El empate es la definición perfecta. La prolongación de la intriga. El resumen de una rivalidad que tiene tendencia a la igualada. Siempre hay un golpe que contesta el anterior. No fue el partido perfecto, pero seguramente fue el empate perfecto porque nos garantiza un segundo partido que será tal y como lo imaginamos, a vida o muerte. Marcó primero el Madrid, tan pronto que el puñetazo exigió una digestión lenta, como el cabezazo contra un pared, dime cómo te llamas y dónde te encuentras. El Barça tardó un tiempo en contestarse. Me llamo Barcelona y esto es el Camp Nou. Dime cuántos dedos ves. Uno. Y no debería dejarte salir con vida. Pero al otro lado estaba el Real Madrid, ay el Madrid, no es casualidad que los fantasmas, los que aterrorizan, vistan de blanco.
Lo que consiguió el Real Madrid en la primera parte vale por mucho, porque confirma una resurrección. El equipo que estaba perdido ha vuelto y antes de continuar hay que admitir el mérito del entrenador, al que creímos un recadero del presidente, disculpe usted, señor Solari. Tal vez haya tenido razón. Quizá era valentía lo que llamamos servidumbre. Había que ser atrevido para salir con Vinicius y Marcos Llorente, para normalizar la titularidad de Lucas Vázquez. Su gol completa un círculo. Es el esfuerzo lo que te rescata, no la fama.
También había que tener agallas para prescindir de Messi, para ser precavido delante del fantasma, para dosificar las balas. Malcom no era un alivio, sino una inquietud. Al menos de inicio. El fútbol es un boomergang que siempre aterriza en nuestra boca. Lo que gritas, te lo comes. Siempre ha sido así.
Lo tuvo el Madrid, ahora lo diremos y tendremos razón. Pero el Barcelona recuperó el terreno perdido porque hay también hay fantasmas que se visten de azul y grana, esos colores que anulan el blanco en mayor medido que el negro. El Barça también vuelve siempre, es hora de admitirlo. Marcó Malcom, porque la última venganza se la cobra el balón.
Lo que siguió fue maravilloso por incierto. Pudo ganar cualquiera, pero hubiera sido una ordinariez dejar sentenciado la eliminatoria en la ida. Será en el Bernabéu. Y es hora de celebrarlo. Quien crea que no ganó nadie se equivoca de pleno, porque ganamos nosotros.
Não assisto mas os jogos dos campeonatos espanhol, mas adoro como escreve Juanma.
Desculpa por escrever em português. Abraços Brasileiros.