El CSKA consiguió en el Buesa Arena de Vitoria su octavo título europeo tras ganar por 83-91 al Anadolu Efes. Desde 2006, el equipo ruso ha disputado siete finales y ha sumado cuatro títulos. Enfrente tuvieron a un gran Anadolu Efes, que disputó la primera final de su historia. Nadie ha quedado último una temporada y en la siguiente temporada ha levantado la Euroliga; ellos tampoco lo lograron. Will Clyburn recibió el MVP de la final de las manos del Chapu Nocioni.
It's OVER!@cskabasket is the 2018-19 EuroLeague CHAMPION!#F4GLORY pic.twitter.com/kNUpgTwTsf
— Turkish Airlines EuroLeague (@EuroLeague) May 19, 2019
El CSKA llevó la iniciativa desde que se lanzó el balón al aire . Los rusos consiguieron anotar 29 puntos en el primer cuarto, algo que les dio una importante ventaja (+9). Gran parte de culpa la tuvo Cory Higgins, que estuvo excelso desde el triple (4/5). Los turcos se defendieron con un Shane Larkin que, una vez más, volvió a dar un recital de baloncesto: 14 puntos anotó el norteamericano en los dos primeros cuartos. Esto permitió que, tras ir perdiendo por una máxima de 14, los turcos tan solo se fuesen con dos puntos de desventaja en el primer tiempo (42-44).
Los 14 puntos de ventaja que llegó a tener el CSKA sobre el Anadolu no fueron porque los turcos jugasen mal, al contrario. Hicieron muy buen baloncesto, pero la fortuna y la falta de confianza les pasaron factura.
El tercer cuarto empezó como había terminado la primera parte: dos equipos muy igualados, pero con el CSKA mandando en el marcador. Muy pronto, Nando de Colo realizó su tercera falta personal y se marchó al banquillo. Sin el Chacho, ni el francés sobre el parqué, fueron Will Clyburn y Cory Higgins los que empezaron un festival de triples, que poco a poco alejaban al Efes de la gloria. Pero el talento de Larkin es superior al resto de los mortales. Con un triplazo sobre la bocina devolvió la esperanza a la afición turca.
Una de las razones por las que Anadolu nunca llegó a mandar en el marcador fue por la desaparición de Micic. En la segunda parte falló todos los triples que intentó menos uno. El serbio registró una decepcionante tarjeta: 10 puntos y 2 triples de 9 intentos. Esto penalizó a los turcos, ya que por mucho recital que diese Shane Larkin (29 puntos), todo héroe necesita un escudero.
En los minutos finales hubo tramos en los cuales los tucos llegaron a estar a cuatro puntos del CSKA, pero la frialdad que caracteriza a los jugadores del CSKA sentenció el partido. En una final, lo normal es que los nervios pasen factura, pero con los rusos la película es diferente. Esa calma que mostraron en los momentos más críticos fue lo que les permitió llevarse la Euroliga a Rusia. Y van ocho.