiseta rojiblanca con seguridad. Por cierto, esa continuidad depende de una opción de compra de 60 millones… Quién lo iba a decir en diciembre.
A partir de ahí se abren varios enigmas en ataque. ¿Cómo invertirá el Atlético de Madrid los 120 millones de Griezmann? ¿Qué rol tendrá Lemar después de llegar como amigo, compatriota y petición del francés tras #LaDecisión? ¿Buscará el club un perfil similar al de Antoine o Simeone apostará por volver al sistema de dos puntas? En cuanto al sustituto o sustitutos de Griezmann la lista de nombres es amplia y se alargará durante las próximas semanas según se vayan abriendo y cerrando puertas mientras la mayoría se inventa llaves. Un consejo para los aficionados rojiblancos que gustan de hacer quinielas sobre la plantilla de Simeone y piensen que con el dinero de Griezmann y Lucas se puede fichar media plantilla de alto nivel: el Barça también lo pensaba cuando obtuvo 222 millones por Neymar y acabó gastando más de lo que ingresó en los fichajes de Coutinho y Dembelé. No es por lo que cuesten los futbolistas que pretenda el club, sino por lo que puedan pedir sus actuales clubes a raíz de esos ingresos. No le conviene esa estrategia al Atlético. Más bien debería buscar fichajes del perfil de Griezmann en el momento de su fichaje, jugadores con potencial suficiente como para explotar a corto/medio plazo y que Simeone se encargue del resto. El perfil «Villa» también debería estar en esos esquemas, jugadores contrastados, con hambre y que se pongan al servicio del conjunto. La lista irá desde Cavani (la mejor opción calidad-precio) hasta Dybala (el perfil más similar a Griezmann) pasando por Maxi Gómez, Lacazzete o Alexis Sánchez.
En el caso de Lemar, tras llegar, se reconozca o no, como parte de la renovación de Griezmann en 2018, la realidad es que 70 millones es una inversión que no puede pasar desapercibida por el transcurso de una temporada, la primera, anómala en lo deportivo y muy emotiva en lo sentimental por la salida de piezas clave de la mejor época rojiblanca. El chico tiene 23 años, talento y ahora podría ser la otra opción de Simeone como segunda punta, más cerca del área, con libertad de movimientos y con menos exigencias defensivas. Pero si hay algo que está por encima de Griezmann es el propio Atleti, y, de la mano de Simeone, debe decidir si apuesta por seguir entre los grandes intentando competir invirtiendo en estrellas o en equipo. Una vez renovado Oblak, el único jugador de la plantilla que es el número uno en su puesto, hay muchas incógnitas en cuanto a salidas y llegadas se refiere y el acierto en las incorporaciones será clave de cara a pelear por los títulos en 2020. El tiempo lo dirá.
En esto se ha convertido el fútbol moderno, en mercadeo de jugadores y baile de cifras, como si del FIFA 2008 se tratara, con la diferencia que en el fútbol moderno y en particular en el Atleti SAD, los dos del palco son los únicos que deciden el destino de los dineros, que, teniendo en cuenta las noticias publicadas en un famoso medio, son mayoritariamente sus bolsillos.