Salma Paralluelo vive entre un campo de fútbol, una pista de atletismo y un pupitre escolar. Esta joven deportista aragonesa está en boca de todos por sus éxitos simultáneos en dos disciplinas tan diferentes como el fútbol y el atletismo. Paralluelo tiene prisa por hacer historia. En diciembre del año pasado, se proclamó campeona del mundo de fútbol sub17 junto a la selección española femenina. Por si no fuera suficiente, este fin de semana pulverizó el récord sub18 de los 400 metros bajo techo y se colgó la medalla de bronce en la final del campeonato de España de atletismo. Esta brillante actuación le ha valido para hacerse un hueco en el Europeo bajo techo de Glasgow del próximo 1 de marzo. Ese día se convertirá, a sus 15 años y 116 días, en la segunda atleta más joven en debutar en un Europeo. El futuro es de Salma Paralluelo.
Señoras y Señores, con ustedes: SALMA CELESTE PARALLUELO (cumplió en noviembre pasado los 15 años). Segunda mejor marca mundial sub16 en pista cubierta este 2019. SIN PALABRAS pic.twitter.com/jfDkI2wMbT
— atletismoRFEA (@atletismoRFEA) 16 de febrero de 2019
Salma Paralluelo es el último ejemplo de deportista que triunfa en más de un deporte. Muy veloz en las pistas también era Jim Thorpe. Hablamos de un medallista olímpico en pentatlón y decatlón que forma parte del Salón de la Fama de la NFL y que compitió profesionalmente en béisbol y baloncesto. Como jugador de fútbol americano, logró marcas increíbles con el equipo de la escuela indígena de Carlisle. Por no hablar de cuando lesionó al futuro presidente de los Estados Unidos en mitad de un partido. Dwight Eisenhower, cuando no era más que un integrante de la Academia Militar de West Point que practicaba el football, se hirió la rodilla derecha al intentar taclear a Thorpe. Mal plan. En los Juegos Olímpicos de Estocolmo de 1912, el atleta de origen indígena arrasó en pentatlón y batió en decatlón al ídolo de Suecia, Hugo Wieslander.
Wilt Chamberlain es para muchos el jugador más dominante de la historia del baloncesto. Más allá de sus 100 puntos en una sola noche, sus decenas y decenas de récords todavía sin superar o sus dos anillos con Philadelphia 76ers y Los Angeles Lakers, el pívot estadounidense fue un magnífico jugador de voleibol. Tanto que su nombre aparece inscrito en el Salón de la Fama de este deporte al que el mismo Chamberlain reconoció que se incorporó tarde. A pesar de la tardanza, se convirtió en presidente de la Asociación de Voleibol de Estados Unidos y fue elegido en hasta tres ocasiones como el jugador más valioso en los Juegos de las Estrellas de entonces. Menos suerte corrió Michael Jordan en su experiencia fuera de las canchas de basket. El mejor jugador de la historia del baloncesto interrumpió su carrera en los Chicago Bulls para probar suerte en los Chicago White Sox de beisbol. Dicen que el asesinato de su padre en un área de descanso influyó mucho en esa decisión. Su experiencia con el bate en las manos fue muy desafortunada y un par de años después anunció su regreso al deporte del que es leyenda.
Ser bueno en tenis no implica serlo también en modalidades como el tenis de mesa o el ping-pong… aunque Fred Perry se empeñara en demostrar lo contrario. La pasión inicial de Perry era el tenis de mesa y no de pista. Ese fue el primer deporte que practicó a nivel profesional y con el que se proclamó campeón del mundo en 1929. De la pala dio el salto a la raqueta y durante la década de los 30 fue considerado como uno de los mejores tenistas del planeta. El británico fue el primero en ganar los cuatro títulos individuales de Grand Slam. Una vez retirado, fundó una marca de ropa a la que le puso su propio nombre. Hoy Fred Perry es una de las marcas más populares del mundo. Su logotipo es una corona de laurel inspirada en el antiguo símbolo de Wimbledon.
Después de 17 años en el mismo equipo de la NFL y de haber sido elegido como el jugador más valioso de la temporada en 1970, John Brodie tomó un camino aparte en su carrera deportiva. De la locura del fútbol americano pasó a la tranquilidad del golf. Dos deportes completamente antagónicos en los que destacó por igual. Durante la década de los 60, Brodie se confirmó como uno de los mejores pasadores de la NFL. Ya como golfista, se clasificó en dos ocasiones para el US Open. En el 2000, sufrió un golpe que le dificultó el habla.
