Las primeras veces pueden resultar maravillosas, pero también nos puede atacar el miedo a no estar a la altura, la ansiedad o los nervios por no cumplir con unas expectativas que se nos pegan a los tobillos como lastres de acero. La primera Eurocopa femenina de fútbol sala de la historia tendrá a España en la final, ese es el hecho más importante. Pero lo que no vemos, las ilusiones colaterales, son todavía más poderosas. Esta tarde se ha derribado un muro tangible de prejuicios y visibilidad por un grupo de mujeres que nunca se dieron por vencidas y cuyos méritos recordaremos dentro de unos años para etiquetarlas como pioneras de otro glorioso episodio de nuestro deporte y por qué no, de nuestro género.
The @SeFutbol men have dominated #FutsalEURO over the year … @SeFutbolFem doing the same at #WEUROFutsal? pic.twitter.com/qdtMUh7CZ3
— UEFA Futsal (@UEFAFutsal) 15 de febrero de 2019
Silvia, Isa García, Ampi, Peque y Consu fue el quinteto inicial que Clàudia Pons puso sobre el parquet de Gondomar. La idea era tener la cabeza más fría que Rusia, un equipo muy duro y muy constante al que cuesta doblegar de buenas a primeras; no cometer errores infantiles y mantener esa identidad que siempre nos funciona. España comenzó el partido tranquila, con Isa García manejando los hilos desde el cierre y Ampi aportando experiencia y peligro cuando se colaba tras la línea enemiga. Preferimos la defensa individual a la zona, y mantuvimos a Rusia lejos de los dominios de Silvia, aunque España tampoco probaba los nervios de la gran portera rusa, Anastasiia Ivanova. La entrada de Anita Luján cambió la velocidad del partido y la de la Selección. Es un puñal que necesita pocos segundos para dinamitar el planteamiento defensivo de cualquier rival y su presencia en el campo despierta al equipo de golpe. La diferencia entre ambos combinados se fue haciendo más grande a medida que las jugadoras españolas entraban en calor. A nivel individual, no había grises, España presumía de toda una gama de colores, de todos los registros, de los mejores recursos.
España trabajó bien los aclarados y Rusia se dedicaba a observar las decisiones que tomaba la Selección, mientras se defendía con más voluntad de esperar, que de tomar la iniciativa en algún momento de la primera mitad. No se nos pudo acusar de falta de paciencia, pero es cierto que pecamos de cierto grado de precipitación a la hora de terminar la jugada. A España le faltó profundidad y sobre todo, lanzamientos desde fuera del área que mantuviesen a Ivanova despierta. Solo un fallo de la férrea defensa rusa podría abrir una grieta, y Vane Sotelo no lo desaprovechó. Se le quedó en los pies un balón dentro del área tras un pase que por fin rebasaba la línea defensiva rusa, lo pisó y lo deslizó suavemente por debajo de las piernas de Ivanova. Lo celebró con rabia, porque el gol sacudía los cimientos de Rusia y le quitaba la camisa de fuerza a las de Clàudia Pons. Si hablábamos hace unas líneas de Anita Luján, la volvemos a llamar a filas porque gracias a un movimiento fugaz de piernas y a un punterazo con malas intenciones que golpeaba en una jugadora rusa, España subía el 2-0 al marcador.
Are @SeFutbolFem?? heading for the first #WEUROFutsal final? https://t.co/OKLmi6cvQ4 pic.twitter.com/tfVxTwO2Fw
— UEFA Futsal (@UEFAFutsal) 15 de febrero de 2019
Los primeros instantes de la segunda parte sentenciaron a Rusia gracias a un desajuste defensivo que no perdonó Luci para marcar el tercer gol de España. La Selección ya había dado el paso de gigante, se deshizo de las ataduras y de la presión de la cita y comenzó el espectáculo. Con una gran jugada individual de Mayte y un remate de Ame Romero, llegó el cuarto, y la hemorragia que sufría Rusia era ya demasiado agua, imparable cuando Irene Samper marcó el quinto. España demostró un poderío y un dominio de todas las facetas del juego inconmensurable, Rusia fue un juguete roto en nuestras manos, pero es importante apelar a la prudencia porque este encuentro poco se parecerá a lo que la Selección se encontrará en una posible final ante Portugal. Se ha ganado la primera batalla, pero la guerra por la corona europea exigirá a España sacar a relucir una versión mejorada de su perfección.