Estamos en marzo y las prisas no son buenas compañeras de viaje, pero el mejor Valverde no termina de llegar. Al final nos va a tocar pensar que es un ser mortal y que los años le pesan como a todo hijo de vecino. Estuvo decente en los Emiratos Árabes Unidos, correcto en San Remo y lejos de los mejores ahora en Cataluña. Algo normal para un corredor cuya puesta a punto debe estar encaminada a finales de abril y mayo, pero en el murciano todo lo que no sea levantar los brazos cada dos o tres días es una anomalía. Habrá que esperar acontecimientos futuros.
Y es que la exigente subida a Vallter 2000 ha puesto a cada corredor en su sitio. A Adam Yates lo ha consagrado en este arranque de 2019. El británico, a quien todos confundimos como el hermano bueno -Simon- durante un buen rato, certificó su gran momento de forma ganando ante Egan Bernal, segundo, Dan Martin tercero, Nairo Quintana cuarto y Miguel Ángel López quinto.
Bernal, siempre valiente
Mientras a Chris Froome se le ve con algunos kilitos de más, el colombiano ha asumido el liderato del equipo con aplomo y naturalidad; fue el más valiente de todos, siempre dio la cara, respondió a cada ataque y no sacó más redito porque el nuevo Nairo Quintana sigue odiando eso de colaborar para sacar ventaja. Nunca dio un relevo, nunca tiró hacia delante y solamente se preocupó de seguir la rueda de su compatriota. Nadie logró saber si durante la subida tenía más fuerzas, menos o las mismas. Buena nota en piernas y su habitual suspenso en carisma.
Pronto se quedó Valverde ante la incredulidad de casi todos. No sabemos si el golpe del que se quejaba ayer ha tenido algo que ver, pero lo cierto es que cuando Iván Sosa, esa otra perla colombiana comprada a golpe de talonario por Sky, decidió endurecer la subida, el murciano se abrió de piernas. Su crisis fue tal que apenas pudo entrar un par de segundos antes que el meritorio Thomas De Gendt, quien salvó el liderato con tanta cabeza como piernas. Se dejó ir al principio, se reguló en la subida y soñará con dar la campanada porque mantiene medio minutito de renta sobre los cinco primeros del día.
Pasada la etapa reina, la Volta no ofrece tiempo de lamerse las heridas porque mañana presenta otra jornada trepidante con final en La Molina, una subida ligera, de fácil acceso para casi todos, pero que puede permitir jugar a ciclistas de otra manera, con estrategias desde diferentes puntos, con los equipos teniendo un papel primordial y con secundarios de lujo que podrían ejercer de jueces. Habrá que ver hasta qué punto corredores como Alejandro Valverde o Chris Froome pueden sacrificarse en favor de sus ahora líderes.
Groenewegen, en De Panne
En la otra carrera del día, esa clásica belga que va desde Brujas a De Panne, por carreteras que nos vamos a cansar de ver durante el próximo mes, el sprinter holandés Dylan Groenewegen ganó con la misma facilidad con la que yo decido levantarme del sillón para ir a abrir la nevera. Se impuso a Gaviria y Viviani permitiéndose el lujo de dejar de pedalear en los últimos metros. Tiempo hace que no veía una superioridad tan manifiesta en una llegada masiva.
[…] demostrando que está sin las piernas necesarias y con un Adam Yates a quien se le ha podido ir la general por quedarse mirando a Bernal en el ataque decisivo de […]