El hombre más rápido en los cien metros lisos de los Juegos Olímpicos de 1964 es todo un campeón de la Superbowl. Bob Hayes compatibilizó el atletismo con el fútbol americano durante su época de estudiante. En los Juegos de Tokio 64, ganó la final de los cien metros lisos igualando el récord mundial de 10.0. Unos días después, volvió a colgarse la medalla de oro tras vencer en la carrera de relevos 4 x 100 metros, estableciendo una nueva marca con 39.0. Una vez logrado todo en el atletismo, Hayes puso su punto de mira en el otro deporte que practicó de joven. Un año después de su doblete olímpico, fichó por los Dallas Cowboys de la NFL. El estadounidense se consolidó en la posición de wide receiver y permaneció por diez temporadas en la franquicia texana. Su mejor año fue 1971, cuando se proclamó campeón de la Superbowl. Después de su retirada, tuvo problemas con el alcohol y las drogas e incluso llegó a ser encarcelado. Hayes entró en el Salón de la Fama del atletismo en 1976 y en el de la NFL en 2004. Falleció dos años antes, víctima de un cáncer de próstata.
Bo Jackson es el único deportista de la historia en haber sido seleccionado para el All Star de dos deportes diferentes. Jackson siempre destacó en el beisbol y el fútbol americano y nunca supo muy bien por cuál declinarse. Los Tampa Bay Buccaneers de la NFL lo seleccionaron como primera opción en el draft de 1986. Los propietarios de la franquicia le ofrecieron viajar en avión privado a Florida a sabiendas de que la NCAA lo prohibía. Fue una maniobra para que el jugador fuera sancionado sin competir en la última temporada universitaria de beisbol y así no corriera el riesgo de lesionarse. Jackson se enteró de la jugada y, muy enfadado, se decidió por la MLB en lugar de la NFL. Un año después, Los Angeles Raiders le convencieron para que le diera una segunda oportunidad al fútbol americano. Le prometieron poder competir en ambos deportes de forma simultánea. Su estancia en California fue tan exitosa como breve. Así fue. En 1990 sufrió una lesión en la cadera y los médicos le detectaron una osteonecrosis, una enfermedad mediante la cual la sangre no entra correctamente en los huesos. Fue su final en la NFL, que no el beisbol. Jackson se recuperó contra todo pronóstico y continuó saltando de base en base.
El deporte que le apasionaba a Zlatan Ibrahimovic cuando era niño no era el fútbol, sino el taekwondo. El padre del delantero sueco, cuyo nombre significa “chico de oro” en bosnio, le inculcó desde bien pequeño la pasión por los deportes de contacto. El joven Zlatan se inició en el boxeo y es cinturón negro en taekwondo. Finalmente, terminó decantándose por el fútbol, pero ni mucho menos renunció a los conceptos que aprendió durante sus años de práctica dentro del ring o el tatami. Es más, los integró a su estilo de juego. Así se explican muchos de sus acrobáticos remates dentro del área pequeña.
En el campeonato del mundo de 2013 de Suiza, Lolo Jones se colgó la medalla de oro junto al equipo de Estados Unidos en la combinada bobsleigh-skeleton. Esta joven deportista estadounidense logró esa misma medalla en los Mundiales de 2008 y 2010, sólo que en una modalidad completamente diferente: los 60 metros vallas.
Marta Mangué, antes de medallista olímpica o de rascar metal en dos Europeos y un Mundial de balonmano femenino con la selección española, fue campeona de España infantil y cadete en lanzamiento de disco, además de juvenil en lanzamiento de jabalina. A principios de siglo, Mangué tuvo que decidirse. Su apuesta fue el balonmano. Desde aquella decisión, la española de origen ecuatoguineano se ha convertido en uno de los grandes clásicos de nuestro deporte. Nadie ha marcado más goles, ni se ha vestido tantas veces la camiseta de las Guerreras como Marta Mangué.
Al igual que Salma Paralluelo, Ellyse Perry está compaginando con éxito dos deportes a la vez. Perry es internacional por Australia en dos disciplinas radicalmente opuestas: cricket y fútbol americano. La australiana ha representado a su país en los dos últimos mundiales de las respectivas modalidades. A sus 28 años, no tiene pinta de que vaya a decantarse entre el cricket o el fútbol americano.
“Es muy duro compaginar el fútbol y el atletismo pero son deportes que disfruto muchísimo. Hasta que lo tenga muy claro seguiré con los dos, porque los dos me encantan. Entiendo que me pregunten siempre por cuál me decanto, pero yo sigo concentrada”, confesó Paralluelo. El tiempo dirá si se decide por el fútbol, el atletismo, el fútbol y el atletismo o ni el fútbol ni el atletismo. Lo que es seguro es que la joven deportista aragonesa tiene varios espejos en donde mirarse.