La vena de Diego Costa sigue hinchada. Un poco menos, eso sí. Aunque ahora la sangre que hierve por ella lo hace más por indignación que por rabia. La actuación de Gil Manzano en el Camp Nou y el posterior castigo del Comité de Competición todavía hoy le provocan rechazo mientras el delantero defiende su versión contraria a la del acta arbitral. Pero el calentón del ariete no cesa y viene provocado ahora mismo por la postura del club en este asunto. Costa no se sintió defendido por la directiva de la entidad rojiblanca y ello ha tensado las relaciones en un momento clave con su futuro en el aire. La denuncia de Hacienda por delito fiscal ha sido el palo con el que rematar una temporada que se desvanece con él en la grada pagando un castigo exagerado.
Según ha podido saber A LA CONTRA de fuentes cercanas a Diego Costa, el futbolista está muy molesto con el club. Y así se lo ha hecho saber a los responsables. No le gustaron las palabras del portavoz colchonero, Clemente Villaverde, en el palco del Camp Nou minutos después del suceso en los micrófonos de Movistar Plus. «Más allá de la valoración que se puede hacer, es reprobable la conducta con un perjuicio irreparable para el club», criticó entonces el consejero.
El delantero hispano-brasileño no comparte la censura externa recibida y eso le ha dolido. No se ha callado y se lo dijo en persona a Gil Marín y Cerezo. Asimismo, a Costa le está sorprendiendo el trato especial que recibe desde la Federación a cuenta de los árbitros que, entiende, no le miden igual que a jugadores de otros equipos de la Liga en los que observa una mayor permisividad.
Costa está mosca con el club y tiene sus motivos. Su actual contrato es otro de los conflictos entre jugador y directiva, pero por encima de ello se encuentra su entrega a la camiseta en el campo que no está siendo correspondida desde las oficinas del Metropolitano. El ariete sostiene que apostó fuerte por regresar al Atleti y que, incluso, se ha jugado su integridad física por el bien del equipo. En concreto, tuvo de aguantar jugando un mes con el dedo roto del pie para ayudar a sus compañeros, especialmente a Griezmann, hasta no tener otro remedio que pasar por el quirófano. Una lesión más que sumar a las numerosas que le han lastrado, como recordó Simeone días atrás, condicionando de manera determinante su concurso esta temporada.
Diego Costa lleva tiempo meditando qué hacer a partir de junio. Ahora mismo y tras la renovación de Oblak es el tercer futbolista mejor pagado de la plantilla (mas de 8 millones de euros). Sin embargo, el hispano-brasileño no se siente reconocido salarialmente a la vez que en China (ya hubo posibilidad de salida en enero) y en la Premier League hay clubes dispuestos a mejorar sus actuales condiciones económicas.
En esta situación aparece la figura de Simeone, el principal valedor de Costa desde que este se marchó al Chelsea. No ha habido seguramente un jugador por el que el Cholo se haya mojado tanto para lograr su regreso. Y eso el propio Costa lo sabe. Lo percibe. Ese cariño, protección y confianza por parte del entrenador la tiene muy en cuenta. Simeone emerge como su principal valedor para que continúe y se despeje la incógnita para el próximo proyecto.
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